En defensa del neoliberalismo |
David Horowitz
Los americanos tienen que mirar fríamente a los que está sucediendo en el Medio Oriente, porque refleja muy claramente la guerra en que estamos comprometidos. De una parte está Al Qaida, Hamas, Hezbolá, Siria e Irán y sus aliados: Rusia, Francia, Grecia y la mayoría de Naciones Unidas. De la otra está Israel, la única democracia en la tierra del terrorismo islámico. El origen de este frente de la guerra contra el terrorismo es muy claro: el deseo de los terroristas musulmanes de destruir Israel y arrojar los judíos al mar, particularmente los de Hamas, elegidos como gobierno por los árabes de Palestina, y los de Hezbolá, que ocupan militarmente la parte sur del Líbano, ambos respaldados por Siria y por Irán.
Esta guerra revela la imposibilidad de un estado palestino y la necesidad de una fuerza de ocupación civilizada en una región ocupada por una población educada en una ideología de odio, lo que hace que su autogobierno no sea nada positivo ni alentador.
Hasta recientemente, había 10,000 judíos viviendo en Gaza. Aunque eran muy respetuosos de la ley y muy económicamente productivos, su presencia en Gaza necesitaba de una presencia del ejército israelí para protegerlos. Tan incontrolable es el odio genocida de los palestinos contra los judíos (aunque, por otra parte, más de un millón de palestinos viven pacíficamente en Israel disfrutando de más derechos que los árabes o musulmanes en sus propios países). El ejército israelí en Gaza era necesario para impedir que los palestinos lazaran misiles contra las escuelas judías.
Con el tiempo, la dirección israelí decidió capitular ante el odio árabe y desarraigar a los judíos que vivían en Gaza, y retirar las fuerzas que protegían a Israel contra los ataques de los criminales árabes. ¿Qué sucedió? ¿Hicieron algún esfuerzo los árabes por mejorar la situación de su territorio? Ninguno. En vez de eso, eligieron a terroristas genocidas para que los gobernaran. Destruyeron la industria de la horticultura que los israelíes habían creado, y que representaba el 10% de PNB. Dispararon unos 800 cohetes sobre Israel. Durante todo este tiempo, ni una palabra de condena a los agresores de Gaza por parte de Naciones Unidas, Francia, Rusia y el resto de la comunidad internacional apaciguadora y antisemita.
En consecuencia, los mandos de Hamas, radicados en Siria, autorizaron ulteriores agresiones: un túnel a través de la frontera para penetrar en Israel y secuestrar a un soldado israelí. De paso, los palestinos de la Margen Occidental ejecutaron a un campista judío de 18 años por el crimen de ser judío. Todavía ninguna condena de os palestinos por los antisemitas franceses, rusos y de Naciones Unidas. Este apoyo alentó a Hezbolá, patrocinada por Irán a iniciar otra agresión, esta vez por el norte. El objetivo de Estados Unidos, Israel y todos los pueblos civilizados del mundo tiene que ser la destrucción de la dirección de Hamas y Hezbolá, de su infraestructura y sus capacidades militares. Su hubiera unas Naciones Unidas dignas de su nombre, habría expulsado a Siria y a Irán de su organización, y hubiera mandando fuerzas armadas del Consejo de Seguridad a la Margen Occidental y Gaza para establecer una ocupación a largo plazo. Durante esta ocupación, habría que cambiar las escuelas de la Margen Occidental y Gaza para que los hijos de los palestinos aprendan las reglas del comportamiento civilizado: tolerancia en vez de odio religioso y étnico, condena de los atentados suicidas en vez de elogiarlos y la simple decencia de considerar al terroristas palestino que tomó de rehenes a un padre y un hijo, y destrozó la cabeza del niño contra una pa red, como un monstruo y no como un héroe y un modelo para los niños palestinos.
El mundo no será un lugar seguro y decente hasta que no desaparezcan los regímenes de Gaza, la Margen Occidental, Siria e Irán. Esta es una guerra que todos los americanos tienen que apoyar. ====================================================================
Tomado de FrontPageMagazine.
Traducido por AR |
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