LAS PENSIONES PÚBLICAS Y NUESTRO FUTURO FISCAL
Pocos californianos del sector privado
tienen ahorros de $1 millón, pero es precisamente este el monto
de la cuenta de retiro que se les garantiza a los empleados
públicos
ARNOLD SCHWARZENEGGER
No hace mucho, algunos
críticos me acusaron de intimidar a los empleados públicos del
estado. Este mes, los titulares de los periódicos californianos
han estado gritando que “el Gobierno ataca a los trabajadores
públicos y que “Schwarzenegger amenaza a los trabajadores
públicos del estado”.
No estoy haciendo nada de
eso. Los empleados públicos estatales son buenos trabajadores y
contribuyen al progreso de nuestra sociedad. Lo que sí es
cierto es que California no puede solucionar sus problemas
presupuestarios sin abordar el problema de las compensaciones y
beneficios que los empleados públicos reciben del estado.
Como ex presidente de la
Asamblea del estado y alcalde de San Francisco, Willie Brown
señaló a comienzos de este año en el San Francisco Chronicle
que unos 80 centavos de cada dólar público de California se
dedican a las compensaciones y beneficios de los empleados.
Estos costos han estado creciendo rápidamente. Durante la
década pasada, el gasto de los empleados del estado de
California creció a un ritmo que es tres veces más alto que el
del crecimiento de nuestros ingresos y desplazó otros programas
de gran importancia para nuestros ciudadanos. Las prioridades
afectadas incluyen la educación superior, la protección del
medio ambiente, los parques, la recreación y otras.
En el futuro se esperan
aumentos mucho mayores. Debido a las grandes pensiones carentes
de financiamiento y a las promesas de atención médica a los
jubilados que hicieron gobiernos anteriores, así como a la
engañosa contabilidad de los fondos de pensiones que minimizó
pasivos y sobrevaloró el rendimiento de futuras inversiones,
California tiene ahora obligaciones ascendentes a $550 mil
millones por concepto de deuda de jubilaciones.
El servicio de esa deuda ha
crecido a un ritmo de más del 15% anual durante la última década.
Este año, los beneficios por jubilación –más de $6,000 millones—serán
superiores a lo que el estado gasta en educación superior. El
año próximo, los costos por jubilaciones crecerán también otro
15%. De hecho, están llamados a crecer con mucha mayor rapidez
que los ingresos del estado, lo que amenaza con succionar el
dinero de cualquier otro programa en el presupuesto del estado.
Yo he mantenido una postura
más estricta en cuanto a empleo e incrementos salariales
públicos que cualquier otro gobernador de la época moderna (el
gasto global ha crecido sólo un 1.4% anual debido a mi
política). No obstante, los costos por empleado seguirán
subiendo debido a las promesas de pensiones, y nunca dejarán de
hacerlo a no ser que se realice una reforma.
Al mismo tiempo que los
costos gubernamentales por empleado crecían, se afectaron los
impuestos de los trabajadores del sector privado que pagan
aquellos gastos. California perdió un millón de puestos de
trabajo desde el 2007. El ingreso promedio de los trabajadores
del sector privado del estado se estancó desde hace más de una
década. Y la situación se empeoró debido a la declinación de
las cuentas de retiro de esos trabajadores californianos. Desde
el 2007, el promedio del 401(k) se redujo aproximadamente un 20%
en el país. Mientras tanto, los planes de retiro de beneficios
definidos de los empleados públicos aumentaron su valor.
Son pocos los californianos
del sector privado que tienen ahorros ascendentes a $1 millón,
pero esa es precisamente la cuenta de jubilación que se les
garantiza a los empleados públicos que optan por retirarse a los
55 años y tienen derecho a recibir un cheque mensual de $3,000,
protegido contra la inflación, durante el resto de sus vidas.
En el 2003, antes de ser
elegido gobernador, la asamblea del estado aprobó una ley que
permite a los empleados público comprar con descuento
anualidades de retiro de alto rendimiento garantizadas por los
contribuyentes, lo que hizo aumentar aún más la deuda por
jubilaciones. Es como si los legisladores de Sacramento no
desearan un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo,
sino un gobierno de los empleados, por los empleados y para los
empleados.
Durante años he estado
pidiendo a los legisladores que dejaran de incrementar la deuda
por jubilaciones. Siempre se han negado. Ahora la dirección
demócrata de la asamblea propone aumentar el impuesto y las
cargas de la deuda a los empleados privados con el fin de
asegurar la creciente compensación que reciben los empleados
públicos.
¿Qué harán entonces el próximo año cuando los costos de esa
compensación crecerán un 15% más? Y de aquí a 10 años, cuando
los costos de las jubilaciones se estén acercando a los $30,000
millones anuales?
Mi
idea de este asunto es diferente. No debemos aumentar los
impuestos ni solicitar préstamos para ocultar problemas
fundamentales.
Es mucho lo que queda por
hacer. La Asamblea necesita revertir el incremento masivo y
retroactivo de las fórmulas de pensiones que aprobó hace 11 años.
También deberá prohibir la concesión de aumentos durante el
último año de trabajo, procedimiento conocido en inglés como
spiking, mediante los cuales se incrementaban las pensiones.
A los empleados públicos se les debe exigir que aumenten sus
contribuciones a las pensiones. Los fondos públicos de
pensiones deben informar verazmente al público el monto de sus
pasivos y deben emplear tasas razonables de rendimiento de sus
inversiones. La legislatura puede aprobar esas reformas en
cinco minutos, el mismo tiempo que demoró aprobar el aumento de
las pensiones hace 11 años que añade costos adicionales cada día
que aquella no actúa
Y después que las aprueben
podrá dedicar otros cinco minutos a aprobar una legislación que
ponga fin al regalo de la anualidad que aprobó en el 2003 y a la
práctica inmoral de miembros de la junta del fondo de pensiones
que aceptan regalos o incluso contribuciones de campañas
procedentes de cabilderos, vendedores, sindicatos y otros
interesados.
La reforma de los beneficios
y compensaciones a los empleados públicos no eliminará el
déficit de este año. Sin embargo, protegerá a la siguiente
generación de californianos de cargas insoportables. Esto
también es válido en el caso de las otras reformas que estoy
exigiendo, es decir, la creación de un fondo de emergencia para
que los legisladores puedan gastar los ingresos temporales
imprevistos.
Todas estas reformas deben
estar vigentes antes de que firme algún presupuesto.
No abrigo ilusiones sobre
las dificultades de mi misión. Los sindicatos de empleados
públicos son las más poderosas fuerzas políticas de nuestro
estado y controlan ampliamente a los legisladores demócratas.
Pero no hay tarea más importante que esta para el futuro de
nuestro estado.
Arnold Schwarzenegger es
el gobernador de California.