Víctor Davis Hanson
La prisión de Guantánamo fue concebida para interrogar terroristas
capturados en el campo de batalla: la idea era mantenerlos como
prisioneros de guerra en una guerra no declarada, y como combatientes
enemigos sin uniformes ni oficiales. Es probable que haya que cerrarla
próximamente debido a la gritería internacional sobre su presunta
barbarie. Sin embargo, pese a toda la furia, ni un solo detenido ha
muerto allí en más de cuatro años de existencia.
En contraste, el europeo Milosevic acaba de morir estando bajo custodia
de Naciones Unidas en el tribunal postmoderno de La Haya. Esto sucede
tras el reciente suicidio del líder serbio-croata Milan Babia,
igualmente un recluso en el centro de detención europeo.
En Europa, se ha hablado poco de la muerte de prisioneros tan conocidos,
cuya barbarie sólo difiere de muchos de los asesinos en Guantánamo
simplemente por su orden de magnitud. Si los Rambos americanos pueden
mantener vivos a los yihadistas musulmanes, tan diferentes en
costumbres, religión, idiomas y dietas, ¿por qué no pueden los sensibles
europeos garantizar que otros europeos no mueran en sus cárceles?
Con frecuencia oímos lo incompetentes que han sido los iraquíes, bajo
tutela americana, en su juicio de Saddam Hussein. Su juicio, sin
embargo, sólo está empezando, dos años tras haber sido capturado, y va
rápido en comparación con el ritmo de la ilustre corte de La Haya. Antes
de su súbita muerte, el juicio de Milosevic llevaba cuatro años sin
haber llegado a ningún veredicto. En términos de la utópica
jurisprudencia internacional, Milosevic murió libre e inocente, puesto
que no se había probado su culpabilidad.
La gente se pregunta por qué los incompetentes americanos no pueden
coger a Osama bin Laden o, por lo menos, a Abu Musab al-Zarqawi. Pocos
observan que han pasado más de seis años tras el colapso de la dictadura
serbia, y todavía nadie parece saber donde están escondidos Radovan
Karadzic, o su comandante militar, Ratko Mladic, en Europa, no en el
Triángulo Sunita o en la salvaje frontera con Paquistán.
¿Quién le ha oído decir a un europeo "Sabemos que es difícil capturar a
Zaqawi puesto que nosotros no hemos podido capturar a Karzdic o a Mladic?"
O "Es difícil juzgar a criminales de guerra como Saddam, miren nuestro
problema con Milosevic"? Si un best seller francés insistía en que el
9/11 había sido planeado por los EEUU, ¿tratará un próximo thriller de
que Milosevic fue envenenado por un grupo de conspiradores europeos
temerosos de que un genocida de musulmanes pudiera ser absuelto en La
Haya y provocar terribles represalia por parte de los fundamentalistas
islámicos?
A los europeos les disgustan las expresiones de Bush, como "cogerlo vivo
o muerto" pero sería bueno contrastar a Bush con una reciente
declaración de Jacques Chirac de que Francia consideraría una respuesta
nuclear a cualquier país que estuviera patrocinando un ataque terrorista
en su contra. Si Bush hubiera dicho algo parecido, los europeos estarían
tratando de encausarlo en Bruselas por crímenes de pensamiento de
guerra.
Pudiéramos abundar mucho en estos contrastes de percepción y realidad
entre Europa y los Estados Unidos, ya sea la critica Ley Patriota y la
nueva legislación anti-terrorista que se está promulgando en Europa, o
la forma en que viven los inmigrantes árabes en Nueva York versus
Marsella, o en la forma en que ambos restringen la libertad de
expresión.
Lo más interesante, sin embargo, no es hacer una lista de estas
hipocresías sino explicarlas. Sabemos algunas de las razones: Europa es
débil y EEUU fuerte, así que se exige mucho más de este último, mientras
que el primero sufre de envidia y del resentimiento público.
A los poderosos no les interesa mucho encubrir su omnipotencia con
pretextos utópicos; a los débiles, carentes de poderío militar, eso es
lo único que les queda. Y fíjense como el estrechamiento de relaciones
que EEUU está forjando con Japón, Australia y la India nunca es "multilateralismo".
Multilateralismo es un neologismo que significa deferencia con Europa.
También hay un elemento más perturbador en juego. Europa triangula con
los enemigos de Occidente en contra de Estados Unidos, tanto para
limitar la influencia americana como para buscar ventajas económicas al
ofrecer una alternativa comercial occidental más sensible. Eso
significa, en el caso del Medio Oriente, un deseo de mostrar la empatía
europea con el mundo islámico. Hay vasta condenada de todo lo que EEUUU
hace, sin ningún reconocimiento de que detener asesinos, enjuiciar a
antiguos jefes de estado y perseguir terroristas populistas no es fácil,
ni siquiera para la Unión Europea.
Cuando occidentales mueren en Afganistán no es noticia. En Irak, sin
embargo, aparecen en primera plana. ¿Por qué? Porque, en Irak, la "mala"
guerra fue supuestamente "unilateral" mientras que la "buena" guerra
para derrocar a los talibanes ahora es una empresa multilateral. Para
los yihadistas, sin embargo, hay muy poca diferencia entre las dos. Un
soldado alemán en Kabul les parece un cruzado, igual que un americano en
el Triángulo Sunita. En Occidente, distinguimos entre las dos guerras.
Los fundamentalistas islámicos no.
¿Tienen consecuencias estos dobles estándares? Para un creciente número
de americanos, educados en el afecto a todo lo europeo, hay un creciente
cansancio con los europeos. No los escuchamos mucho, sabemos que siempre
está en contra nuestra.
Ahora las cosas se están poniendo críticas y los europeos están
empezando a aprender - tras los motines en Francia, las bombas en Madrid
y en Londres, los asesinatos en Holanda y la locura de los cartones
daneses - que el apaciguamiento ha fallado y que los fundamentalistas
islámicos los odian a ellos todavía más que a nosotros.
China y Rusia no van a ayudar con Irán. El petróleo iraní les interesa
más que la amistad europea, y suponen que los terroristas y las bombas
iraníes van a estar dirigidas hacia occidente y no hacia oriente. Hamas
no muestra ninguna gratitud por las enormes donaciones dadas a los
palestinos, sólo resentimiento porque se han demorado los cheques para
los recién electos terroristas.
Se dice que los días del activismo americano han terminado y que un
multilateralismo tipo europeo tiene que corregir los excesos de los
neoconservadores. Pero yo me pregunto, vamos a imitar la práctica
europea de juzgar a criminales de guerra? ¿Debemos trasladar a Saddam a
la celda, ahora vacía, de Milosevic? ¿Es la coalición en Afganistán
mucho más querida o efectiva que la que hay en Irak? ¿Debemos cerrar
Guantánamo y trasladar sus reclusos a La Haya? ¿Ha sido mucho más
efectiva la policía europea en capturar a Mladic o a Karadzic que
nuestros soldados en su enérgica persecución de Osama? ¿Y realmente van
a detener multilateralmente las Naciones Unidas, la Unión Europea, los
rusos y los chinos el programa nuclear iraní - o simplemente van a
paralizar cualquier acción significativa hasta que puedan encogerse de
hombros, suspirar y decir, "Bueno, que se va a hacer, después de todo,
sólo es otro Paquistán"?
Victor Davis Hanson es académico de la Hoover Institution.
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Tomado de Nacional Review
Traducido por AR
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