En defensa del neoliberalismo

Antúnez y los municipios de oposición

Adolfo Rivero Caro

El pasado domingo, el conocido ex preso político cubano Jorge Luis García Pérez (Antúnez), organizó personalmente el gobierno municipal de oposición en Placetas. Es una noticia muy importante. Antúnez ha estado buscando una forma efectiva de lucha contra la dictadura. Al parecer, la ha encontrado. Vamos a explicarnos.

En Cuba existe una oposición, extendida por todo el país, cuya principal tarea ha sido denunciar los crímenes y atropellos de la dictadura. Su heroico trabajo ha conseguido que, una y otra vez, ésta haya sido denunciada internacionalmente como violadora de los derechos humanos. Es algo realmente extraordinario que ninguna disidencia de la Unión Soviética o de los países de la Europa del Este pudo conseguir nunca. Ahora bien, pese a sus enormes méritos, esa oposición sigue siendo desconocida para la mayoría de la población.

Todo el pueblo cubano sufre las consecuencias de la política del gobierno. Todo el mundo sabe que el sistema es radicalmente ineficiente. Todos sufren los apagones, la falta de agua, de transporte, de alimentos, la miserable situación de los hospitales. Ahora bien, ¿cuántos saben que hay una oposición que protesta contra la política del gobierno y exige un cambio en la misma? Muy pocos. Al carecer de acceso a todo medio de comunicación, la oposición no puede darse a conocer. De aquí que, para la mayor parte de la población, no existe ninguna opción real a la dictadura.

¿Cómo dar a conocer la oposición como una alternativa real de gobierno? No es fácil pero tampoco imposible. Si la oposición no puede darse a conocer nacionalmente, sí puede darse a conocer localmente. Y es precisamente a nivel local donde la población sufre directamente los problemas. Es por esto que los municipios de oposición o la llamada ingobernabilidad democrática es la forma más importante de lucha contra la dictadura castrista que se haya desarrollado en la isla desde hace muchos años. Y Antúnez lo ha comprendido.

El régimen estableció toda una estructura de asambleas del poder popular para que la población pudiera plantear sus problemas al nivel local. Ahora bien, al no darle recursos, su única función real se ha vuelto justificar la existencia de los mismos. Esos problemas, sin embargo, sólo crecen y se agravan. Es lógico preguntarse, ¿para qué plantearle problemas al mismo gobierno que los crea con su política de hostilidad a la empresa privada? Esto no sólo es perder el tiempo sino que fortalece al gobierno porque lo reafirma como la única fuente posible de soluciones. Es un callejón sin salida. Hay que salir del mismo. Hay que buscar nuevas formas de lucha.

En Cuba, la oposición cuenta con cientos de cuadros calificados. ¿Por qué no establecer pequeños aparatos municipales con unos pocos especialistas en las distintas áreas --transporte, electricidad, agua, salubridad-- a los que la población pudiera hacerle llegar sus dificultades? Ciertamente que el pueblo encontraría un mejor receptor de sus problemas y la oposición se estaría preparando para ser un potencial gobierno.

Los gobiernos municipales de oposición no están para resolver los problemas creados por la dictadura. Su tarea es analizarlos a nivel local, buscar la forma de resolverlos, casi seguramente con medidas contrarias a la política del gobierno, y movilizar a la gente para que exija su solución. ¿De qué los pueden acusar? Lo único que quieren es resolver sus problemas. Nadie le impide al gobierno cambiar una política fracasada. ¿No lo quiere hacer? ¿No está interesado en resolver los problemas? Entonces el pueblo está moralmente justificado en buscar personas que sí lo estén, que estudien sus problemas, propongan formas concretas de resolverlos y movilicen a la población para exigirlo.

La dictadura pretende echarle la culpa de todos los problemas al embargo americano pero los cubanos comprenden que ningún embargo puede justificar que en Cuba no haya boniatos, que las frutas hayan desaparecido o que se esté racionando la sal. Por favor. El gobierno puede comprar todo lo que le haga falta en el resto del mundo. Es obvio que la desesperada escasez en que vive la población no es sino una consecuencia directa de la ineficacia de las empresas estatales y de la feroz oposición de la dictadura a la empresa privada.

Una ventaja de esta forma de lucha es su radical descentralización. ¿Encarcelar a los que protestan porque nadie resuelve la falta de transporte o tantos otros problemas? Si tenemos 169 municipios, potencialmente tenemos 1690 luchadores sociales diseminados en cada punto del país. Eso es prácticamente imposible de controlar. Y lo fundamental, no existe el marco legal para reprimir a quienes plantean demandas sociales y reivindican bienes y servicios que cualquier gobierno debía de poder ofrecer.

¿Qué papel puede jugar entonces un dirigente nacional del calibre de Antúnez? Lo que ha hecho. Estimular la creación de los municipios de oposición locales y explicarles que son independientes (todos tienen sus propios blogs) pero que no están aislados. Es una gran tarea y nadie mejor que Antúnez para impulsarla. Ya hay municipios de oposición en Artemisa, Placetas, Camagüey y Santiago. Y muchos más se están preparando. Esto, en sí mismo, es un gran cambio. Y sólo está empezando.

Julio, 2009

 

 

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