En defensa del neoliberalismo
 

Victoria en Ginebra

 

ADOLFO RIVERO CARO


La nueva condena a la dictadura de Fidel Castro por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha sido tan contundente como oportuna. La verdadera Cuba ganó en Ginebra. Esta victoria pertenece, en primer lugar, a nuestra disidencia. A Vladimiro Roca, Marta Beatriz Roque, Félix Bonne Carcacés y René López Manzano. A Oscar Elías Biscet y Maritza Lugo. A los periodistas independientes y a tantos activistas que han hecho llegar al exterior, arrisgando sus vidas, las denuncias sobre las violaciones de los derechos humanos en Cuba. Sin ellos, no hay gestión diplomática posible. En la isla, sin duda, están los héroes de hoy.

Pero esta victoria le pertenece, en igual medida, a la comunidad cubanoamericana exiliada. Porque aquí, en primer lugar, está el presidio histórico. Los hombres y mujeres que dejaron sus vidas en la lucha por libertad - en una época donde nadie escuchaba. Nervio mismo de una comunidad cuya pasión por la libertad no ha menguado en 40 años de una lucha incesante, amarga y llena de frustraciones.

Esa comunidad se ha convertido en un tema de la guerra cultural que desgarra Estados Unidos. Nuestros enemigos afirman que hemos secuestrado la política norteamericana hacia Cuba. Lo mismo dicen de Israel. Pero ¿qué significa eso? Un secuestro es algo que se hace contra la voluntad y los intereses de alguien. Pero ¿acaso la comunidad cubana o Israel han hecho algo contra la voluntad e intereses de Estados Unidos? ¿Cómo se definen esos intereses? ¿Habría que haber sacrificado Israel por el petróleo árabe? ¿Habría que ignorar la existencia de una dictadura totalitaria en Cuba para poder hacer negocios con la isla?

Hay quiénes afirman que las grandes potencias sólo se guían por sus intereses materiales. Henry Kissinger está de acuerdo. Pero en su libro "Diplomacy," sin embargo, el mismo Kissinger nos recuerda que en Estados Unidos también ha habido otra tendencia de política exterior profundamente idealista. En efecto, ¿qué materias primas vitales ha representado Isreal para Estados Unidos? Los que tienen el petróleo, la materia prima vital por excelencia, son los países árabes. Pero defender Israel ha sido defender el derecho a existir de una pequeña nación democrática. Y eso es lo que le ha interesado a Estados Unidos en una zona del mundo caracterizada por las dictaduras. Si los judíos de Estados Unidos han luchado por esa causa, no han hecho mas que cumplir con su deber, y ser fieles a una vieja tradición norteamericana.

Las comunidad cubanoamericana tiene mucho peso a la hora de decidir la política sobre Cuba. Tampoco tiene nada de extraño. Estados Unidos forma parte de la historia de Cuba - mucho más para bien que para mal. Fueron Carlos J.Finlay y Walter Reed los que acabaron con la fiebre amarilla. Teodoro Roosevelt, y sus Rough Riders, se hicieron famosos en Estados Unidos peleando por la libertad de Cuba. Pero, aparte de una relación muy especial entre los dos países, ¿acaso los cubanomericanos han defendido una política contraria a los intereses de Estados Unidos? Nada de eso. Todo lo contrario. Las grandes luchas del último siglo han sido entre la libertad y la tiranía. Contra el imperialismo alemán en la I Guerra Mundial, contra el nazismo y el impeiralismo japonés en la II Guerra Mundial, contra la Unión Soviética y el campos socialista en la Guerra Fría. ¿Y qué valores representa la comunidad cubana en Estados Unidos? ¿Acaso no representa justamente la libertad frente a la dictadura totalitaria de Fidel Castro?

Nosotros no estamos en este país por casualidad. Estamos aquí precisamente porque Estados Unidos ha sido el campeón de la libertad y la democracia en el mundo. Y, justamente por eso, era donde mejor podíamos ayudar en la lucha por la libertad de Cuba. No sólo vinimos a este país con nuestra capacidad de trabajo, también vinimos con nuestros ideales - que son el fundamento mismo de la sociedad americana. Estados Unidos es un gran potencia con intereses globales. Nuestro papel ha sido poner el caso de Cuba en su agenda. No para traicionar los principios de este país sino todo lo contrario. Para luchar, junto con muchos otros norteamericanos, para que no se tracionen ni se olviden.

En esta gran victoria de Ginebra han jugado un papel decisivo Vaclav Havel y su viceministro de Relaciones Exteriores Martin Palaus. Havel enfatizó, orgullosamente, que el interés de Estados Unidos no había jugado ningún papel en la gestión de la República Checa. Su gobierno respaldó la inciativa porque quería mostrar su solidaridad con los valientes disidentes cubanos. Es natural. Martin Palaus, como Havel, fue firmante de Carta 77. Ellos, como los polacos, sienten la causa cubana como suya, porque es suya. Porque afrontaron la cárcel, la persecución y la muerte cuando parecía que un milenio comunista se cernía sobre el mundo.

Hay gente dispuesta a sacrificar la defensa de la libertad a la obtención de ganancias inmediatas. Siempre han existido. A veces tienen más fuerza, a veces menos. Pero ellos, por si solos, no representan Estados Unidos ni pueden hablar a su nombre. La libertad ha sido siempre el principal valor de este país y, por consiguiente, su principal interés. Es precisamente por eso que en ella tenemos una segunda patria. Y, al defender esa causa, la comunidad cubanoamericana representa mejor el espíritu de esta gran nación que cualquier mayoría momentánea que lo haya olvidado.