En defensa del neoliberalismo

El terrorismo ignorado

La cobertura que ha hecho la prensa de la masacre realizada por el mayor Nidal Malik Hasan en Fort Hood, Texas, ha sido un bochorno. La preocupación de la gran prensa liberal americana no ha sido investigar las causas de la matanza de Fort Hood sino ocultar que Nidal Hasan mató a 13 de sus indefensos compañeros gritando ¡Allah Akbar! (¡Alá es Grande!) y que es un terrorista musulmán. Por increíble que parezca nuestro público ha tenido que conocer de sus vínculos con los yihadistas a través de la prensa extranjera. ¿A dónde va nuestro país si el público no puede confiar en la prensa para que lo informe? Y ¿cómo puede esa prensa mantener su público en esas condiciones? ¿A qué viene todo ese supuesto temor a la reacción popular? ¿Desde cuándo son los norteamericanos un pueblo ansioso de represalias? Por favor. ¿Qué represalias sufrieron los musulmanes americanos después del 9/11?

Basta ya de hablar de discriminación. Discriminar es simplemente apreciar dos cosas como distintas. Todos, constantemente, estamos discriminando entre lo bueno y lo malo, lo natural y lo artificial. La cultura es, precisamente, saber discriminar. La discriminación racial contra los negros americanos ha cargado la palabra de un contenido negativo. Tenemos que tener mucho cuidado con esto porque es aprovechado por la izquierda. La izquierda es esencialmente hostil a la sociedad capitalista porque es una sociedad libre y, por consiguiente, no igualitaria. El igualitarismo sólo puede conseguirse por la fuerza. De aquí que la izquierda utilice la discriminación racial (el remanente de un pasado superado) como un instrumento para promover el igualitarismo socialista, es decir, el supuesto igualitarismo de una sociedad como la cubana o la coreana del norte, donde los dirigentes del gobierno son los únicos dueños del país y sus riquezas.

Debemos oponernos a la discriminación racial o religiosa pero nunca a la discriminación en sí misma. Negros, chinos, budistas, católicos y musulmanes tienen que ser despedidos sin contemplaciones si son incapaces de hacer bien su trabajo. Es absolutamente vital que nuestras escuelas discriminen entre los buenos y los malos estudiantes. Si nadie discute que hay que discriminar entre los buenos y los malos deportistas, ¿cómo pretender que no se discrimine en el terreno, muchísimo más importante, de la capacitación educacional? El igualitarismo socialista conspira contra la búsqueda de la excelencia y puede afectar gravemente a nuestros hijos. Es una corriente importante en nuestras escuelas y en necesario que los padres la repudien enérgicamente.

Mucho más trágicas por supuesto, han sido las consecuencias en nuestras fuerzas armadas. Las relaciones entre Nidal Hasan y Anwar al Awlaki, un clérigo radical partidario de Al Qaida y radicado en Yemen, eran bien conocidas. Nidal Hasan le mandó más de 20 correos electrónicos. El Washington Post reportó el martes que Hasan hizo una presentación de PowerPoint a compañeros médicos del ejército en el 2007, donde dijo que ``se está haciendo cada vez más difícil para los musulmanes en el servicio justificar moralmente estar en las fuerzas armadas que parecen estar luchando constantemente contra los musulmanes''. Aunque nacido y criado en Estados Unidos, en su biografía laboral Hasan decía ser ``palestino'' y justificaba, y admiraba, a los terroristas suicidas.

Después del 9/11 ha habido 14,000 actos de violencia musulmana en el mundo. Recordemos Madrid, Londres, Bali, Mumbai, Jerusalén, Amman, entre otros. Es cierto que el 90 por ciento de los musulmanes del mundo no tiene nada que ver con el extremismo pero ese 10 por ciento restante representa unos cien millones de extremistas. Por otra parte, ¿dónde está lo que sería el lógico y enérgico repudio de nuestra población musulmana contra el terrorismo yihadista? No lo hemos visto. Y recordemos que alrededor del 25 por ciento de los jóvenes musulmanes de Estados Unidos justifica los atentados suicidas. Tenemos que ser cuidadosos pero estar alertas. Ignorar esta realidad, ya sea en las fuerzas armadas o en la vida cotidiana, no sólo sería obtuso sino suicida.

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