Plazo fijo para la derrota
En defensa del neoliberalismo |
Editorial del New York Sun
Hace pocos días, el secretario de Estados Henry Kissinger nos hizo la siguiente pregunta: Cuando el 94 Congreso de EEUU finalmente le retiró todo tipo de apoyo americano a Vietnan, ¿cuántos soldados americanos todavía estaban peleando allí? En el apogeo de la guerra había habido medio millón de hombres y nosotros pensamos que no debía de haber más de unos cien mil. Kissinger se sonrió.
En realidad, cuando el Congreso le retiró todo apoyo a Vietnam, la cantidad de soldados que teníamos allí era simplemente cero. Cuando los demócratas ampliaron su mayoría en el Congreso en las elecciones de 1974, pudieron desafiar al presidente Ford y cancelar el apoyo al gobierno de Vietnam del Sur, los únicos soldados americanos que había allí eran los que estaban custodiando la embajada.
Esto es algo para reflexionar ahora, cuando los demócratas están luchando contra un presidente de tiempo de guerra sobre el financiamiento de nuestras tropas y la ayuda al gobierno de Irak. Resulta que cuando analizamos la cronología de nuestra traición a Vietnam del Sur, en las lecciones es que, en fin de cuentas, no se trataba de las pérdidas de vidas americanas, por importante que eso fuera. Hacía tiempo que nuestros soldados se habían retirado, cuando el presidente Nixon cumplió con su promesa de vietnamizar la guerra.
Cuando el Congreso abandonó al Vietnam libre, ningún soldado americano podía morir en lugares como Hammburger Hill y el Valle de Ashau. El 26 de octubre, dos semanas antes de las elecciones de 1972, Kissinger, que era entonces el asesor nacional de seguridad, apareció en una conferencia de prensa e hizo su famosa observación de “la paz está cerca.” Tenía razones para decirlo. Tras los bombardeos de Vietnam del Norte en diciembre de 1972, en enero de 1973 se había firmado un cese al fuego entre las partes. El último de nuestros soldados combatientes se fue de Vietnam en marzo de 1973.
El 19 de junio, el Congreso aprobó la fatídica Enmienda Chase-Church que prohibió “cualquier ulterior participación militar norteamericana en el Sudeste de Asia, efectivo a partir del 15 de agosto de 1973.” Esta ley llevó a que EEUU dejara de bombardear y se retiraran las minas de los puertos de Vietnam del Norte. La mayoría era tal que impedía un veto presidencial. De esa forma, Vietnam del Norte podía hacer otra invasión del Sur pero, en esta ocasión, sin temor a los bombardeos americanos.
En enero de 1974, los vietnamitas del Norte todavía estaban demasiado débiles para lanzar una ofensiva en gran escala pero habían empezado a reconstruir sus divisiones en el Sur y habían capturado varias áreas claves. Estaba empezando Watergate y, en agosto de 1974, el presidente Nixon renunció. En ese momento, el pequeño gobierno de Vietnam del Sur estaba luchando solo contra las fuerzas combinadas de la Unión Soviética y China comunista pero estaba dispuesto a seguir luchando todo el tiempo que fuera necesario..
El Congreso, sin embargo, no estaba preparado para ayudarlo, pese a que Vietnam del Sur era nuestro aliado en la Organización de Tratado del Sudeste de Asia. En octubre de 1974, el 93 Congreso votó para terminar todo tipo de ayuda exterior a Vietnam. El presidente vetó la medida. Pero el Congreso, tras una elección que amplió la mayoría demócrata en 48 escaños en la Cámara y cinco en el Senado, pudo pasar por encima del veto presidencial. En la primavera, el 94 Congreso bloqueó todo tipo de asignaciones militares a Vietnam del Sur. No se trataba de nuestros soldados. Hacía tiempo que se habían ido. Una país de 50 millones de habitantes ansiosos por preservar su libertad era empujado a la larga noche de la tiranía comunista.
¿En qué están pensando entonces los demócratas de hoy? ¿Es este el camino que quieren seguir? La amenaza de veto del presidente Bush los ha hecho abandonar, por el momento, sus exigencias de conseguir un plazo fijo para nuestra derrota en Irak. Pero Nancy Pelosi y Harry Reid han insistido en que van a seguir tratando. ¿Cómo es posible que los demócratas hayan querido entregarle Indochina a los comunistas, una región con una población similar a la Europa del Este? ¿Y cómo es posible que ahora estén tan desesperados por abandonar a Irak? Esta es la pregunta que hay que hacer y que los demócratas tienen que responder. ===============
Nota de neoliberalismo: Hay una izquierda dentro del Partido Demócrata que es profundamente antiamericana y que, aunque es minoritaria, por el momento ha conseguido ganar la hegemonía. En el fondo, ese antiamericanismo es un anticapitalismo de viejas raíces socialistas que los empuja a aliarse con todos los enemigos del sistema americano. Incluyendo, increíblemente con los islamofascistas.
Tomado del New York Sun Traducido por AR
|