¿Y si Milton Friedman fuera Ben Bernanke?
David Wessel
Ya se ha hablado lo
suficiente de John Maynard Keynes. Podemos
tener la certeza de que el economista
británico recomendaría un mayor gasto fiscal
para impulsar el crecimiento económico de
Estados Unidos ante la renuencia de los
consumidores y empresas a gastar y las tasas
de interés a corto plazo cercanas al cero
por ciento.
Pero ¿qué diría Milton
Friedman, el adalid de la disciplina
monetaria de la Universidad de Chicago si le
preguntaran sobre la inminente decisión del
presidente de la Reserva Federal, Ben
Bernanke, de imprimir cientos de miles de
millones de dólares para comprar bonos del
Tesoro e inyectar más dinero en la economía?
No se lo podemos preguntar.
Murió en 2006. "Friedman", dice uno de sus
más ilustres alumnos, el premio Nobel de la
Universidad de Chicago Robert Lucas, "era un
pensador tan original que nadie podía
adivinar cómo reaccionaría a una nueva
pregunta". Sin embargo, este parece ser un
momento adecuado para contemplar las ideas
de Friedman y las de sus discípulos, aunque
entre ellos mismos no se ponen de
acuerdo.Friedman creía en el poder del
dinero. Mientras más dinero, más ingresos y,
a la larga, más inflación. El economista no
confiaba en los bancos centrales. Culpó al
Banco de Japón por la deflación de los años
90 y a la Fed por la Gran Depresión de los
años 30 y la Gran Inflación de los 70 y se
habría burlado de la noción de que a la Fed
se le han agotado las municiones ahora que
las tasas están casi en cero. Creía en el
poder del "relajamiento cuantitativo" —o QE
por sus siglas en inglés—, la impresión de
dinero para comprar bonos.
Pero, ¿cómo decidiría si la
Fed debería comprar bonos ahora? Seguiría de
cerca la oferta monetaria, si bien él y sus
partidarios siempre tenían problemas para
identificar qué medida era la correcta. La
Fed amplió la base monetaria (dinero en
divisas más reservas bancarias), pero las
medidas más amplias están registrando un
lento crecimiento. Esta situación refuerza
al QE. Aún así, la oferta monetaria está
creciendo, no contrayéndose, señala Lucas.
"Si tuviéramos algo parecido a la deflación
japonesa, estoy seguro que Milton diría: 'metan
más dinero en el sistema'. Pero no estamos
en esa situación". CONCLUSIÓN: dudas sobre
el QE.
Friedman advertiría, como lo
hizo a menudo, sobre las "oscilaciones
erráticas" de la oferta monetaria. Pero en
diversas ocasiones durante su carrera dijo
que la Fed debería dejar que la oferta
monetaria creciera a un ritmo fijo.
"Friedman no creía en los grandes cambios
discrecionales en la oferta monetaria", dice
John Taylor, economista de la Universidad de
Stanford. "Diría que necesitamos mantener
estable el crecimiento monetario y, si se
desacelera, incrementarlo". Pero no sería
partidario de compras masivas de bonos,
insiste Taylor.
CONCLUSIÓN: contra el QE.
Observaría la velocidad, el
número de veces que un dólar cambia de manos
en un año determinado, para calcular la
demanda de dinero. "Para mantener los
precios estables, la Fed debe asegurarse de
que la cantidad de dinero cambia de tal
forma que compense los movimientos en la
velocidad y producción", escribió en este
periódico en 2003. Cuando la velocidad es
constante, la Fed debería mantener estable
el crecimiento del dinero. Cuando la
velocidad tiene fuertes oscilaciones, la Fed
no debería mantenerse pasiva. La velocidad
registró un alza importante entre 1990 y
1997 y se desplomó posteriormente. La Fed
compensó la situación y mantuvo estable la
inflación, dijo Friedman con elogios. La
velocidad ha estado cayendo, lo que
significa que cada dólar que la Fed imprime
tiene menos impacto. CONCLUSIÓN: a favor del
QE.
Friedman también observaría
el crecimiento de los ingresos. Los ingresos
están creciendo muy por debajo de los
patrones históricos. CONCLUSIÓN: a favor del
QE.
Friedman, asimismo, prestaría
atención a las expectativas inflacionarias
del mercado de bonos. En su libro Money
Mischief publicado en 1992, Friedman sostuvo
que los bonos del Tesoro con una tasa de
interés vinculada a la inflación producirían
"una medida del mercado de la inflación
esperada" que proveería a la Fed "información
para guiar su rumbo que ahora le falta", y
una forma de "asumir la responsabilidad".
En la actualidad, tenemos
bonos vinculados a la inflación y lo que
equivale a una meta de inflación de la Fed.
Los mercados anticiparon una inflación baja
y declinante —hasta que Bernanke comenzó a
hablar del QE2 a finales de agosto—, señal
de que los mercados creen que la compra de
bonos de la Fed elevará la inflación, como
desea el banco central.
CONCLUSIÓN: a favor del QE.