En defensa del neoliberalismo |
Estados Unidos en guerraAdolfo Rivero
Desgraciadamente, el 11 de septiembre del 2001 esa probabilidad se
convirtió en una trágica realidad. Tres aviones de pasajeros fueron
secuestrados y lanzados contra las torres gemelas del Centro Mundial del
Comercio en Nueva Yok y contra el edificio del Pentágono en Washington,
D.C. Estados Unidos no está en peligro, está en guerra.
Los terroristas, por supuesto, se equivocan. Parten de una error
fundamental: menosprecian la fuerza de la democracia. Interpretan como
debilidad las rencillas partidarias, las discusiones constantes, la
falta de unidad. No comprenden que el sistema funciona así, que es
deliberadamente confrontacional. Es cierto que avanza a empujones, que
las mejores iniciativas se estancan, que se calumnia a los mejores y que
los más ruines consiguen publicidad nacional. La democracia, como
dijeran Winston Churchill, es un desastre. Sólo que, como él mismo añadió,
no se ha inventado nada mejor.
Estar sometido diariamente a una crítica tan minuciosa como acre
obliga a una constante revisión de los argumentos. Y, por consiguiente,
mantiene a los dirigentes políticos en excelente forma. Es una
transferencia a la vida pública de las mismas leyes que, en la economía,
gobiernan la libre competencia. Toda empresa capitalista también tiene
que estarse reevaluando constantemente. La que no lo hace se arriesga a
ser obliterada del mercado. Ahora bien, esta dura competencia produce
una vida económica y política de una vigor y de una creatividad sin
precedentes. Nuestros enemigos no lo comprenden. Y siempre les sorprende
cuando un puño de hierro los aplasta.
Algunos ``liberales'' americanos dirán que la defensa de Israel ha
provocado el resentimiento palestino. Que la política de Estados Unidos
le busca enemigos. Son los que pretenden resolver viejos y profundos
problemas con las recetas de un libro sobre Cómo hacer amigos e influir
sobre las personas. Los que insisten en las virtudes de firmar
elocuentes documentos, tan similares a las virtudes curativas del
romerillo, popular remedio contra el cáncer, la vejez y la caída del
cabello. Están equivocados. Si en algo ha errado la política de Bush
no ha sido en apoyar a Israel contra el terrorismo palestino, sino en no
apoyarlo con la suficiente energía. La equivalencia moral entre ambos
no sólo es profundamente falsa, sino moralmente repugnante. Israel sólo
responde a un terrorismo empeñado en borrarlo de la faz de la tierra.
No hacerlo sería un suicidio nacional.
La humanidad siempre ha vivido en guerra, y mantener la paz es un
ejercicio tan precario como difícil. ``Si quieres la paz'', como decían
los romanos, ``prepárate para la guerra''. La diplomacia es
indispensable, pero la única garantía real de la paz es la fuerza. Es
muy fácil echarle la culpa a Bin Laden. Pero la red de los criminales
internacionales es mucho más amplia. En primer lugar, sin duda, están
los radicales islámicos, pero no son los únicos. Y todos cooperan
entre sí. Hace apenas una semana terroristas irlandeses, cuyo jefe
residía en Cuba, fueron descubiertos entrenando a las guerrillas
colombianas. Tradicionalmente, La Habana ha sido refugio de la ETA y de
los terroristas árabes.
Fidel Castro, por cierto, se apresuró a enviar un mensaje de pésame
al presidente Bush pero la base de espionaje electrónico de Lourdes
sigue funcionando y brindando información logística a los enemigos de
Estados Unidos. No tendría nada de extraño que hubiera jugado algún
siniestro papel en estos acontecimientos.
Aunque no se trata sólo de nuestra actitud ante los enemigos
extranjeros. También es hora de observar con frialdad crítica a esa
quintacolumna que labora incansable para desarmar a la nación.
Desarmarla físicamente, como los que han estado desmantelando su
aparato de inteligencia y sólo se interesan en las fuerzas armadas como
laboratorios de experimentos sociales. Y desarmarla moralmente
cultivando absurdos sentimientos de culpabilidad y echándole la culpa a
Estados Unidos por cuanto problema hay en el mundo. ¿No pretendía CNN,
en su famoso serial sobre la Guerra Fría, mostrar como equivalentes las
matanzas estalinistas con las denuncias anticomunistas del senador
McCarthy? Es hora de reflexionar sobre esta labor de zapa que se
practica en tantos centros de estudio y medios de comunicación masiva,
y que pretende dejarnos inermes ante el enemigo declarado. No lo
conseguirán. Estados Unidos es fuerte. Son días de duelo para la nación.
Pero los que se regocijan, festejan prematuramente. |