Ganar las
elecciones
Adolfo Rivero Caro
Hugo Chávez celebró este lunes el
décimo aniversario de su llegada al poder. Su discurso no giró en
torno a los graves problemas que acosan al pueblo venezolano. No se
refirió al desplome del precio del petróleo. No mencionó las medidas
que su gobierno piensa tomar para evitar un colapso de la economía
nacional. No habló del problema que significa para la gente el
terrible crecimiento de la delincuencia. Nada de eso. Su única,
obsesiva, preocupación resultó su permanencia en el poder.
Obviamente, está aterrado ante las elecciones del 15 de este mes.
Volver a perder otras elecciones sería fatal para su gran proyecto:
establecer una dictadura totalitaria, estilo Cuba, en Venezuela. Y,
pese al estruendo de su maquinaria propagandística, lo más probable
es que las pierda, y que las pierda decisivamente.
En su discurso del lunes, Chávez atacó violentamente a la ''burguesía'',
al empresariado. Es decir, Chávez levantó las banderas del
anticapitalismo. Increíble. El siglo XX vio la formación de varias
sociedades anticapitalistas, fundamentalmente, la Unión Soviética.
Pero esas sociedades anticapitalistas fracasaron espectacularmente.
¡La famosa Unión Soviética desapareció! Y todos los países donde la
URSS impuso el comunismo en la Europa del Este, lo rechazaron
violentamente en cuanto tuvieron una oportunidad de hacerlo. Lo que
sucedió entre 1989 y 1992 fue, sin duda, la revolución más grande
del siglo XX. Y fue una enorme revolución anticomunista. ¿Cómo es
posible ignorarlo? ¿Y cómo es posible querer repetir ese modelo
fallido?
La respuesta es obvia. Lo que fascina a Chávez, al igual que al
mediocre de Correa, el analfabeto de Evo o al delincuente de Ortega
son los 50 años de Castro en el poder. Lo que envidian profundamente
es su dictadura. Entre otras cosas, porque los haría invulnerables a
los errores. Los gobiernos democráticos no pueden tomar medidas que
afecten negativamente el nivel de vida del pueblo. Y no pueden
hacerlo porque serían rechazadas por sus pueblos y, en las próximas
elecciones libres, serían sacados del poder. Pero, ¿y dónde no haya
elecciones libres? ¿Y dónde la gente no pueda hacer oír sus
opiniones?
A esos gobiernos, como al de Cuba y Corea del Norte, nadie les exige
rendir cuentas. Pueden hundir a sus países en la miseria impunemente.
Fidel Castro convirtió a Cuba de uno de los países más prósperos del
hemisferio en uno de los más pobres. Su gobierno es profundamente
impopular desde hace décadas. Es por eso que nunca ha aceptado unas
elecciones bajo supervisión internacional. ¿Por qué no hacerlo si
realmente se supiera popular? Porque sabe que, desde los años 60,
hubiera perdido cualquier elección realmente democrática. Y es por
eso que nunca las ha permitido.
¿Cómo es posible que América Latina haya aceptado esa monstruosidad?
¿Cómo es posible que haya aceptado que se puede ignorar la voluntad
popular? El artículo 21 de la Declaración de los Derechos Humanos
dice que ''la voluntad del pueblo es la base del poder público, esta
voluntad se expresará mediante elecciones auténticas...'' ¿Cómo es
posible que tantos gobiernos democráticos hayan aceptado que se
puede ignorar la voluntad popular? ¿Cómo es posible que ignoren que
el gobierno castrista no es un gobierno libremente elegido y que,
por consiguiente, carece de toda legitimidad?
Lo han hecho porque les ha fascinado el discurso antiamericano de
Fidel Castro. Es una pena. Es el modelo equivocado. Nadie más
antiamericano que Corea del Norte donde se han muerto literalmente
de hambre millones de personas. Los famosos tigres asiáticos, por su
parte, antiguos países subdesarrollados, han dado un enorme salto a
la riqueza y la modernidad. Y lo hicieron copiando el modelo
capitalista de desarrollo. Copiando a Estados Unidos. Chávez, por su
parte, quiere copiar el modelo de la miseria y la represión. El
modelo de Cuba y de Corea del Norte.
Chávez habla del socialismo del siglo XXI. En primer lugar, no está
hablando de lo que el mundo entero se llama socialismo o
socialdemocracia, una posición política que acepta la sociedad de
libre empresa (el llamado capitalismo), que acepta sus instituciones
(esencialmente, la división de poderes) pero que, en mayor o menor
medida, quiere introducir ciertas limitaciones en la misma. No. No
no está hablando de eso. Chávez está hablando de comunismo, del
rechazo a la sociedad de libre empresa y, por consiguiente, del
rechazo a sus instituciones. Esto es demente. Los espectaculares
avances de China en los últimos 20 años están directamente
vinculados con su apertura al capitalismo. Los únicos sobrevivientes
del comunismo puro y duro son Corea del Norte y Cuba. Pero sus
pueblos viven en la miseria. No es que estén satisfechos ni felices,
es que una feroz represión les impide protestar y liberarse. ¿Es ese
el futuro al que aspira el pueblo venezolano?
El famoso socialismo del siglo XXI no es más que un intento por
llegar al gobierno mediante elecciones y luego tratar de desmantelar
las instituciones democráticas desde el poder. De ahí que su primera
demanda sea reformar las constituciones. Es el tránsito pacífico que
defendiera el Partido Comunista de la URSS hace medio siglo contra
la feroz oposición de Fidel Castro.
Chávez está utilizando todas las presiones imaginables para
conseguir una victoria en las elecciones del día 15. Entre otras
cosas, le está diciendo a sus seguidores que va a saber cómo votaron.
Eso es absurdo. Son millones de electores y hay una oposición
presente y activa. Los estudiantes han hecho una formidable
movilización. Ese es el camino. Los venezolanos no se deben dejar
amedrentar. El pesimismo sólo ayuda a Chávez. Le ganaron las
elecciones del referendo y pueden volver a hacerlo. Lo importante es
no dejarse desalentar por el chavismo. La oposición es francamente
mayoritaria. Es totalmente posible ganar y frustrar el fraude. Sólo
hace falta combatividad y confianza en el triunfo. Y los venezolanos
tienen ambas cosas.
Febrero,
2009 |
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