En defensa del neoliberalismo
 


REFUTACIONES DEL CAMBIO CLIMÁTICO
La Tierra se estuvo calentando antes de que el calentamiento global se enfriara.

 

 

PETE DU PONT

Cuando Eric el Rojo condujo a los vikingos noruegos a Groenlandia a finales del siglo VIII, el país era una tierra carente de hielo –hierba para las ovejas y el ganado, aguas para la pesca y un clima agradable para vivir--, una colonia tan buena que en el 1100 llegaban a 3000 los habitantes del lugar.  Después vino la Edad de Hielo. Ya en 1400 las temperaturas promedio habían disminuido 2.7 grados Fahrenheit, los glaciares se movieron hacia el sur a través de las tierras de labranza y los puertos, y los vikingos no lograron sobrevivir.

Esas fluctuaciones globales de la temperatura no deben sorprendernos, ya que si nos remontamos en la historia observaremos un patrón regular de calentamiento y enfriamiento.  Desde el año 200 A.C. hasta el 600 D.C. observamos el período de calentamiento romano; desde el 600 al 900, el período frío de la Edad Media; desde el 900 hasta 1300, el período de calentamiento medieval, y de 1300 a 1850, la Breve Edad de Hielo.

Durante el siglo XX la Tierra en realidad se calentó en 1 grado Fahrenheit.  Pero los datos muestran que durante el siglo las temperaturas cambiaron alternativamente: desde 1900 a 1910 el mundo se enfrió; desde 1910 hasta 1940 se calentó, y desde 1940 hasta finales de los setenta se volvió a enfriar.  A partir de entonces se ha estado calentando.  Hoy día nuestro clima es una vigésima parte de un grado Fahrenheit más caliente que en el 2001.

Son muchos los factores que provocan estos cambios globales de temperatura.  La radiación solar es uno de ellos.  Según instituciones de astronomía europeas, la actividad de las manchas solares ha alcanzado la marca de los mil años.  La radiación solar está reduciendo la capa de hielo meridional de Marte, la cual ha estado perdiendo grosor durante tres veranos pese a la ausencia en el Planeta Rojo de vehículos SUV o de plantas eléctricas que utilizan carbón para fabricar electricidad.  Aquí en la Tierra, un estudio de la NASA informa que la radiación solar ha aumentado en cada una de las dos décadas pasadas, y Bjorn Lomborg, dedicado a las investigaciones ecológicas, se apoya en un modelo de circulación general atmósfera-océano para señalar que “el incremento de la irradiación solar directa durante los últimos 30 años es responsable de aproximadamente el 40% del calentamiento solar observado.” 

Las estadísticas sugieren que si bien es cierto que ha habido un ligero calentamiento durante el pasado siglo, buena parte de éste no fue provocado por el hombre ni tuvo uniformidad geográfica.  La mitad del calentamiento ocurrido el siglo pasado tuvo lugar antes de 1940, cuando la población humana y su base industrial eran mucho más pequeñas que ahora.  Y aunque las temperaturas globales son ligeramente más elevadas, en algunas zonas han descendido espectacularmente.   Según el estudio “El cambio climático y su impacto”, publicado la primavera pasada por el National Center for Policy Analyisis”, la masa de hielo de Groenlandia ha crecido y “las temperaturas promedio del verano en la cumbre de la capa de hielo de Groenlandia disminuyeron 4 grados Fahrenheit por década desde finales de los ochenta del siglo pasado”.  El analista británico de la ecología Lord Christopher Monckton afirma que desde 1993 al 2003 la capa de hielo de Groenlandia “incrementó su espesor en 2 pulgadas como promedio anual”, y que durante los pasados 30 años la masa de la capa de hielo de la Antártida creció también.

A principios de este mes, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas publicó un resumen de su cuarto informe de cinco años.  Aunque el informe completo no aparecerá hasta Mayo, el resumen dio nuevas fuerzas a la discusión sobre el calentamiento global.

Aunque el alarmismo con respecto al calentamiento global se ha convertido en noticia diaria en la prensa norteamericana, el nuevo informe del IPCC ha dado marcha atrás en sus predicciones de calentamiento.  Pese a que Al Gore en su obra “Una verdad inconveniente” nos advierte de una elevación del nivel del mar de hasta 20 pies, el IPCC redujo su estimado de la elevación del nivel del mar a finales de este siglo de 36 a 17 pulgadas. Redujo también su pronóstico del impacto de las emisiones globales de gases de invernadero sobre el clima mundial en más de una tercera parte, debido a que las partículas contaminantes reflejan la luz solar hacia el espacio, lo que se traduce en un efecto de enfriamiento.  

El IPCC confirma su conclusión del 2001 según la cual el calentamiento global influirá poco en el número de tifones o huracanes que sufrirá el mundo, aunque no hace referencia al hecho de que se ha producido una disminución constante en el número de los días de huracán desde 1970: de 600 a 400 días, según Meter Webster, dedicado a las investigaciones atmosféricas.

No explica el IPCC las causas de que en el período de 1940 a 1975 las temperaturas globales estuvieran disminuyendo mientras aumentaban las emisiones de bióxido de carbono, como tampoco admite que su gráfico en forma de “palo de hockey” del 2001 –que muestra un espectacular aumento de la temperatura a partir de la década de los setenta del siglo pasado— haya omitido los cambios de temperatura de la Breve Edad de Hielo y el calentamiento medieval, al parecer, con el fin de que los nuevos aumentos del calentamiento global resulten más alarmantes.  

En ocasiones las consecuencias de la mala ciencia pueden ser serias.  En una de las entregas del año 2000 de la revista Nature Medicine, cuatro científicos internacionales señalaron que “en menos de dos décadas, la fumigación de los hogares con DDT redujo la ocurrencia de la malaria de 2.8 millones de casos y 7,000 muertes (en 1948) hasta 17 casos y ninguna muerte” en 1963.  Apareció entonces el libro de Rachel Carson “La primavera silenciosa” que dio fuerza al ecologismo y condujo a que en algunos países se prohibiera el uso del DDT.  Cuando Sri Lanka puso fin al empleo del DDT en 1968, en vez de 17 casos de malaria tuvo 480,000.    

A pesar de ello, en 1971 el Sierra Club exigió “la prohibición y no una simple reducción” del uso del DDT “incluso en los países tropicales donde el DDT mantuvo controlada la malaria”.  Los controles ecológicos internacionales fueron más importantes que las vidas humanas.  Durante más de tres décadas estos puntos de vista prevalecieron, hasta que en septiembre pasado se suprimieron las restricciones.

Como se ha podido observar desde tiempos remotos, y a partir de la experiencia de los vikingos en Groenlandia, nuestro mundo sufre cambios climáticos cíclicos.  Los Estados Unidos necesitan entender con claridad lo que está ocurriendo y sus causas antes de firmar en las Naciones Unidas cualquier acuerdo ecológico, de cerrar nuestras industrias y plantas eléctricas y de frenar nuestro crecimiento económico.

El Sr. du Pont, ex gobernador de Delaware, es presidente del National Center for Policy Analysis que radica en Dallas.  Su columna aparece una vez al mes.

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Tomado del Wall Streeet Journal.
Traducido por Félix de la Uz.

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