En defensa del neoliberalismo
 

El período republicano intermedio y la crisis de la democracia (1920-1933)

 

ADOLFO RIVERO CARO

INTRODUCCION

En 1920, el mundo acaba de salir de la I Guerra Mundial, una catástrofe sin precedentes en la historia de la humanidad. El fin de la guerra significó enormes cambios en el mapa del mundo. El imperio alemán, el imperio austro-húngaro y el imperio ruso desaparecieron. Enfrascados en una lucha a muerte, las potencias habían centralizado vastos poderes en sus gobiernos. Esto hizo que después de la I Guerra Mundial cobrara cada vez más fuerza la idea de que los gobiernos debían jugar un papel clave en la solución de los problemas sociales. Exigencia que se hacía más perentoria porque, tras los enormes sacrificios de la guerra, la gente aspiraba a algún tipo de compensación. El triunfo de la Revolución Rusa, por otra parte, le dio un formidable impulso moral y una sólida base de apoyo material a los movimientos revolucionarios anti-capitalistas.

El II Congreso de la Internacional Comunista (la Tercera Internacional) reunido en Moscú en 1920 dedicó buena parte de sus deliberaciones a convertir las teorías de Hilferding-Lenin en guías prácticas para la acción revolucionaria en lo que hoy se llama el Tercer Mundo. Según esas tesis las supuestas relaciones de igualdad entre naciones soberanas ocultan la esclavitud de la gran mayoría de la población mundial a manos de una minoría insignificante: la burguesía y la "aristocracia obrera" de los países capitalistas avanzados. Sin la destrucción del capitalismo a escala mundial, sería imposible abolir esa opresión y esas desigualdades entre las distintas zonas del globo. Ahora bien, de ahora en adelante, la evolución política del mundo y la historia van a girar en torno a la lucha de los países capitalistas avanzados (imperialistas) contra el poder revolucionario soviético el cual, para sobrevivir y vencer, deberá agrupar en torno suyo a todas las vanguardias proletarias y además a todos los movimientos nacionalistas de los territorios coloniales y dependientes, convenciéndolos de que sus intereses coinciden con la preservación y promoción del poder soviético, y con el progreso y eventual triunfo de la revolución mundial.

Estas reflexiones, por supuesto, no eran más que un consuelo teórico ante el fracaso de la tesis de la revolución proletaria mundial porque, pese a todas las esperanzas, la revolución había fracasado en Alemania y ni siquiera las fuerza de las armas había podido imponerla en Polonia. Ante la frustración en el Occidente desarrollado, los PC deberán realizar una política "de estrecha unidad con todos los movimientos de liberación nacional, determinando en cada caso la forma de esa alianza, según el estadio de desarrollo que tenga el movimiento comunista (en cada colonia o país dependiente) el estadio de desarrollo del correspondiente movimiento de liberación nacional. "Será preciso explicar constantemente que sólo el triunfo mundial del poder soviético podrá resultar en una verdadera igualdad de las naciones… Será preciso apoyar todos los movimientos disidentes (dondequiera que aparezcan) tales como el nacionalismo irlandés, las reivindicaciones de los negros norteamericanos, etcétera… Sin el control de esos mercados y campos de explotación, el capitalismo no podrá mantenerse… Los superbeneficios derivados de las colonias (y de los países dependientes) son el soporte principal del capitalismo moderno, mientras no privemos al capitalismo de esa fuente de ingresos, no será fácil para el proletariado de los países capitalistas avanzados destruir el orden capitalista…"

La enorme importancia de estas tesis es que se convirtieron en la Gran Explicación del atraso de América Latina en relación con Estados Unidos. Ese problema, siempre latente, había recibido un intento de respuesta en el famoso libro Ariel de José Enrique Rodó (1900), en el que se contraponía la civilización "materialista" de Norteamérica con la elevada "espiritualidad" de América Latina. La pseudo explicación marxista, sin embargo, resultaba mucho más satisfactoria intelectualmente. Su influencia se ha extendido hasta nuestros días convertida en la "teoría de la dependencia", posición oficial de la CEPAL durante las últimas décadas. Según ésta, el subdesarollo es un consecuencia del sistema económico mundial en que los países industrializados del "Centro Hegemónico" explotan a los países subdesarrollados de la "Periferia" a través de la monopolización de la producción de bienes industriales "sobrevalorados" por compañías transnacionales que obligan a la Periferia a producir productos primarios "subvalorados", drenándolos de recursos. Obviamente, hay que evitar las inversiones extranjeras, el vampiro que nos chupa "las venas abiertas de América Latina". La similitud con las tesis de la Comintern de 1920 es evidente.

La Gran Guerra tuvo varias consecuencias importantes: fortaleció la ancestral tendencia a concentrar poderes en el gobierno; provocó una revolución de las expectativas en las principales naciones de Occidente, fortaleció considerablemente las tendencias anti-capitalistas que, hasta entonces, se habían mantenido prácticamente informes. Entre los intelectuales, se popularizó la idea de que el capitalismo había originado esa guerra terrible. Las guerras, por supuesto, habían existido siempre. Lo nuevo era el desarrollo tecnológico traído por la revolución industrial que, aplicado a la guerra, había llevado a ésta a niveles de destrucción sin precedentes.

En América Latina estas influencias ideológicas no hicieron más que fortalecer el rechazo a nuestro incipiente capitalismo entre los intelectuales así como fortalecer el ancestral sentimiento de dependencia de la Corona típico del imperio español, trasmutado ahora en dependencia del gobierno, al que se ve como agente potencial de ingeniería social.

LOS RUGIENTES VEINTE

No se puede hablar de la historia de Cuba sin una referencia constante a Estados Unidos, En este país, los años 20 son decisivos. Es una época de transformaciones sin precedentes donde irrumpen en la vida cotidiana el automóvil, el cine, la radio y las cadenas de tiendas. Es la época del nacimiento de la sociedad de consumo. También es la época de Picasso, de T. S. Elliot, de Joyce, de Freud, de Wittengstein. De Ernest Hemingway, John Dos Passos. De Jack Dempsey y Babe Ruth. Del nacimiento y popularización del jazz.

En esos años, Estados Unidos conoció una prosperidad frenética y sin precedentes así como también la peor depresión de su historia. Las décadas entre las dos guerras vieron la maduración y momentánea crisis de otra etapa de la revolución capitalista. Sus efectos influyeron decisivamente en el estilo de vida de todo el planeta.

En aquellos años en Estados Unidos se comenzaron a experimentar los problemas de una sociedad de consumo. La producción, mercadeo y acumulación individual de una serie al parecer sin fin de bienes y servicios pasó a convertirse en la principal preocupación de la vida diaria y, prácticamente, en una religión secular. Y aunque las raíces de este proceso se encuentran en la creación de un mercado continental y el ascenso de las grandes empresas en el último tercio del siglo XIX, los años después de la I Guerra Mundial vieron la increíble difusión del automóvil, la masificación de los bienes de consumo gracias a la invención de la línea de montaje (1913), la popularización de los pagos a plazos, el uso masivo de los anuncios y el creciente poder de la radio y el cine. Todas estas transformaciones provocaron un éxodo hacia las ciudades con los naturales problemas que origina una urbanización masiva y sumamente rápida.

Esta época es conocida en Estados Unidos como The Roaring Twenties (Los Rugientes Veinte). La guerra había traído enormes cambios a la sociedad norteamericana.

Toda una generación se había infectado con el espíritu de disfrutar porque mañana se puede morir. Mientras cientos de miles de soldados partían para el frente cientos de miles de mujeres ocupaban sus puestos y salían a trabajar fuera de sus hogares. Había habido una epidemia de rápidos matrimonios y de otras relaciones menos convencionales. Dos millones de soldados americanos se habían visto muy cerca de la muerte y my lejos de los severos códigos morales de los Estados Unidos de la época. Miles de mujeres habían participado en la guerra como enfermeras. Era imposible que esta generación regresara a sus casas para proseguir la misma vida que anteriormente. Los jóvenes se habían sacrificado y ahora querían divertirse. Las mujeres se iban liberando de los gravámenes domésticos con la popularización de las lavadoras y planchas eléctricas, con la proliferación de los alimentos enlatados. Ante la vieja costumbre del ahorro, se impuso la venta a plazos. El corset desapareció tan rápidamente como el pelo largo. Las mujeres empezaron a votar, a fumar y a beber junto con los hombres, pese a la Prohibición. Entre 1910 y 1928, la tasa de divorcio se duplicó. El prestigio de los dirigentes políticos como grupo, y hasta de las instituciones democráticas mismas, como los parlamentos, sufrió enormemente. Se les consideraba responsables de la horrible matanza. Es una época de gran revisión de valores. Las ideas de Freud se convirtieron en una verdadera manía nacional. En 1920 prácticamente no había radios, en 1922 había cientos de miles. Los teléfonos también se popularizaron extraordinariamente.

La impetuosa expansión económica desarrolló un verdadero culto popular al hombre de negocios, al arriesgado empresario. Los Rotarios se fundaron en 1905 y en 1930 tenían ya 150,00 miembros. Por otra parte, las noticias de la Revolución Rusa y el peligro de su posible expansión por el resto de Europa provocó el llamado Red Scare o "Miedo a los Rojos". Estados Unidos seguía siendo en esa época un país profundamente religioso, muy poseído de lo que Max Weber llamó "la ética protestante del trabajo".

Sin embargo, la urbanización y el desarrollo de los medios de comunicación de masas también había hecho crecer verticalmente el número de intelectuales, los mismos de los que Alexis de Tocqueville había escrito:

"Su modo de vida llevó a estos escritores a dar rienda suelta a las teorías abstractas y las generalizaciones relativas a la naturaleza del gobierno y a confiar ciegamente en ellas. Por vivir como vivían, bastante alejados de la práctica política, carecían de la experiencia que hubiese podido moderar su entusiasmo. Por lo tanto, dejaron de percibir por completo los obstáculos bien reales que existían incluso en el camino de las reformas más dignas de elogio, como tampoco calcularon los peligros que encierran hasta las revoluciones más saludables… Como resultado de ello, nuestros hombres de letras se tornaron más osados en sus especulaciones, más adictos a las ideas generales y los sistemas…"

Una excelente, aunque ácida, descripción de la vida típica en Estados Unidos de la época puede encontrarse en dos famosas novelas de Sinclair Lewis: Main Street (Calle Mayor, 1920) y Babbitt (1922). Las novelas fuera una sensación nacional y provocaron una súbita toma de consciencia sobre una realidad y movilizaron las fuerzas dispuestas a cambiarla. Esto tendría su contrapartida cubana en Carlos Loveira y Miguel de Carrión. Entre los intelectuales se fue popularizando un profundo desprecio por la burguesía y sus valores, un rechazo a la homogeneización típica de ese período de la producción industrial, un escepticismo religioso, un odio a cualquier tipo de imposición moral a través de las leyes, un ansia de mayor libertad sexual así como, por supuesto, una total hostilidad a la Ley Seca. Estas ideas iban penetrando lentamente en la población norteamericana y también se irradiaban al resto del mundo.

LA REPUBLICA

En 1895 la población de Cuba se estimada en 1.800,000 habitantes; el censo general realizado por el gobierno norteamericano en 1899 declaró 1.572,000 habitantes, de los cuales medio millón eran analfabetos. Teniendo en cuenta el posible crecimiento normal, la guerra había causado, en algo más de tres años, unas 400,000 víctimas. De ellas había no menos de 100,000 niños, lo que habría de tener profundas consecuencias demográficas. El país estaba en ruinas. Ferrocarriles, puentes y líneas telegráficas habían sido destruidos. De las riquezas de 1895 quedaban un 15% del ganado y 207 de 1,100 centrales y trapiches. Si en 1894 se habían producido 1.086,000 toneladas de azúcar, en 1899 se produjeron 314,000. De medio millón de tercios de tabaco producidos en 1894, no se llegó a 90,000 en 1898. Se estima que el país perdió las dos terceras partes de sus riquezas, y más de la quinta parte de su población. Por otra, parte las condiciones higiénicas eran deplorables y existían mortales enfermedades endémicas como la fiebre amarilla. En 1899, solo en La Habana, hubo 1,300 casos de fiebre amarilla que ocasionaron 322 muertes. En la Universidad de La Habana sólo había 300 estudiantes y muy pocos alumnos asistían a los institutos de segunda enseñanza. En 1899, sólo quedaban 541 escuelas primarias en todo el país cuando en 1895 funcionaban 910.

La Conferencia de Paz entre Estados Unidos y España, en la que se decidía la situación jurídica de Cuba, origen de la guerra hispanoamericana, se efectuó en París sin participación de ningún representante del Gobierno de Cuba en Armas. Lógicamente, esto humilló y decepcionó a los patriotas cubanos. El Tratado de Paz fue firmado el 10 de diciembre de 1898 sin reconocer el derecho del pueblo en armas a conquistar el poder, castigar a los criminales de guerra, confiscar las riquezas ilegítimamente adquiridas o efectuar las reformas que el país necesitaba. Ni siquiera se mencionaba la lucha de los cubanos por su independencia.

El gobierno norteamericano no reconoció al gobierno de Cuba en armas, y el Ejército Libertador nunca se hizo cargo del poder como por derecho propio le correspondía. Es muy probable, que con su poderosa influencia, Estados Unidos hubiera podido conseguir sus objetivos económicos y políticos en Cuba sin necesidad de recurrir ni a la intervención militar ni a la Enmienda Platt. Pero la joven república norteamericana estaba viviendo un momento de incontenible expansión.

La intervención americana produjo resultados mixtos. Se hizo una gran labor en el terreno de la salud pública y la educación: los problemas sociales más sencillos de atacar. La erradicación de la fiebre amarilla fue un logro histórico. En el terreno de la educación se abrieron centenares de escuelas primarias así como escuelas normales, institutos de segunda enseñanza y nueva facultades universitarias. Se aprobó el llamado plan Varona que modernizaba los cursos de estudio y que fue nombrado en honor de Enrique José Varona, el filósofo y patriota que había sido secretario de Educación en el gabinete del general Wood.

Al terminar la guerra de independencia, lo españoles mantuvieron intactas todas sus propiedades en Cuba, inclusive las que habían expropiado a los mambises como represalia durante la guerra. Con la llegada de la paz americana, los capitales españoles se vieron en una posición privilegiada para fortalecerse y expandirse mientras que los cubanos que había combatido por la independencia quedaron en la miseria. Esto aparejó consecuencias sumamente negativas, y constituyó una de las principales fuentes de la famosa corrupción de la república.

Generales, coroneles, oficiales, todos acostumbrados a mandar y de enorme prestigio social, carecían de tierras y capitales. Como los extranjeros controlaban la industria y el comercio, los puestos públicos pasaron a ser casi la única forma de enriquecimiento para los cubanos. Los veteranos aprovecharon su prestigio social para postularse y llegar a los mismos. Una vez allí, aceptaban sobornos de empresas privadas para darles contratos y ventajas, nombraban en cargos a familiares y amigos, concedían contratos a cambio de dinero, hacían pasar carreteras por determinadas zonas para aumentar su valor y aprovecharse de ello, vendían propiedades nacionales a empresas extranjeras a precios inferiores a los que se pudiera haber pedido y daban no a los más capaces sino a los que podían ayudarlos o les habían dado dinero. Es decir, aprovechaban el poder para su beneficio personal y no para servir al pueblo. Esto, a su vez, generalizó una actitud de cinismo entre la población en relación con los políticos. En realidad, esta práctica mantenía una continuidad cultural con el estilo de gobierno de la Corona española en Cuba. Durante toda esta época, los debates no giraban en torno a sistemas ideológicos. Sólo se discutían conductas pasadas e iniciativas concretas sobre temas específicos. En realidad, las ideas liberales eran hegemónicas (…)

La nueva república había progresado extraordinariamente en los primeros 20 años de su existencia, caracterizados por una política de gobierno fundamentalmente liberal. La presencia de grandes inversiones americanas era, por supuesto, un factor fundamental de esa prosperidad. Urbanización había sido la palabra de orden: pavimentación, alcantarillados, introducción del transporte eléctrico (los tranvías), alumbrado moderno, acueductos, continua expansión de la red ferroviaria. En La Habana había 11 periódicos y 7 revistas, entre ellas "Bohemia". Había numerosos periódicos locales en el interior de la isla. El principal periódico liberal de la época era el Heraldo de Cuba. El periódico de los conservadores era La Discusión. En La Habana había 40 cines y 300 en el interior del país. Había 23,000 teléfonos y un cable submarina que nos conectaba con Estados Unidos. Es la época en que Cuba tiene al campeón mundial de ajedrez, José Raúl Capablanca, al campeón mundial de billar Alfredo de Oro y al campeón mundial de espada Ramón Font. Adolfo Luque y Miguel Angel González brillaban en las Grandes Ligas.

Por otra parte, en el segundo período de Menocal había habido más de 200 huelgas que provocaron tanto un aumento de la represión como también la medición gubernamental. En 1920 se había realizado el Segundo Congreso Obrero Nacional que reclamó entre otras cosas la jornada de ocho horas y salario igual para las mujeres. Criticó la injerencia de Crowder y envió un mensaje de solidaridad "al pueblo de la República Soviética". El incipiente movimiento sindical cubano estaba dividido entre reformistas y anarquistas. Los anarquistas predicaban la lucha de clases, la abolición de la propiedad privada, la no-participación en organismos políticos, la acción directa y el rechazo a toda autoridad. Tenían importante puntos en común con los comunistas. El triunfo de la Revolución Rusa en 1917, sin embargo, había fortalecido extraordinariamente a los comunistas. La práctica parecía darles la razón. Hubo un acercamiento y muchos anarquistas se asimilaron al marxismo. En Cuba, Enrique José Varona dijo que el ejemplo de Rusia era una enseñanza y un estímulo, y el General Eusebio Hernández dijo que "era bolchevique".

EL GOBIERNO DE ZAYAS (1921-1925)

Alfredo Zayas tomó posesión en medio de las llamadas "vacas flacas" cuando el precio del azúcar había bajado hasta 1.75 la libra. Quiebras de empresas y masivo desempleo, se unían al disgusto por gobiernos que sólo parecían interesados en el latrocinio Zayas organizó un gobierno integrado por conservadores y populares, rebajó el presupuesto y solicitó un nuevo empréstito. El General Enoch Crowder, enviado del presidente Harding de Estados Unidos, presionó al gobierno para poner coto a la extremada corrupción y Zayas organizó el llamado gabinete de la honradez. Inclusive firmó un decreto moralizando la lotería. Pero, en realidad, Zayas se burlaba de las presiones moralizadoras de Crowder.

Uno de los problemas candentes a la toma de posesión de Zayas era el de la reelección. En efecto, la Primera Intervención se había producido como consecuencia de la voluntad de reelección de Estrada Palma y luego, pese a sus promesas, Mario García Menocal también se había reelecto. Esta forma de violentar la voluntad popular provocaba alzamientos, derramamientos de sangre e inestabilidad. Por esto el presidente Warren Harding envió al General Enoch Crowder a Cuba, con el objetivo de ayudar a redactar un Código Electoral que terminara, de una vez por todas, con estos incidentes. Crowder produjo puntualmente su código aunque no pudo provocar un cambio de mentalidad entre los políticos cubanos.

En Rusia, esta fue la época del inicio de la Nueva Política Económica (NEP) para enfrentar la hambruna que estaba devastando al país. Era una política de concesiones al capitalismo y de cooperación con los empresarios privados. Fue también cuando en el X Congreso del Partido Comunista decretó la prohibición de las fracciones. En 1922 se celebró el Congreso de la Federación Obrera de La Habana, y hubo una importante reunión de la Agrupación Socialista de La Habana en la que la fracción revolucionaria aceptó las 21 condiciones de la Internacional Comunista (la III Internacional).

En 1922 se funda la Agrupación Comunista de la Habana con José Peña Vilaboa y Carlos Baliño. A fines de ese mismo año, se celebró en La Habana la Sexta Reunión de la Federación Latinoamericana de Medicina. A la misma asistió el Dr. José Arce, rector de la Universidad de Córdoba, en Argentina. Arce fue invitado a hablar en el aula Magna e la Universidad. El rector se pronunció contra los peligros del imperialismo americano, lo que hizo instantáneamente popular. El movimiento de Reforma Universitaria, surgido en Córdoba, planteaba algunas reivindicaciones de carácter estudiantil pero, en el fondo, era un reflejo de la voluntad de activismo revolucionario que se estaba popularizando en toda América Latina. Pocos días después, un incidente banal entre un alumno y un profesor provocó una gran protesta estudiantil y la fundación de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). A principios de enero de 1923, la FEU elabora y presenta un pliego de demandas al Rector Carlos de la Torre. El 12 de enero se celebra una asamblea general en la que participa Enrique José Varona. Los estudiantes exigen la expulsión de los profesores que cobran sin dar clases y reclaman la autonomía universitaria. El tono, sin embargo, es inequívocamente revolucionario. El 15, pensando que las autoridades van a cerrar la universidad, se decide la toma del recinto. Por esa época se funda Alma Mater, la publicación de la FEU.

Zayas interviene y se le hacen importantes concesiones a los estudiantes revolucionarios, encabezados por Julio Antonio Mella. Entre ellas está la concesión de la autonomía universitaria y la creación de la Asamblea Universitaria, un cuerpo de profesores y estudiantes para dirigir los asuntos de universitarios, con poder para depurar profesores. Se planteó la celebración de un congreso nacional de estudiantes en ese mismo año.

El Congreso Nacional de Estudiantes se inaguró el 14 de octubre de 1923 en el Aula Magna de la Universidad. Mella había recogida la isla en su organización. Asistieron 53 instituciones con 128 delegados. Hubo ásperos enfrentamentos entre los izquierdistas agrupados en torno a Mella, Alfonso Bernal, Sarah Pascual, Dulce María Escalona y Jorge Vivó y los derechistas agrupados en torno a Emilio Núñez Portuondo, Gerardo Portela y Antonio Iglesias. Mella no pudo dominar el congreso, se rechazaron las alabanzas a los soviéticos aunque se condenaron todos los imperialismos, se protestó contra la Enmienda Platt y se abogó por la autodeterminación de los pueblos, también se aprobó una interesante Declaración de Derechos y Deberes del Estudiante.

Mientras la Universidad jugaba un papel revolucionario, el 18 de marzo de 1923 se produce la llamada protesta de los 13. En el Café Martí de La Habana reunía frecuentemente un grupo de jóvenes para lo que ellos mismo llamaban "tertulias de intelectuales’. Félix Lizaso, uno de ellos nos ha dicho que se proponían "poner en circulación una nueva sensibilidad, superando el conformismo en política, el modernismo en poesía, el naturalismo en la novela y el discursionismo en la prosa". En uno de los numerosos negocios turbios de la época, el gobierno compró por una cifra exageradamente alta el Convento de Santa Clara. La medida tuvo que ser firmada por el secretario de Justicia Erasmo Regüeiferos. En ocasión de un homenaje a la poetisa uruguaya Paulina Lussi en el Club Femenino de La Habana, se invitó a Regüeiferos para que dijera unas palabras. Enterado de ello, el grupo de jóvenes intelectuales, encabezados por Rubén Martínez Villena, participó en el acto y cuando le dieron la palabra al funcionario, Villena lo interrumpió echándole en cara la corrupción del gobierno. Se produjo un escándalo mayúsculo. Villena se reunió inmediatamente con sus doce compañeros y redactó un manifiesto explicando las razones de la protesta. Los integrantes del grupo decidieron orgnizarse en el Grupo Minorista. José Antonio Portuondo ha dicho "el minorismo es la creencia de que una minoría de intelectuales es capaz de expresar el sentimiento de la mayoría de la población". Mejor que ella misma, podríamos añadir nosotros. Utilizaron al revista "Social" como vocero del grupo que incluia a Fernando Ortiz, Alfonso Hernández Catá, Carlos Loveira, José Antonio Ramos, Luis Felipe Rodríguez, Emeterio Santovenia, Ramiro Guerra, Regino Pedroso, Félix Pita Rodríguez, Leopoldo Romañach, Amadeo Roldán, García Caturla y otros..

El minorismo representó el ingreso de la joven intelectualidad cubana en las lides políticas

En 1923, Mussolini toma el poder en Italia con un programa era básicamente antiliberal. En efecto, la idea de que los parlamentos no resultaban adecuados para afrontar los graves problemas de la sociedad moderna iba ganando fuerza. ¿Acaso el gran imperio ruso no estaba gobernado ahora por una dictadura proletaria que practicaba una democracia de nuevo tipo?

En agosto se constituye la Asociación de Veteranos y Patriotas, dirigido por el mayor general CalixtoGarcía Vélez, hijo del famoso Lugarteniente General. Se manifiestan contra la reelección, por la abolición de la lotería, por el voto a la mujer, el pago puntual de las pensiones a los veteranos y el derecho preferente del obrero cubano a los puestos de trabajo.. El centro era un enérgico reclamo en contra de la corrupción. Muchas organizaciones se sumaron al movimiento. En el Consejo Supremo se encontraba Rubén Martínez Villena, Juan Marinello y Julio Antonio Mella. Algunos gremios obreros se sumaron al movimiento pero el más importante de ellos, la Federación Obrera de La Habana no ingresó en el movimiento porque sus estatutos estaban influidos por el anarcosindicalismo. Los Veteranos y Patriotas tenían un claro propósito insurreccional. Pero las armas fueron confiscadas en Estados Unidos. En abril de 1924, el coronel Federico Laredo Brú se alzó en Trinidad. Zayas fue personalmente a Cienfuegos y, según afirman testigos de la época, resolvió el asunto repartiendo dinero. La plana mayor de los dirigentes políticos parecía incapaz de afrontar y resolver los problemas de la nueva república.

Por esta época, en ocasión de una huelga en la cervecería La Polar, los huelguistas anarquistas echaron sustancias tóxicas y vidrio molido en la cerveza. El hecho provocó la repulsa popular y dio un golpe prácticamente mortal al prestigio de los anarcosindicalistas.

En enero de 1924 murió Lenin y comenzó el proceso de consolidación del poder de Stalin. En maniobras para evitar que León Trotski tomara el poder, se crea una alianza en Stalin, Zinoviev y Kamenev. Bujarin, por su parte, se convirtió en el teórico de la NEP y en el principal propugnador del estímulo a los campesinos privados. Es de esta época su famosa consigna de ¡Enriqueceos! En el seno de la Internacional Comunista se propugnaba el establecimiento de un frente unido con la burguesía nacional. La aplicación de esta política en China llevó al ingreso de los comunistas en el Kuomintang, bajo la dirección de de Sun Yat Sen primero y de Chiang-Kai-Chek, después.

En ese mismo año, Julio Antonio Mella entra a militar en las filas de los comunistas.

A fines del gobierno de Zayas, se consiguió que Isla de Pinos formara parte definitivamente de la República de Cuba.

GERARDO MACHADO (1925-1933)

Desde el fin de la guerra de independencia a 1925, la industria azucarera había crecido 17 veces. En 1925, los capitalistas norteamericanos tenían invertidos 750 millones en Cuba, eran dueños del 40% de los ingenios, y controlaba el 60% de la zafra. Pero en 1925, también el capital cubano era dueño de una tercera parte de los ingenios y de alrededor de una quinta parte de la zafra. Después de 1925, cuando la producción mundial de azúcar excedió la demanda y los precios bajaron, la industria azucarera quedó en una situación difícil. Entre 1926 y 1940, la producción cubana de azúcar disminuyó más de 50 por ciento. Sin embargo, la II Guerra Mundial provocó un aumento de los precios y la producción.

Cuando Gerardo Machado y Morales tomó posesión el 20 de mayo de 1925 era auténticamente popular. La gente estaba cansada de la politiquería de Zayas y pensaba que Machado pudiera restaurar el principio de la autoridad y, al mismo tiempo, impulsar el desarrollo económico. Machado, en efecto, menos de dos meses después de su toma de posesión ya firmaba la Ley de Obras Públicas que contemplaba un ambicioso plan que incluía la construcción de una carretera central y sus ramales además de acueductos, alcantarillados y numerosas obras de pavimentación de calles en todo el país. Al frente del programa constructivo estaba un dinámico administrador, Carlos Miguel de Céspedes. La carretera central, de Pinar del Río a Santiago de Cuba fue una obra de importancia decisiva para la nación,. Se comenzó en 1925 y se terminó en 1930. Tenía 1,143 kilómetros de largo y fue un poderoso factor de integración nacional. Al pasar por los pueblos se convirtió en la calle principal, con aceras, desagües y, a veces, hasta con un parque o un nuevo edificio público. Las poblaciones a lo largo de la carretera central atrajeron a la gente del campo que pudo ver por si misma las ventajas de la civilización. También se emprendieron planes para el crecimiento y embellecimiento de la Universidad de La Habana. Su imponente escalinata así como el stadium datan de esta época. Esta fiebre de construcción deslumbró a la gran mayoría del pueblo cubano. Sin embargo, al mismo tiempo, Machado estaba reorganizando discretamente las fuerzas armadas y colocando cuadros incondicionales en todos los puestos claves.

El 16 de agosto de 1925 se funda el Partido Comunista de Cuba, "la vanguardia organizada y consciente de la clase obrera", Hubo 17 delegados. Entre los que estuvieron presentes en la fundación estaban Julio Antonio Mella, Carlos Baliño, Alfonso Bernal del Riesgo, Miguel Valdés, Fabio Grobart, Enrique Flores Magón, del Partido Comunista de México, que era el delegado de la Internacional, y algunos invitados extranjeros.

La batalla ideológica no estaba decidida. Como dijo Alexander Lozovsky, jefe de la sección sindical de la Comintern.

"Sólo en 1927 o 1928 comenzamos a ver en la mayoría de los países una crisis ideológica entre los anarquistas, que llevó a un cierto número de camaradas anarquistas o anarcosindicalistas a comprender que la revolución no puede hacerse con proclamas, que no pueden hacer huelgas cada 24 horas y que, para combatir a la burguesía, no era suficiente tener un semanario y unos cuantos cientos de miembros sino que había que tener una organización lo suficientemente fuerte como para combatir y eventualmente derrocar al estado capitalista".

Julio Antonio Mella fue expulsado de la Universidad en 1925 por actividades subversivas. Mella se declaró en huelga de hambre y, en definitiva, fue puesto en libertad y salió de Cuba a principios de 1926. Eventualmente, llegó a México donde ayudó a fundar el Partido Comunista de México.

Machado fue un dirigente complejo. Un hombre sin duda autoritario y brutal pero también muy decidido a buscar el desarrollo del país. Estaba ansioso por buscar las inversiones extranjeras y, sobre todo, norteamericanas pero de ningún modo podía considerarse como un simple títere de los intereses foráneos. En 1926, por ejemplo, nombró a Orestes Ferrara embajador de Cuba en Estados Unidos con vista a dar una batalla por la revisión del Tratado de Reciprocidad de Cuba con Estados Unidos. Aprovechó que Estados Unidos estaba interesado en un convenio consular, un convenio para la extradición de criminales y otro para impedir el contrabando de licores, narcóticos e inmigrantes ilegales. Machado aprovechó que la Ley de Obras Públicas imponía un recargo del 10% sobre todos los artículos de importación considerados suntuarios y otro del 3% sobre todos los productos de procedencia extranjera, excepto los alimentos. Esto hizo bajar las importaciones. Estableció una Comisión Técnica Arancelaria y en 1927 anunció cambios para proteger y estimular la producción agrícola e industrial. Era la primera vez que Cuba independiente tenía su propia tarifa aduanal, de tipo moderno y elaborada para defender sus propios intereses. La producción de aves, huevos, carnes, mantequilla, queso, cerveza y calzado aumentó notablemente. Así mismo, Cuba concertó varios tratados comerciales (España, Portugal, Japón, Chile) de manera completamente independiente. En 1927 se inaguró el hermoso monumento a las víctimas del "Maine".

Siguiendo viejas tendencias, Machado quiso reelegirse. En 1926 se adoptó la fórmula del llamado "cooperativismo", una versión tropical del fascismo europeo. Se sostenía que la causa de los males del país estaba en su democracia parlamentaria. Machado debía gobernar con todos los partidos existentes, el Liberal, el Conservador y el Popular. En 1927, el Senado y la Cámara adoptaron una Ley de Reforma Constitucional que prohibía la reelección de Machado después de que hubiese estado 10 años en el poder

Machado prohibió que el Tribunal Supremo eligiera libremente a los jueces y magistrados, destruyendo así la independencia del Poder Judicial. Hubo violentas protestas estudiantiles. En la Universidad un grupo de estudiantes se organizó en el llamado Directorio Estudiantil pero severos consejos de disciplina expulsaron a los dirigentes de las protestas. El coronel Carlos Mendieta salió de su retiro para fundar un partido de oposición llamado Unión Nacionalista que sumó a los disidentes de los partidos que se habían integrado al "cooperativismo’.

En 1927, Chiang-Kai-Chek lograba poner al país bajo el control del Kuomintang pero, al mismo tiempo, desató una súbita y brutal masacre contra los comunistas, sus antiguos aliados. El gobierno soviético rompió relaciones con él. Trotsky, que había sido expulsado del PC en 1927 y estaba exiliado en Alma Ata, fustigó duramente a Stalin por su actitud de alianza con la burguesía (en la NEP) y lo catalogó como oportunista. Esto hizo que Stalin diera un brusco viraje, y que en el VI Congreso de la Comintern, en 1928, los socialdemócratas fueran proclamados como "el enemigo fundamental" de la clase obrera. (socialfascistas). Esta posición se mantuvo hasta la reunión de la Comintern de 1935 y fue la que llevó a los comunistas cubanos, entre otras cosas, a criticar implacablemente a Antonio Guiteras cuando la revolución de 1933. De estos avatares dependía la posición política de los comunistas cubanos.

Machado estuvo en el apogeo de su popularidad durante la VI Conferencia Internacional de Estados Americanos en enero y febrero de 1928. Machado discutió la abrogación de la Enmienda Platt con Coolidge. No acaba de salir de La Habana cuando aparecieron dentro de un tiburón los restos de un agitador izquierdista español llamado Claudio Bouzón. Junto a él, otros tres jóvenes acusados de comunistas habían sido amarrados y arrojados a los tiburones. Irritado por el macabro hallazgo, Machado prohibió la pesca de tiburones.

La espúrea Asamb1ea Constituyente se reunió el 5 de marzo de 1928. Se ordenó la celebración de elecciones para el 1 de noviembre de 1928, de modo que Machado pudiera ser reelecto por seis años. Los tres partidos del cooperativismo lo postularon y salió sin oposición, El dictador firmó una ley que prohibía la "reorganización de los partidos".

En 1929 se produce el asesinato de Julio Antonio Mella, en México. Mella era una figura conocida internacionalmente y su asesinato perjudicó considerablemente a Machado.

En 1929, en Estados Unidos se produjo el famoso hundimiento de la Bolsa de Valores y el inicio de la Gran Depresión. Es en esta época, sin embargo, cuando Stalin, consolidado como jefe indiscutido del partido, lanza el Primer Plan Quinquenal. La planificación centralizada soviética parecía la alternativa racional a los altibajos del capitalismo. Ahora bien, como parte de ese famoso plan quinquenal, justamente entre 1929 y 1932, Stalin, asestaba un doble golpe contra el campesinado de la URSS: la ofensiva contra los kulaks y la colectivización. Pero la ofensiva contra los kulaks significó el asesinato o la deportación al Artico con sus familias, de millones de campesinos. Aunque, en principio, eran los más acomodados, en la práctica, eran los más influyentes y los más opuestos a los planes del Partido. Por su parte, la colectivización significó la efectiva abolición de la propiedad privada de la tierra y la concentración del campesinado restante en granjas "colectivas" bajo el control del partido. Esas dos medidas causaron millones de muertes, entre los deportados en particular pero también entre los no deportados en ciertas áreas como Kazajastán.

Luego en 1932-33 vino lo que pudiera ser descrito como una campaña de terror-hambruna contra los campesinos colectivizados de Ucrania. Se llevó a cabo exigiéndoles cuotas de entregas de granos muy por arriba de lo posible, confiscándoles luego hasta la última onza de alimento e impidiendo que les llegara ninguna ayuda del exterior, ni siquiera de otras áreas de la URSS. Esta hambruna, deliberadamente inducida, produjo todavía más muertes que la llamada ofensiva contra los kulaks de 1929-32 y estuvo acompañada por una campaña de obliteración de la cultura nacional ucraniana.

Este período coincide, en Cuba, con los años más duro de la lucha contra Machado. Es paradójico que cuando en Cuba, y en todo Occidente, se desarrollaban las simpatías por la Unión Soviética y sus "racionales" métodos de desarrollo económico, en el campo soviético se desarrollaba una guerra contra los campesinos cuyo número de víctimas fue superior al de las víctimas de todos los países en la I Guerra Mundial. Esa era la realidad que ocultaba la brillante fachada teórica del marxismo-leninismo. Sin embargo, la falacia de que un plan centralizado era la forma idónea de buscar un desarrollo económico armónico sedujo fatalmente desde entonces a la mayoría de los intelectuales occidentales.

Las consecuencias de la Gran Depresión provocaron trastornos en América Latina. En 1930, el presidente de República Dominicana Horacio Vázquez fue derrocado por un golpe de estado militar. En Argentina el gobierno de Hipólito Irigoyen fue derrocado por el general Evaristo Uriburo. El Brasil, tomó el poder Getulio Vargas. Muchos exiliados vinieron a Cuba y entre ellos Víctor Raúl Haya de la Torre, líder del APRA . Todos estaban saturados de antiimperialismo. A nuestro continente también llegaban noticias de las luchas contra la dictadura de Primo de Rivera en España.

El partido comunista celebró un congreso el 16 de agosto de 1929 en Manzanillo. En su dirección figuraron César Vilar, como Secretario General, Blas Roca, y Paquito Rosales. En 1930, Machado convocó elecciones parciales para tratar de legalizar su situación pero las mismas provocaron intensos disturbios. Se rompían vitrinas, se pintaban lemas anti-machadistas en las paredes, explotaban bombas, se descarrilaban tranvías, se hacían atentados. El terrorismo, por cierto, era nuevo en Cuba donde lo tradicional habían sido los levantamientos armados. El 20 de marzo de 1930 se desarrolló una huelga general en La Habana que sólo consiguió cierto éxito en la capital. Rubén Martínez Villena tuvo que abandonar el país. En esta época se suman al partido Lázaro Peña, tabaquero de La Habana, Aracelio Iglesias, portuario de La Habana, Jesús Menéndez, azucarero de Santa Clara, José María Pérez, Carlos Fernández R., Aníbal y César Escalante y Carlos Rafael Rodríguez.

El 30 de septiembre, una manifestación de estudiantes universitarios fue interceptada y en la refriega fue mortalmente herido Rafael Trejo, lo que dio origen a multitudinaria manifestaciones de duelo popular. Machado suspendió las garantías constitucionales. Se clausuraron los periódicos del Diario de la Marina y El País. La Universidad fue cerrada definitivamente. Los activistas estudiantiles empezaron a desarrollarse como partidos políticos, tal fue el caso del Directorio Estudiantil de 1927, compuesto por los dirigentes estudiantiles de los años anteriores expulsados en 1927 (Gabriel Barceló, Aureliano Sánchez Arango, Porfirio Pendás, Eduardo Chibás, Ramón Hermida, Edgardo Butari, Inocente Alvarez, Manuel Guillot, Manuel Cotoño, Reinaldo Jordán y Antonio Guiteras.) los dirigentes estudiantiles de 1930 (Roberto Lago Pereda, Rafael Escalona Almeida, Juan Antonio Rubio Padilla, Rubén de León, Manuel Varona, Carlos Prío Socarrás, Ramiro Valdés Daussá, Sarah del Llano, Ramón Miyar y Felipe Pazos) y el Ala Izquierda Estudiantil (Rafael García Bárcenas, Porfirio Pendás, Arnaldo Escalona, Justino Lizcano, Eugenio Silva, Pablo de la Torriente Brau, Raúl Roa y Ladislao González Carvajal).

En agosto de 1931, el ingeniero Carlos Hevia, al mando de unos 35 exiliados con pertrechos y municiones entraron en la bahía de Gibara y tomaron la población pero luego el ejército derrota y aprisiona a los expedicionarios. El expresidente Menocal y el coronel Mendieta, en lo que se suponía fuera un alzamiento coordinado, organizaron una expedición que fue a dar a Pinar del Río donde sus integrantes fueron capturados en las ciénagas de Río Verde.

Surgió una nueva organización, llamada el ABC dedicada al terrorismo que en cierta medida capturó la imaginación popular. El programa del ABC, por cierto, criticaba las inversiones extranjeras. En 1932 asesinan al Dr. Clemente Vázquez Bello, partidario de Machado y se producen terribles represalias. En medio de una creciente violencia, el país se había hundido en la peor crisis económica y política de la historia de la república.

En 1933, es electo presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt. Norteamérica empezaba una nueva etapa. Cuba estaba a las puertas de la revolución de 1933.

CONCLUSIONES

En este período aparecen las figuras que van a dominar el escenario político cubano hasta el triunfo de la revolución socialista de 1959. Más importante todavía, es el período en que las ideas socialistas y antiliberales se van popularizando y van conquistando la hegemonía cultural en nuestro país: la idea de que Cuba era un país rico al que se le despojaba de su riqueza (¿quién sino la burguesía nacional y las empresas extranjeras?), la idea de que el estado tenía que intervenir en la "solución" de los problemas sociales, la idea de que la tarea fundamental de los políticos era la distribución de la riqueza social y no el estímulo a su creación, la idea de que la riqueza de unos generaba la pobreza de otros, la idea de que los empresarios son explotadores por definición y que sólo una enérgica intervención estatal puede poner coto a su voracidad, la idea de que poderosos intereses socio-económicos eran responsables de los problemas y dificultades del país aunque no de sus logros, la idea de que esos intereses creados corrompían a todo el mundo y que sólo jóvenes "sin vínculos con el pasado" podrían efectuar los mágicos cambios que necesitaba el país.

Esencialmente, la mayoría de estas ideas provenían de la Ilustración Francesa, recibieron su forma moderna con el marxismo y se difundieron durante decenios apoyadas por el centro revolucionario anticapitalista que significó la Unión Soviética. La nueva dirección política que se gesta en este período de la historia de Cuba, consiguió impresionantes logros pero, en lo fundamental, perdió la batalla de las ideas. Fueron los representantes de las ideas colectivistas y anticapitalistas los que eventualmente consiguieron llegar al poder y establecer su dictadura. No fue un milagro ni un accidente. El terreno ideológico y cultural estaba bien preparado. Los programas de todos los partidos políticos cubanos antes del triunfo revolucionario, fundamentalmente surgidos en este período, eran de inspiración socialista. Todavía hoy, aún en el exilio, cualquier cubano se identifica orgullosamente como "de izquierda" pero nadie se identifica con la misma satisfacción como "de derecha". Y lo peor de todo es que, en ese terreno de las ideas, no parece que hayamos avanzado mucho. Las ideas de la libertad, del liberalismo, siguen siendo minoritarias entre los cubanos. Esa es la gran batalla que tenemos por delante.

Madrid, 4 de Junio de 1998