En defensa del neoliberalismo
 

Entrevista a Ollanta Humala

 

por  SERENELLA NAGORE

 

Amigos esta entrevista al candidato Humala del Perú, evidencia la locura que se cierne sobre Latinoamérica. A la manera de los Ayatolas que postularon la recuperación de los territorios perdidos y al Corán como el fundamento teológico para la destrucción de los "infieles" es decir, de occidente, este nuevo "Mesías" latinoamericano predica un nuevo Apocalipsis. Lean con cuidado para que vean lo que le espera a nuestro continente. Que Dios nos coja confesaos.
 

La joven universitaria SERENELLA NAGORE, de padre español y de madre peruana, entrevistó en París al autodenominado 'Tigre de los Andes', en momentos en que todavía no se perfilaba su factibilidad política. Aquí la transcripción de la entrevista, Patrie ou mort: Les néogauchismes sudamericaines, Paris, puf 2002, 32-36.


SERENELLA NAGORE: Comandante, cuéntenos usted acerca de su formación personal.


OLLANTA HHHUMALA: Yo soy más un hombre de acción, no un tipo de esos especulativos, que se les pasea el alma mirando las musarañas. Como lo dije, yo actúo primero, la reflexión viene después. Y siempre, los otros al final dicen: pasu machu. ¿Usted entiende eso? ¿El pasu machu?


SERENELLA NAGORE: Sí, más o menos, es andino, ¿no?


OLLANTA HHHUMALA: En efecto, es la expresión del que se admira ante las proezas realizadas por otro. Pasu machu, qué grande, qué fuerte, qué valiente, qué audaz. Lo que hay que hacer en el Perú es restaurar la cultura del pasu machu. Que se nos admire, que se nos respete. Por eso yo primero actúo, la reflexión es para los políticos y para la prensa, que maquillan los hechos de los grandes hombres, Bolívar, Cáceres, Velasco, y por último Fujimori en sus comienzos que defenestró de manera ejemplar al zanganismo político, a los chupasangre, a los comechados.


SERENELLA NAGORE: ¿Qué quiere decir comechado? ¿Podría   explicárnoslo?


OLLANTA HHHUMALA: Comechado es eso, el que come echado, así como un
árabe, vive tirado panza arriba y todo lo hace echado. Por definición, el costeño es el comechado, todo sibarita y afeminado, que no sabe lo que es el hambre y el frío. Por eso es que yo propugno una renovación total del GEP (Glorioso Ejército Peruano). La instrucción tiene que regir el cuartel y se manifiesta en la disciplina, en el sacrificio. Nuestros soldados son valientes, pero lo que los malogra moralmente es el clima de la costa, es el pendejismo, la liviandad, los pasterulos, todas esas cosas. Con esos males hay que acabar de raíz.
 

SERENELLA NAGORE: Pero no nos ha contado acerca de su formación…
 

OLLANTA HHHUMALA: Mi formación es algo que no termina. Nadie forma sin ser formado él mismo. Yo lo que puedo decir es que todo se lo debo a mi padre, que fue mi único maestro, mi único modelo, la única autoridad que conozco y reconozco. Mi padre nos enseñó la disciplina, nos enseñó la dureza. Le prohibió a nuestra madre que nos acariñase a los niños, para que aprendiéramos a ser bien machos, bien firmes, constantes. El pensaba, ahora no, porque con la edad uno se suaviza, él pensaba que si en las familias peruanas hubiera más disciplina, no seríamos tan huevas tristes que nos dejamos pisar por los chilenos. Es la verdad, señorita, yo pienso que los peruanos necesitan una carajeada bien dada, meterlos a todos sin excepción al cuartel, militarizar la familia.
 

SERENELLA NAGORE: Pero en el Perú las familias son en su mayoría semifamilias, piense usted en el porcentaje altísimo de madres solteras.
 

OLLANTA HHHUMALA: Yo lo sé, pero por eso mismo, obligar a los hombres a reconocer a sus cachorros de inmediato, y a las mujeres, cinturón de castidad hasta el matrimonio. Es un escándalo que ninguna llegue 'pita' al matrimonio, llegan con la mercadería estropeada o baboseada. Por eso es que el hombre se va. Mi madre les decía a mis hermanas: los hombres con las mañosas se divierten, con las decentes se casan.
 

SERENELLA NAGORE: Pero eso significaría un control mayor en áreas íntimas, personales, restricciones.
 

OLLANTA HHHUMALA: Esa es la traba de la Constitución y la sensiblería politicosa. Las cosas hay que hacerlas bien claras. Como en Esparta, si el Perú quiere la hegemonía, si el Perú quiere dejar de pisar huevos y navegar en la miseria, hay que ajustar la correa. No me gusta ponerme como modelo, pero mire usted no más a mi familia, a fuerza de disciplina y esfuerzo en el curso de una generación nos hemos levantado. Así es. Y es posible que el Perú de la misma manera se levante. Pero eso sólo es posible mediante la primacía del GEP (ejército).
 

SERENELLA NAGORE: ¿No es algo que nos lleva a repetir la experiencia de Mussolini?
 

OLLANTA HHHUMALA: El error de Mussolini fue Alemania. Si no se hubiera metido con el loco de Hitler, hoy Italia sería potencia. Mussolini acabó con la mafia, acabó con la corrupción, con la locura parlamentaria y con el librepensamiento francmasón y cucufato. Mussolini inauguró una nueva época en la historia de Italia, y habría sido un Segundo Imperio Romano si los nazis no se lo llevan abajo, porque fue culpa de Hitler todo eso. De Hitler y de los Estados Unidos, que le dieron con todo a la península itálica. Esa devastación debilitó a Italia. Y es que Estados Unidos no permite que nadie se levante con dignidad. Mire si no a Cuba, ahí no más les quebró el espinazo. Son como cincuenta buitres acechando al cadáver. Y eso no es justo. Esa no fue la idea de Bolívar, que nos advirtió claramente, pero nosotros tenemos la culpa de ser las víctimas de la historia.
 

SERENELLA NAGORE: Pero Bolívar se comportó de manera autoritaria en el Perú.
 

OLLANTA HHHUMALA: ¿Y qué iba a hacer, señorita? Por un lado estaban los criollos que jodían y querían permanecer con sus privilegios, por otro lado, una masa ignorante y pobrísima. Con eso no se puede hacer nada, por eso él quiso ordenar las cosas, como un nuevo Pachacútec, el quiso ordenar los Andes, pero no se lo permitieron. Ya desde esa época los ingleses se compraron a los ricos del Perú para que expulsaran a Bolívar, al que les dio la libertad.
 

SERENELLA NAGORE: ¿Quiere usted decir que los peruanos son ingratos?

OLLANTA HHHUMALA: Sí, ahora que usted lo dice, sí. No se acuerdan del que les
dio la libertad, escupen en la mano que les da de comer. Si no, yo no me explicaría por qué hay tanto aprista en el Perú. ¿Será porque son brutos? No, es que son rastreros, es que son comechados. Todo el norte del Perú, toda la costa norte, son unos apristas comechados sin seso. Es porque son costeños, gente muelle, vagos, pasterulos, indefinidos sexualmente.

SERENELLA NAGORE: ¿Usted se definiría entonces como antiaprista?

OLLANTA HHHUMALA: No, yo no me defino así no más. Es difícil definirse. ¿Podría
usted definirse? No, es difícil. Pero lo que sí puedo decir es que el APRA todavía no ha pagado por los crímenes cometidos contra el Ejército y contra la población durante la represión de Sendero Luminoso. Ahí no más hay una Comisión tratando de echarle tierrita al asunto, pero la verdad es que el Apra va a pagar muy caro. Todo sale a flote, nos decía mi padre, y esa verdad se me ha quedado grabado. Toda la suciedad (cambiado) del APRA saldrá a relucir.

SERENELLA NAGORE: ¿Y la de Fujimori?

OLLANTA HHHUMALA: Mire, yo no soy fujimorista, nunca lo he sido, si mal no recuerdo. Yo sólo tenía amor por mi tropa, y en esa época no me interesaba la política. Sólo quería saber si mis clases y subordinados tenían su rancho, si les daban franco o la propina era suficiente para sus necesidades inmediatas. Pero aun en medio de ese amor que me consumía por la tropa, yo me di cuenta de Fujimori: este hombre, es un hombre. Y lo único que yo lamentaba, era que Fujimori no fuera peruano, sino así como quien dice, un chino. Pero por lo demás, bien hecho, carajo. Enderezó la economía, puso en vereda a los leguleyos, defendió al país contra el enemigo. Yo por eso, no soy su partidario, pero como hombre, lo respeto. Y todos los peruanos también debieran hacerlo, ¿o ya se han olvidado cómo quedó el Perú después del Apra? Una mierda, con perdón de la palabra, no había ni uniformes para el generalazgo, y eso no es posible, ni balas teníamos.

SERENELLA NAGORE: ¿Entonces usted es un antiaprista?

OLLANTA HHHUMALA: No, señorita, yo no me defino por odios o negaciones. Yo soy peruanófilo, yo soy Bolognesi, yo soy Cáceres, yo soy Cuenta conmigo Perú, cuenta conmigo. Pero si tanto insiste, se lo digo, lo que hizo el gobierno de Alan, con sus ministros de saqueo y latrocinio, Vásquez Bazán al que le decíamos ojitos lindos, Salinas, toda esa gente, es razón suficiente para que les hagamos consejo de guerra y los fusilemos con familia y todo. Yo si alguna vez llego al poder por vía democrática, será una de las primeras medidas que tome, como carácter simbólico: así terminan los rateros, carajo. Y para que la gente de mi gobierno sepa que yo no ando así a la hueva, gallina que come huevo, aunque le quemes el pico, así que de una vez, de frente al calabozo.
 

SERENELLA NAGORE: Pero algo así se prestaría al abuso.

OLLANTA HHHUMALA: No, porque allí estaré yo vigilante.

SERENELLA NAGORE: Eso significaría la disolución del Poder Judicial?

OLLANTA HHHUMALA: Disolución, disolución, no. Lo que hay que hacer es poner las cosas en su sitio. Y eso va través del duro cuestionamiento de la institución. Fíjese usted no más en lo efectivo que funciona un tribunal castrense, en un dos por tres un consejo de guerra, listo. Por gusto tenemos las cárceles llenas, los procesos demorándose una eternidad. Para criminal de bala y cuchillo, por violador y secuestro: la pena de muerte. Eso soluciona el asunto en tres meses. Y ya no tenemos el problema de mantener a tanto zángano mal nacido en las cárceles. Una solución intermedia, para los condenados por delitos medianos, es trabajos forzados.
 

SERENELLA NAGORE: ¿Esa no sería una forma subrepticia de introducir la esclavitud en el Perú?
 

OLLANTA HHHUMALA: Usted dígame, ¿quién es libre? El trabajo os hará libres, esa es mi divisa.
 

SERENELLA NAGORE: Hay quien afirma que usted quiere reinstalar el Imperio Incaico. ¿Es eso cierto?
 

OLLANTA HHHUMALA: ¿Y por qué no? Está probado que los peruanos nunca han sido tan felices como antes de la llegada de Pizarro. Hay que reinstaurar el imperio del agro, y la regla de nuestros antepasados: ama sua, ama yuya, ama aquella, no seas ladrón, no seas mentiroso, no seas pajero. Y quien atente contra estos principios, mano dura.
 

SERENELLA NAGORE: ¿En el caso que estuviera en su poder decidirlo, el español seguiría siendo la lengua oficial del Perú?
OLLANTA HHHUMALA: De ninguna manera. El quechua, para confundir al enemigo, para desinformarlo. Yo no recurriré a ningún senado, sino a un consejo de antiguos, de Yayas, extraídos de la realidad comunera, para que me asesoren en las decisiones que competen al Perú profundo.
 

SERENELLA NAGORE: ¿Con sueldo asignado del Estado?
 

OLLANTA HHHUMALA: ¿Usted qué cree, señorita? Ustedes, los occidentales, me hacen acordar al afrancesado de Vargas Llosa, que todo lo ve dólar. Usted piensa que ese Consejo de Yayas va a recibir un sueldazo en dólares? Manan, señorita. Ellos con servir a la patria y sus hojitas de coca, contentos no más. Así es, nispa.
 

SERENELLA NAGORE: Pero eso sería el retroceso económico a una etapa pre-mercantilista, a una economía del trueque.
 

OLLANTA HHHUMALA: Precisamente ése es uno de mi grandes objetivos, señorita. El dinero lo ensucia todo. Eso lo supieron bien los españoles, que adrede contaminaron la pureza del Incario.

SERENELLA NAGORE: Eso quiere decir que los grupos de poder económico tendrían los días contados…
 

OLLANTA HHHUMALA: No. Se los expropiará, claro, para hacer justicia a los trabajadores y campesinos explotados durante siglos de siglos, en una especie de desagravio cultural, de revancha para apagar los resentimientos y rencores que tienen en vilo al Perú desde que es Perú. Pero su infraestructura productiva debe servirnos para aumentar el volumen de las exportaciones. Si el Perú quiere armarse, nadie le va a cambiar un portaaviones por diez toneladas de cobre ni de cocaína, tiene que ser un pago en dólares contantes y sonantes. En la primera etapa de mi gobierno es necesario consolidar el ejército y la infraestructura bélica, instalación de radares, compra de aviones, modernización antiaérea total. Una vez que haya pasado esta etapa, que calculo entre cinco y diez años, viene lo que he decidido llamar la Reinstauración de los Cuatro Suyos. Por favor, no se confunda con la Marcha de los Cuatro Suyos, de la llama ésa que hoy por hoy nos gobierna. La reinstauración de los cuatro suyos implica la recuperación del Collasuyo, que iba hasta Tucumán en Argentina y el río Maule en Chile, Bolivia incluida. Luego viene la reinstauración del Chinchaysuyo, que iba hasta el río Ancasmayo en el sur de la actual Colombia.
 

SERENELLA NAGORE: Pero, ¿eso significa guerra contra todos los países sudamericanos? Además, ¿cree usted que el Brasil permanecería neutral ante tantas atrocidades.

OLLANTA HHHUMALA: Se ve que usted no conoce de historia, señorita. Vamos a
hacer un tremendo pachacuti en el continente de América del Sur, lo que se dice tacu tacu. Un pacto de no agresión y un tratado de libre comercio suscrito entre el Reino Quechua del Perú y la Federación do Brasil es el primer paso antes de la operación Collasuyo.
 

SERENELLA NAGORE: ¿Y usted cree que algo así es factible?

OLLANTA HHHUMALA: Bolivia saludará el ingreso del Ejército Liberador Quechua con beneplácito. Neutralizar Chile y Argentina es nuestro objetivo. Argentina ha demostrado ser inoperativa en los Andes. En lo que respecta a Chile, luego de una ola de atentados terroristas en Santiago y Valparaíso, el primer objetivo es recuperar el Apu Licáncabur para realizar ofrendas adeudadas. Solo la toma de Chuquicamata significaría la semiparalización de todo Chile. Y además liberaríamos al pueblo cautivo de los aymaras.

SERENELLA NAGORE: Pero eso que usted nos describe se iguala a un apocalipsis.
 

OLLANTA HHHUMALA: En la cosmovisión andina, un Apocalipsis precede a un nuevo renacer. Renacerá con brillo el Imperio del Tahuantinsuyo, firme y feliz por la fe.
 

SERENELLA NAGORE: ¿Y en aspecto religioso?
 

OLLANTA HHHUMALA: Fusilar a todos los curas, fusilar a Rafael Rey, a Dionisio Romero y a sus secuaces.
 

SERENELLA NAGORE: ¿Se da usted cuenta de lo que está diciendo? Esto ya no es ideología, sino puro totalitarismo. No se puede decidir sobra la vida y la muerte de sus semejantes así no más, eso atenta contra la dignidad humana.
 

OLLANTA HHHUMALA: Señorita, perdone que le abra los ojos, pero así es la triste realidad. Los ricos atentan todo el tiempo contra la vida humana, y nadie se
queja, porque son ricos, tienen lobby, la derecha siempre tiene plata. ¿No se ha preguntado por qué?

SERENELLA NAGORE: Pero la plata no compra electores, en materia democrática.

OLLANTA HHHUMALA: A Dios gracias, aunque con Dios o sin él, la derecha en América Latina ha muerto, ya no tiene nada que buscar. Ningún candidato de derechas tiene perspectiva, lo digo yo, sin equivocarme y sin hacer alarde de ello. Eso es lo que ha probado el actual presidente del Perú, mire semejante llama que no más para despistar a los incautos se metió en política. Yo no creo que de acá a dos o tres años Diez-Canseco tenga posibilidad, ni mucho menos que Castañeda ni Lourdes Flores. ¿Usted se imagina el chongo que sería una mujer gobernando un país de hombres? Es imposible. Una mujer, a mi juicio, debe quedarse en casa, traer hijos al mundo y cuidar de la familia. Es por su bien
 

SERENELLA NAGORE: Algo así como la mujer de Alan García.

OLLANTA HHHUMALA: Algo así, pero ella, como madre, es un fracaso. Lo que necesitamos es mujeres que paran soldados, sólo futuros soldados...