La ingobernabilidad democrática como instrumento de lucha.
Víctor E Sánchez
Periodista Independiente
victorernestosanchez@ymail.com
Santiago de Cuba, 04 de septiembre del 2010 -
La ingobernabilidad democrática es la reivindicación social de
todos los derechos. Una actitud permanente en el ejercicio de la
democracia, que comienza con la auto liberación de las personas,
asumiendo como derecho lo conceptos universales de la libertad y
desobedeciendo todo aquello que la coarte. La ingobernabilidad
democrática es aplicable en todos los regímenes dictatoriales:
totalitarios, autoritarios, etc. pero siempre tomando en cuenta
sus propias peculiaridades.
La ingobernabilidad democrática es una derivación de la lucha
cívica no violenta. Toma de ésta, las demandas de todos los
derechos: políticos, civiles, etc. pero no interfiere en los
derechos de los demás, contemplados en las leyes
internacionalmente reconocidas. Se fundamenta principalmente en
el emplazamiento a los gobernantes para que respeten los
derechos ciudadanos, incluyendo los contemplados en la Carta
Universal de los Derechos Humanos.
Los métodos de los sistemas totalitarios son procedimientos
científicamente probados y metodológicamente aplicados. Se
necesita para enfrentarlos un procedimiento que contenga los
elementos mínimos de comportamiento diario y ante las acciones
represivas como: los actos de repudio, los registros, las
detenciones y los encarcelamientos. Se deben tener en cuenta
aquellas prácticas comunes, tanto físicas como psicológicas, que
los órganos de inteligencia usan contra los activistas políticos
y sociales, para que conozcan premeditada como reaccionar ante
ellas.
La ingobernabilidad democrática necesita de una voluntad cívica,
que debe formar parte de una disciplina espiritual y psicológica
de los líderes, para llevarla a cabo. Y de una conciencia
nacional, comenzando por la dirigencia superior opositora, para
evitar que las artimañas del poder puedan hacerlos caer en su
propia trampa.
La indefensión adquirida es parte de los mecanismos sistémicos
de los regímenes totalitarios, que se establece como una cultura.
El uso excesivo de la fuerza y el castigo ejemplarizante de
cualquier actitud contestataria, impiden el surgimiento de
reclamos públicos o manifestaciones. Incluso de los servicios
básicos de la población, entonces qué decir, de los derechos
civiles y políticos, que conllevan más riesgos y son menos
atractivos para la población común.
La fuerza de la ingobernabilidad democrática está en su reclamo
y cuestionamiento generalizado al gobierno, responsable de todo:
de lo que se atribuye y de los daños y perjuicios que su
incompetencia causa a la población. La inconformidad social,
política y económica deben ser las herramientas básicas para
emplazar a los representantes del régimen a cualquier instancia.
La sociedad debe interiorizar que le asiste la razón moral para
defender su derecho a reclamar y protestar ante las condiciones
en que vive el país. Las demandas sociales son los pilares de
los fundamentos políticos, no se puede ver una cosa separada de
la otra. La representación política se adquiere liderando las
aspiraciones sociales de los pueblos.
La ingobernabilidad democrática, aunque es un fenómeno de masas,
debe ser orientada, canalizada y liderada por la oposición
política y la sociedad civil. La estrategia consiste en
empoderar a la población en su justo de reclamo de sus derechos,
comprometer a las autoridades con su responsabilidad de servir
ante la sociedad y saturar la represión como estrategia de lucha.
Los líderes de la oposición política y de la sociedad civil son
los primeros que deben interiorizar el alcance y estrategia de
la ingobernabilidad democrática. Entender que con la
implementación masiva de sus métodos alcanzarán el propósito de
la unidad en la lucha, sin buscar esa unidad estructural, que
muchos se proponen y que se hace imposible de lograr. No
obstante, la efectividad de la ingobernabilidad democrática
depende de la capacidad de los líderes de preparar y capacitar a
sus activistas en este método de lucha, que a su vez serán los
encargados de ponerlos en práctica y servir como detonantes en
las demandas sociales.
Las acciones bajo este método de lucha deben ser de interés
común, nunca en beneficio o propósito de una persona. Lo único
que es individual es la actitud y comportamiento bajo estas
prerrogativas, en las circunstancias especificas de
enfrentamiento.
La estrategia ante la actitud de indiferencia o de oídos sordos,
que las autoridades puedan asumir a los reclamos presentados por
la población, será la divulgación masiva de las denuncias
presentadas, los reclamos sociales y de las propias deficiencias
del régimen, que aunque todo el mundo las conoce, al ser puestas
en evidencias obliga la reacción de las autoridades
gubernamentales.
Los reclamos masivos, no necesariamente tienen que ser
manifestaciones populares, tal vez puedan aparecer
espontáneamente en etapas subsiguientes, cuando las masas
adquieran una mayor responsabilidad en la toma de decisiones.
Sin embargo, la ingobernabilidad democrática, contempla el
método de la protesta masiva interna, que hace más efecto, más
civilizada, participan entes pensantes y ponen en menos riesgos
a la población, que casi siempre queda como víctima de los
excesos y abusos de las fuerzas represivas.
Uno de los propósitos más importantes de la Ingobernabilidad
Democratícela es la masificación y diversificación de la lucha
en busca de la represión saturada. No podemos tener hombres
montañas, hombres orquestas, que sean objetivos ejemplarizantes
del régimen y potenciales candidatos a la manipulación. La lucha
tiene que estar presente en los campos y las ciudades. Los
lugares de silencio tienen que adquirir su propia voz.
Eso es imposible de controlar y la ingobernabilidad se hará
presente. Y lo fundamental, no existe el marco legal para
reprimir a quien demanda lo que por moral se le debe dar. La
causa inventada aquí no tiene cabida, no hay cárcel para tanta
gente. ¡Pa’la calle!
La Ingobernabilidad Democrática no es ocultar lo que hacemos,
sino desobedecer lo que se nos impone. La importancia de esta
iniciativa es que aunque el enemigo conozca la estrategia, no
tiene la capacidad de neutralizarla, porque parte de su propia
naturaleza. La Ingobernabilidad Democrática tiene la fuerza de
la lluvia, que aunque la veamos venir, no se puede evitar.
Entonces, como dijera nuestro Apóstol José Martí: “Es la hora de
los hornos, y no ha de verse más que la luz”
Nota: En estos momentos se está redactando la Guía de Estudios,
a desarrollar por el Centro de Estudios Estratégicos para la
Democracia Proactiva, José Ignacio García Hamilton,
de Santiago de Cuba, que contempla un Código de comportamiento,
entre otras cosas, frente a las citaciones, registros,
detenciones, interrogatorios y encarcelamientos.
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