En defensa del neoliberalismo |
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Los empresarios no tienen espacio
El economista Joseph Schumpeter (1883-1950) quizá sea más conocido por su innovadora labor mostrando el vínculo entre las innovaciones empresariales y el progreso económico. Pero como ha señalado Carl Schramm, presidente de la Fundación Kauffmann, la perspicacia de Schumpeter en cuanto a los que tomaban riesgos, no lo calificaba como optimista. En un discurso del año pasado a los ministros europeos de finanzas, Schramm explicaba los temores de Schumpeter: Lo “preocupó que el capitalismo empresarial no prosperaba debido a que la burocracia de los gobiernos modernos y las grandes corporaciones empantanarían la innovación – el proceso de “destrucción creativa sería demasiado ingobernable para que pudiera ser tolerado por una economía moderna regulada por el keysianismo”. Como resultado, dijo Schramm, Schumpeter pensó que “la importancia de los empresarios se desvanecería con el tiempo, puesto que el capitalismo buscaba predictibilidad en gobiernos que planificaban la actividad económica a la vez que ordenaban beneficios sociales”. Me llamaron la atención los comentarios de Schramm por lo bien que describían América Latina. Allí el empresario ha sido prácticamente expulsado del pueblo por las burocracias que temía Schumpeter. Como consecuencia, el desarrollo ha sufrido. La encuesta anual “Haciendo negocio” (Doing Business), del Banco Mundial, publicada la semana pasada, demuestra el caso. La encuesta 2008, que evalúa el ambiente regulador para los empresarios en 178 países, encontró que América Latina y el Caribe, habían sido las regiones de más lenta reforma durante este año, y que “se está quedando atrás de otras regiones en el ritmo” de las reformas.
Competitividad Latina
Declinante País Posición País Posición Singapur 1 Paraguay 103 Chile 33 Argentina 109 México 44 Guatemala 114 Perú 58 Costa Rica 115
Panamá
65 Honduras 121
El Salvador 69 Ecuador 128 Nicaragua 93 Bolivia 140 Uruguay 98 Haití 148
Rep. Dominicana 99
Venezuela 172
Sin embargo, malos como son los promedios, los empresarios en Venezuela los miran con envidia. Cuando sobre la facilidad de hacer negocios se trata, Venezuela está a seis lugares del fondo en el rango mundial, entre Eritrea y Сhad. También termina cadáver entre los 31 países de la región—incluyendo Haití. En la categoría de “contratar trabajadores”, Venezuela empata con Bolivia en el número 177. Los autores señalan que “no es posible” despedir a un empleado venezolano. “Comenzar un negocio” toma 141 días y en cuanto a la facilidad de “pagar impuestos” está en el lugar 174. Acompañan a Venezuela en el sótano Ecuador, que es el número 27 en la región, y Bolivia, que está en el 28. Sólo Suriname, Haití y el paraíso petrolero de Chávez tienen climas de negocio más hostiles. Este informe es instructivo para poder entender cómo Argentina pasó, de ser una de las economías más productivas del mundo durante el tiempo en que vivía Schumpeter, a estar cómo hoy, entre las menos. El resurgimiento de la economía peronista la ayudó a descender 16 escalones en su posición en 2006. No sólo ha dejado de implementar reformas significativas sino que también, el año pasado, complicó el proceso de insolvencia. Y su sistema de impuestos se mantiene punitivo. Una compañía que pague todos sus impuestos estornuda un equivalente del 113% de sus utilidades. Argentina termina en el lugar 22 de la región aunque delante de Costa Rica, que está en el lugar 24. Si se es empresario, Guatemala, El Salvador y Nicaragua son mejores lugares que Costa Rica. Brasil alcanzó aproximadamente el mismo rango que el año pasado. Hizo algunas mejoras en su sistema legal, pero perdió terreno ante reformistas más agresivos en la categoría de “comercio a través de las fronteras”. También alcanzó el último lugar mundial en cuanto al tiempo que lleva cumplir con el código de impuestos (2,600 horas) y está situada en el número 137 en la categoría de “al pagar impuestos”. Las lentas reformas en la región han llevado a algunos analistas a concluir que las democracias en el mundo en desarrollo no pueden superar los obstáculos a la modernización que presenta la economía política. Sin embargo, hay éxitos regionales que prueban que hay vía cuando hay voluntad política. Contémplese a México. En el informe del año pasado, subió casi 20 lugares a nivel mundial gracias a un ministro de finanzas adicto a las reformas bajo el presidente Fox, que redujo las tasa de impuestos e hizo más fácil acreditar la propiedad. Tiene ahora, en cuanto al clima para hacer negocios, el quinto lugar en la región. Si el gobierno de Felipe Calderón mantiene sus promesas de reformas, más mejoras pudieran estar en camino, aunque su control de precios del pan y las tortillas no son un buen augurio. La superestrella del año es Colombia. Está entre los primeros 10 reformadores a nivel mundial y tiene el número 12 en la región. Ha hecho enormes progresos en “comercio a través de las fronteras” al reducir el tiempo que los productos son retenidos en las terminales, aumentar las horas de trabajo en los puertos y hacer más selectivas las inspecciones aduanales. Al mismo tiempo, fortaleció las protecciones al inversionista, adoptó un sistema electrónico de hacer declaraciones de impuestos y disminuyó progresivamente la tasa de impuestos a las corporaciones, de 35% en 2006 a 33% en 2008. Se necesita mucho más trabajo, pero la moraleja del cuento es que con un liderazgo, como el provisto por el Presidente Alvaro Uribe, las reformas son posibles. Pero lo opuesto es también es cierto. Chile ha bajado nueve lugares desde su posición número 24 en el informe del 2006, lo que sugiere que la coalición centro-izquierda que gobierna el país no está en sintonía con la importancia de la libertad empresarial. La lección más importante para América Latina en el informe del Banco Mundial es que los competidores en todo el mundo están trabajando para liberar el ímpetu empresarial y que no hacer nada no es una opción. Como le dijo Schramm a su audiencia de Viena, “Shumpeter vio lo que un siglo de evidencias probaría: el socialismo no ha mantenido el crecimiento económico”. Sería bueno que se dieran cuenta los que elaboran las políticas en América Latina. Fuente:
Wall Street Journal |