En defensa del neoliberalismo

Obama y los abogados
Los intereses especiales y el status quo del cuidado de la salud.
Kimberley A. Strassel 

El miércoles el presidente le dijo al Congreso: “No me mantendré de brazos cruzados mientras los intereses especiales usan las mismas viejas tácticas para mantener las cosas de la misma forma que estaban”. En realidad, el gobierno está esperando que su particular grupo de interés especial dirija este debate. Lo que los abogados quieren, los abogados obtienen. Los aseguradores de la salud debían tener la misma suerte.

La cuestión legal se ha convertido en el principal tema de la discusión sobre la reforma de la salud pública. Para los republicanos, oposición de los demócratas a la reforma legal es prueba de que los demócratas no tienen interés en un acuerdo, y por consiguiente les da una razón para rechazarla. Para muchos norteamericanos, el rechazo a reformar las demandas por negligencia médica se ha convertido en una prueba de que el presidente Obama está más interesado en un triunfo ideológico que en su presunto objetivo de disminuir los costos de la salud.     

El rechazo demócrata a la reforma de las demandas sobre negligencia médica es una muestra de la insensatez de los planes gubernamentales. Expertos, tanto de la izquierda como de la derecha, están de acuerdo en que la medicina defensiva -ordenar pruebas y procedimientos sólo para protegerse contra las demandas por negligencia médica- aumenta enormemente los costos de la salud. Los beneficios de esa reforma, estimados en dólares, van desde unos conservadores $65,000 millones anuales hasta quizá $200,000 millones. El plan de Obama costaría alrededor de $100,000 millones anuales. Que el presidente no acepte ni siquiera cambios modestos, que disminuirían los costos rápidamente ha suscitado escepticismo entre los norteamericanos sobre sus verdaderos objetivos.  

Es asimismo una insensatez política.  Las encuestan señalan que entre 70 y 80% de los norteamericanos creen que el país sufre un exceso de litigios. Toda la comunidad de la salud está de acuerdo. Los republicanos y los demócratas de estados indecisos están de acuerdo. Los gobiernos estatales y locales, que han luchado para limpiar sus propios sistemas de excesivos litigios, están de acuerdo. En un debate que ha definido un área de acuerdo poco frecuente.

La única gente que no está de acuerdo es un puñado de poderosos abogados litigantes, y un puñado de políticos que reciben un gran apoyo económico de esos abogados. Los abogados litigantes fueron el mayor contribuyente al Partido Demócrata en el ciclo de 2008, recaudando $47 millones.

Durante la discusión sobre un proyecto de ley en el Comité de Salud del Senado, los republicanos presentaron 11 enmiendas sobre las demandas por negligencia médica que oscilaban entre meros proyectos pilotos hasta medidas que aseguraran más obstetras rurales. Los demócratas las derrotaron todas. Sheldon Whitehouse, abogado y senador de Rhode Island, llegó tan lejos como hasta para hablar sobre las virtudes de sus amigos, los que constantemente plantean demandas por negligencia médica.

No mencionó, por supuesto, los casi $900,000 que le han dado desde 2005, incluyendo contribuciones de campaña de emporios nacionales sobre daños como Baron & Budd y Motley Rice. 

Inclusive Max Baucus, presidente de la Comisión de Finanzas del Senado, inclinado al bipartidismo, se ha doblegado ante los poderes litigantes. En los últimos dos años, Baucus se ha unido con Mike Enzi, republicano de Wyoming, para presentar proyectos de modestas reformas estatales en cuanto a los pleitos sobre el cuidado de la salud. El proyecto Enzi-Baucus, ha sido parte de las conversaciones bipartidistas sobre la reforma de la salud pública. Cuando Baucus presentó el borrador de su proyecto sobre legislación de la salud este fin de semana, le retiró sus propias reformas sobre los litigios por negligencia médica El legislador de Montana está en consultas con demócratas liberales, decidido a seguir irritando la jefatura de Dick Durbin, ($3.6 millones en contribuciones de abogados), el santo protector senatorial de los abogados litigantes.     

En la Cámara no se discute sobre lo que cuestan los pleitos sobre negligencia médica sino sobre las oportunidades que ofrecen. Durante la selección de un proyecto sobre la salud en el Comisión de Medios y Arbitrios  (Ways and Means Committee)  Lloyd Doggett, demócrata tejano (que recibió $1.5 millones de los abogados), introdujo cambios que le permitieran a abogados independientes demandar a cualquier empresa (digamos, McDonald), que contribuyera a los costos del cuidado de la salud. La idea sólo se abandonó sólo después que los demócratas moderados (lo llamados Blue Dogs, Perros Azules  la rechazaran, aunque los abogados litigantes quieren que los demócratas lo intenten de nuevo en la conferencia Cámara-Senado. 

Es elocuente que Obama no apoye esa reforma como parte de su proyecto.  El presidente sabe que, de todos modos, el Senado nunca la aprobaría. Inclusive el proponerlo sería demasiado para el cabildeo legal de la Casa Blanca. En su lugar, Obama quiere que su Secretaria de la Salud haga algunos proyectos de prueba. Pero la secretaria de Salud de Obama es Kathleen Sebelius, que estuvo durante ocho años al frente de la Asociación de Abogados Litigantes de Kansas.     

El asunto ha adquirido una importancia tal que hasta algunos demócratas reconocen el perjuicio que les está haciendo.. Con audaz honestidad, Howard Dean, antiguo presidente del Comité Nacional Demócrata, reconoció que su partido “no quería atacar a los abogados litigantes”. Bill Bradley, que fuera senador demócrata, escribiendo en el New York Times, sugirió  ”un gran acuerdo bipartidista” en el que los demócratas obtuvieran cobertura universal, a cambio de ofrecer reforma legal. La Casa Blanca bostezó, y siguió adelante. 

No está claro si los republicanos pueden o deben aceptar el acuerdo, pero nunca lo sabrán porque no se los van a ofrecer.  En lugar de eso, el asunto de la reforma sobre las demandas sobre negligencia médica clarificado la presidencia: el supuesto presidente bipartidista es, en realidad, muy partidista. El  presidente sigue recibiendo órdenes de los viejos cabilderos demócratas.

Escriba a:  kim@wsj.com

The Wall Street Journal

OPINION: POTOMAC WATCH

SEPTEMBER 11, 2009, 4:29 A.M. ET

* Facción en el Partido Demócrata, inclinada a cooperación bipartidista. Suele tener posición liberal o moderada en temas sociales y moderada en asuntos económicos y comercio.

Septiembre, 2009

 

 

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