Los árabes andan más desorientados que nunca
JOSE BRECHNER
El asunto israelí-palestino entrará nuevamente en vigencia con
las reuniones programadas por Washington para septiembre próximo.
Después de dos años de rechazo de la AP a sentarse a conversar
directamente con el gobierno de Jerusalem, ambicionando forzar
una lista de absurdas demandas que ni siquiera deberían ser
motivo de debate, ya que son ellos los intransigentes que no
aceptan el derecho a la existencia de Israel, su oportunidad de
lograr una solución está a punto de desvanecerse.
Barack Obama los tiene en una situación más confusa de la que
imaginaron jamás. Por un lado el presidente norteamericano es de
origen musulmán, condescendiente con el mundo árabe. Por otra
parte es el líder de la sociedad que más aborrecen.
Los árabes creyeron que después de la peculiar llamada
telefónica de BO a Mahmoud Abbas, y de los gestos de
aproximación que tuvo hacia ellos, al visitar Egipto y Arabia
Saudí, Estados Unidos se olvidaría de Israel y volcaría todo su
apoyo al mundo islámico. También lo creímos los demás. Pero
ahora que Obama se dio cuenta de que no puede abandonar al único
amigo que tiene, no saben para qué lado tira.
BO, no comprende mucho de política internacional y optó por que
Hillary Clinton maneje esos asuntos. Tal vez anhelando que la
Secretaria de Estado se estrelle como sus antecesores y deje de
especularse con su posible candidatura a la presidencia de
Estados Unidos por el Partido Demócrata el 2012, frente a la
dramática pérdida de popularidad que él está sufriendo.
Las promesas de “un nuevo comienzo” realizadas por Obama en
Cairo, han desaparecido de la memoria árabe. Según una encuesta
conducida por el profesor Shibley Telhami, la imagen positiva de
BO en Medio Oriente se ha desplomado de 45% en 2009 a 20%,
aumentando la visión negativa de su persona de 23% a 62%.
No sólo ha decaído la imagen del mandatario, sino la del país.
Sólo 12% muestra una visión favorable de los Estados Unidos.
Menos que el 15% que existía cuando Bush estaba de presidente en
su último año.
Apenas 16% se ha declarado esperanzado en relación a la política
administrativa de Obama, comparado con 51% el año pasado. El 63%
se declara desilusionado, frente al 15% un año antes.
La mayor desilusión se produce en conexión a la conducción del
tema israelí-palestino. Sólo uno por ciento de los encuestados
dice sentirse satisfecho con el manejo actual del asunto. En
este tópico, 61% se siente defraudado.
En la que resulta ser la parte más interesante de la encuesta,
86% de los árabes dicen estar preparados para hacer la paz con
Israel. Sólo 12% opina que los países árabes deberían continuar
luchando contra Israel, aunque se acepte una solución de dos
estados, en comparación con 25% el año pasado.
Incongruentemente, 77% considera que Irán tiene derecho a su
programa nuclear. Apenas 20% dice que Teherán debería ser
presionado a detenerlo, en relación con 40% el 2009. El 57%
opina que si Irán obtiene armas nucleares el efecto en el Medio
Oriente será positivo. Apenas 21% considera que sería negativo.
Evidentemente la visión del pueblo difiere radicalmente de la de
sus gobernantes, que saben que un Irán nuclear
es un peligro para la región y el mundo. Sobre este acápite, los
árabes deberían escuchar a sus líderes que están mucho mejor
informados y entienden mejor del problema.
La encuesta de este año fue realizada sobre una muestra de 4.000
personas, en Marruecos, Egipto, Jordania, Arabia Saudí, Líbano y
los Emiratos.
Después de haber invertido décadas y millones en crear una
conciencia colectiva antioccidental y antiisraelí, los
musulmanes se están dando cuenta de que vivir en paz es mejor
que en guerra, pero su fanatismo religioso es más fuerte que su
objetividad. El mayor dilema que tienen los árabes es que si
quieren seguir progresando, precisan de Occidente, a quien
moralmente condenan y quieren destruir.
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