Brasil, el país con mayor desigualdad del mundo
JOSE BRECHNER
Después de untarle maquillaje, mejorarle el peinado y enseñarle
a sonreír, Dilma Rousseff tiene encandilados a los brasileros.
Empiezan a compararla con Evita.
La candidata nunca ha ocupado ningún puesto elegible, pero ha
sido el brazo derecho de Lula, su “coordinadora”. Una eficiente
burócrata de escaso carisma.
Rousseff es una marxista graduada de la facultad de guerrilleros
comunistas y se estima que profundizará el socialismo light que
Lula introdujo con la lengua más que con acciones.
La Evita brasilera tiene que igualar o superar a su predecesor,
por lo tanto, para hacerla popular está promocionándose el
mesianismo presidencial con el incomparable poder que ofrece el
estado.
¿Qué hizo la coordinadora? es desconocido para casi todos, pero
está recibiendo parte del crédito económico obtenido por Lula
debido al dinero que recaudó. No obstante, Brasil es el país
donde existe la mayor diferencia entre los que tienen y los que
no. El éxito social que clama Lula, se debe a que millones de
campesinos emigraron a las ciudades donde encontraron
oportunidades laborales que mejoraron su nivel de vida.
Según reveló el Quinto
Foro Urbano Mundial de la ONU
realizado en Río de Janeiro en Marzo pasado, América Latina se
ha convertido en la región más desigual del mundo desde que los
progres gobiernan. La pobreza no ha parado de crecer y afecta a
127 millones de personas, el 29% de la población urbana. En el
campo fluctúa entre 50% y 60%.
El informe indica que Brasil es el país menos equitativo de la
región. La mitad de la riqueza está en manos del 10% de los más
adinerados, mientras que los más pobres ganan apenas un 0,8%.
Siendo América Latina el lugar de mayor desigualdad del globo y
Brasil el más desigual de la región. Brasil es el país más
desigual del mundo. ¡Felicidades a Lula, al socialismo y al
Partido de los Trabajadores! ¡Brasil es número uno!
En las últimas dos décadas, el índice Gini, que mide las
desigualdades de las naciones en una escala de cero a uno, ha
mejorado en América Latina en apenas 0,03 puntos, pasando de
0,55 en 1990 a 0,52 en 2008. (Mientras más alto el número, mayor
la desigualdad).
El único país que registró una "notable" reducción de las
desigualdades, fue Venezuela, que disminuyó 0,09 puntos
registrando un índice Gini de 0,41. Lo que no significa que la
gente se volvió más rica, sino por el contrario, todos se
volvieron más pobres igualándose en la miseria.
Brasil se enriqueció porque las izquierdas --que son las que
arman los líos cuando gobiernan las derechas-- no interfirieron
con la libre empresa. Pero el gobierno no fomentó el avance
intelectual, que es la base del progreso. En vez del gasto en
educación, prometieron construir estadios.
Rousseff está heredando el país de siempre donde las masas se
contentan con fútbol y carnaval. Si las clases medias la apoyan,
como sucedió con Lula, es porque temen al PT y asumen que si
continúa en el poder no tocarán su patrimonio. Pero con estos no
hay garantías.
Más incógnitas hay en el futuro manejo de las relaciones
diplomáticas. Las más antinaturales son con Teherán.
¿Cuál es la opinión de Rousseff sobre la condena a la lapidación
de las mujeres acusadas de infidelidad? ¿Qué piensa del
asesinato de honor de aquellas que perdieron su virginidad fuera
del matrimonio? ¿Concuerdan esas normas con el progresismo que
pregonan las izquierdas y las mujeres brasileras?
Habría que preguntarles recíprocamente a los ayatolas ¿qué
opinan de ella? Una infiel divorciada dos veces, independiente,
liberada. ¿Qué piensan del travestismo, el homosexualismo, el
desnudismo y la sexualidad abierta de los brasileros? ¿Cuál es
su sentir acerca de las tangas? ¿Se exportarán a Teherán?
Las “democráticas” izquierdas no encuentran contradicción
abrazando a los musulmanes radicales ni a los cavernícolas
bolivarianos. Al fin y al cabo, si algo caracteriza a la
progresía es su facilidad de acomodo por conveniencia y su falta
de principios.
Va a ser encantador el encuentro entre Rousseff y Ahmadinejad.
Como gesto de hermandad y empatía, la próxima mandataria debería
invitar a los ayatolas a disfrutar del carnaval de Rio.
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