Ross Terrill
Entre los más importantes dictadores del siglo XX, Mao Zedong es el
único en disfrutar de un benigno más allá. Los choferes de alquiler en
el sur de China
cuelgan un retrato de Mao en el timón, para esquivar accidentes. Los
cantantes de clubes nocturnos en Pekín vibran al entonar "Citas" de
Mao.
Jóvenes citadinos se relajan en cafés tipo "Revolución Cultural", de
mesas de
talla tosca y consignas de Mao en la pared, mientras comen platos
campesinos, contestan teléfonos celulares y charlan sobre el mercado
de
valores. Templos de Mao existen en algunos pueblos budistas , el altar
adornado con una serena imagen de Mao.
Al igual que el Presidente Hu Jintao trata de trascender el comunismo
hacia un "leninismo de mercado", Mao, muerto hace 30 años, trasciende
el comunismo hacia la historia popular china. Flota en tinieblas
ultraterrenas, como si nunca hubiera sido una figura política.
¿Dónde está el totalitario Mao? Decenas de millones de chinos murieron
en
la colectivización forzosa del Gran Salto Adelante de 1958 y 59,
víctimas del utopismo y la crueldad maoístas. Millones más murieron y
decenas de millones vieron sus vidas arruinadas durante la Revolución
Cultural de los 1960.
Los choferes de alquiler, campesinos, cantantes populares y creyentes
rurales sólo sirven de eco al partido comunista chino, que vacila en
como
manejar el legado de Mao. En gran parte, los nuevos libros de texto de
historia, aprobados para uso inicial en Shanghai, han borrado a Mao
de la historia de
China. ¿Puede estar contenta una sociedad que ha vivido dos milenios
con el Confucianismo y 50 años bajo el comunismo con esa ausencia de
una filosofía pública credible?
Rasgos redentores pueden ayudar a explicar el porqué Mao ha sido
tratado
más gentilmente que Stalin o Hitler. Como dijo de si mismo, él era
mitad
mono y mitad tigre. El "tigre" sabía ir del punto A al punto B, pero
el
"mono" tenía dudas sobre si era deseable llegar al punto B. Crucial,
sin
embargo, es la necesidad que el estado chino tiene de Mao. El Partido
Comunista Chino (PCC) no puede simplemente denunciar a Mao como Nikita
Khrushchev denunció a Stalin en 1956. Mao, después de todo, Mao no
sólo fue el
Stalin de China sino también su Lenin e inclusive su Marx. El
Presidente Hu es
heredero del poder de que se apoderó Mao en 1949. El rifle de Mao es
su
legitimidad.
.Mao hizo historia y, al mismo tiempo, la historia hizo a Mao.
¿Estaban
locos los millones de chinos que lloraban al verlo? Además de mirar
las
flaquezas más notorias de Mao como ser humano, debemos mirar las
estructuras que hicieron de los caprichos de Mao la tiranía del PCC. A
las
razones de la evaporación de su idealismo juvenil. A las ideas de
ingeniería social que esparció sobre China.
"Jesús fué despedazado por hablar", escribió Mao a un amigo, cuando
tenía
22 años. "El que habla no transgrede necesariamente, y aun si
transgrede,
eso es cosa trivial para un hombre sabio." Sí, el joven Mao era un
individualista ardiente. En el centro de entrenamiento para maestros
su
credo se transformó hacia la autorealización de la persona.
"Dondequiera que
hay represión del individuo"-escribió al margen de una traducción
china del
"Sistema de Ética" de Friedrich Paulsen, "dondequiera que hay actos
contrarios a la naturaleza de la persona, no puede haber crimen
mayor".
Después colapsó su respeto por la libertad individual. Existieron
cuatro razones. Una fue la poderosa corriente de nacionalismo en la
China de
principios del siglo XX., el llamado a rescatar la autorrealización de
la
individualidad nacional. La segunda fue el gran papel de la guerra
desde
los 1920 hasta los 1940. La violencia entronizada hizo del debate
político
un lujo y favoreció la represión. La tercera fue la adherencia de Mao
a las
ideas marxistas de planificación económica social y organización del
partido
comunista. Y la cuarta fue la resaca de mentalidad imperial en las
mentes de
Mao y la sociedad china en general.
Mao, al final, ayudado por Stalin, construyó un partido estatal que
combinaba adecuadamente el leninismo, el paternalismo de los sabios
gobernantes chinos de los primeros tiempos y un fascismo estilo chino.
Trató
de construir "un hombre nuevo".
El logro de Mao fue unir a China tras de invasiones extranjeras y
guerra
civil, y hacer de China, después de 1949, una fuerza con la que había
que
contar. Pero sus esfuerzos de ingeniería social fueron mayormente
cancelados
por Deng Xiaoping después de su muerte en 1976. En los años
subsiguientes el estado totalitario devino un estado autoritario.
Hoy, la
conservación del poder por el PCC exige que la gente de abajo pueda
hacer dinero,
gloria nacional para todos, y tender un velo sobre el pasado,
justificado por las "buenas intenciones." Con la desaparición del
hombre "nuevo" de Mao, reaparecen el ¨viejo" hombre chino de valores
familiares, el espiritu empresarial y .la creencia en China como una
religión.
Pero el aterrizaje blando para Mao no es la última palabra. Algunos
dicen
que Deng viró al revésla revolución de Mao. Pero si Deng desarmó el
pensamiento de Mao, mantuvo el Estado de Mao. El Denguinismo
(continuado por el Presidente Hu) fue una retirada del Maoismo, hasta
donde fue posible, sin poner en peligro el poder político leninista.
A fines del 2006, Pekín encarceló a tres intelectuales por acusaciones
amañadas tras las cuales está el pecado de pronunciar palabras
indiscretas. Ching Cheong, corresponsal jefe en China de un periódico
de Singapur, fue condenado a cinco años por "espiar" pero en realidad
fue por recibir honorarios por hablar en un seminario organizado por
un grupo intelectual desagradable a Pekín. Zhao Yan, investigador del
New York Times en Beijing recibió tres años por "fraude", pero en
realidad fue por informar al Times sobe algunas leves tensiones
políticas dentro del gobierno chino. Chen Guangchen , un abogado ciego
autodidacta recibió 51
meses por "reunir a una multitud para interrumpir el tráfico", pero
en
realidad por irritar a funcionarios de la provincia de Shandong al
representar a víctimas de esterilización y abortos forzados,
efectuados en
oposición a las propias regulaciones de Pekín. En estos tres casos, y
en muchos más, las pretendidas intimidaciones son claros residuos de
la era de Mao.
Volvamos a la "solución" de presenter a a Mao en la mente popular como
Un Emperador Amarillo en la época moderna de las armas espaciales y la
Organización Mundial del Comercio; una figura digna que puede servir
de maniquí para pijamas verdes de seda, como observé recientemente en
una tienda de departamentos en Shanghai. Tal "Maoísmo" es el
movimiento de una sociedad
cuyos dirigentes postmaoistas han ofrecido progreso económico junto a
la persistencia de una dictadura política. Es más fácil, y por
supuesto más seguro, domesticar a Mao (los pijamas verdes de seda),
criticarlo como un individuo malvado (como algunos hacen en privado),
o simplemente arrojar un velo sobre él (la línea del PCC) , que sacar
a colación el sistema político que introdujo en China.
Hoy, jóvenes partidarios del mercado, que devoran el "Camino a la
Servidumbre", de Hayek, y libros sobre el comercio norteamericano, se
están
adhiriendo a la tradición china antiestatal (más conocida en Occidente
a
través del Taoismo). A ellos les gustaría, pero no obtendrán, una
China sin
política. Cuando surja una nueva filosofía pública, que surgirá, se
gestará desde abajo y no por órdenes de un líder paternal o de un
partido comunista.
"Cuando las sociedades nacen, es el dirigente el que produce las
instituciones", escribió Montesquieu. En China, ese fue Mao. "Más
tarde
son las instituciones las que producen los dirigentes," añadió el
filósofo
francés. Esa es la China de hoy, con su grupo dirigente de nueve
hombres
(todos ingenieros). Más tarde, en una era democrática, será el público
votante el que elija la autoridad que dirigirá por períodos
limitados.
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El Sr. Terrill, investigador asociado del Centro Fairbank de Harvard,
es el
autor de "El Nuevo Imperio Chino"(Basic Books, 2004)
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Tomado del Wall Street Journal
Febrero 6, 2007.
Traducido por el Dr Emilio Adolfo Rivero
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