¿DIÁLOGO CON LAS FARC? (I)
Carlos Romero Sánchez
En el mundo liberal democrático latinoamericano hemos leído con
estupor la propuesta del grupo terrorista marxista leninista
(disculpen el pleonasmo) FARC publicada y divulgada por su
página web ANNCOL titulada: FARC listas a hablar en asamblea en
UNASUR. (http://anncol.eu/noticias-del-mundo/4/farc-listos-a-hablar-en-asamblea-en-unasur882?templateId=882). Según
leemos, se dirigen a UNASUR porque a
las Organizaciones internacionales que se han dirigido con
anterioridad, sin respuesta alguna como la OEA y la ONU, “siguen
plegadas a las orientaciones del capitalismo salvaje”; entonces,
y ante tal negativa, se dirigen a UNASUR para dar a conocer
“nuestra visión sobre el conflicto colombiano”. ¿Por qué se
dirigen a UNASUR?
Es fácil responder: porque allí se reúnen los representantes
fósiles del fracaso político por excelencia de la historia de la
Humanidad con ropaje del nuevo siglo: el socialismo del siglo
XXI. Esta instancia internacional, con un tenue barniz
democrático y una gruesa capa de tentación totalitaria, es el
escenario donde las FARC han desplegado su ofensiva diplomática
para darse un respiro y lanzar la tan mentada “solución política
al conflicto armado” y, por ende, resaltar que la “única” vía es
el diálogo. Cualquier otra vía, según los marxistas leninistas
bolivarianos, está abocada al fracaso.
Esta letanía repetida con bastante frecuente brío por la
izquierda, subyace dos ideas peregrinas perversas: primera: el
Estado democrático colombiano es responsable de obstaculizar los
procesos de paz frente a la disposición siempre conciliadora y
benigna de las FARC; segunda: el diálogo con las FARC no se ha
intentando por estar el gobierno colombiano incrementando la
guerra. Las dos ideas nos lleva a los esencialismos: el Estado
colombiano es, por esencia, malo y las FARC son, por esencia,
buenas; y el diálogo debe hacer a como dé lugar. El esencialismo
conduce al espejismo de que el Estado colombiano promueve
deliberadamente una violencia generalizada haciendo oídos sordos
a los reclamos de iniciar conversaciones con las FARC que nos
llevaría de inmediato a la paz. Es decir, el Estado colombiano
no desea la paz sólo la guerra para así satisfacer “los
intereses de la clase dominante”. Estas ideas le proporciona una
baza a los terroristas: da, de antemano, por legítima cualquier
propuesta de los violentos así ésta no tenga en cuenta los
principios democráticos, deslegitimando, por consiguiente, las
objeciones y propuestas que el Estado colombiano plantee.
Frente al llamado del diálogo el espejismo no difiere mucho. La
palabra diálogo tiene connotaciones positivas que hace que
cualquier objeción ante el llamado sea recibida con desagrado y
quién emite tal objeción es visto como ave de mal agüero o como
alguien que no merece estar en el mundo civilizado. Esta postura
ante la objeción contradice el espíritu democrático de quienes
dicen defender la libre expresión. Además, el rechazo hacia las
objeciones al diálogo es utilizado por los amigos de los
terroristas que, escudándose en supuestas intenciones
humanitarias en nombre de las víctimas, logran neutralizar las
críticas a los planteamientos de la guerrilla y relativizar los
diversos crímenes que éstas cometen. Todo ello sin los
infaltables despistados que también abogan por la paz y las
víctimas. Esta repugnante postura de los amigos camuflados de la
democracia y el Estado de derecho le hace el juego a la
guerrilla, pues utilizan el dolor de los colombianos para
obtener dividendos políticos.
Ahora bien, los límites al diálogo es un imperativo para
no caminar por el empedrado camino de las manipulaciones de los
terroristas de las FARC. Uno de esos límites es tener
conocimiento de la ideología que propugna las FARC y si es
compatible con la práctica democrática, el Estado de Derecho y
la economía de mercado, medios que nos han procurado una
relativa convivencia, el respeto por los derechos individuales y
un aumento de la riqueza y de la calidad de vida inimaginable.
Los experimentos que veían en el final de Historia la redención
del Hombre demostraron su inviabilidad sumando en su haber cien
millones de muertos, la abolición de la libertad, y el
agravamiento y perpetuación de la pobreza.
FARC y marxismo leninismo
Algunos
preguntarán sorprendidos ¿Acaso las FARC defienden alguna
ideología? Otros interrogarán ¿Al calificar a las FARC como
narcoterroristas o como un grupo terrorista han perdido toda
identidad ideológica, además, sus actos criminales son una
prueba de la pérdida o desviación de su ideología? Cada una de
estas preguntas tiene la siguiente respuesta: Las FARC sí
profesan una ideología y sus actos criminales son los métodos
que dicha ideología utiliza para, en palabras de las FARC,
construir una “Nueva” Colombia.
El desconocimiento del algunos y el ocultamiento
consciente de los amigos de los terroristas de qué ideología
configura el pensamiento de los máximos cabecillas de las FARC ha
sido, a mi juicio, uno de los más graves errores de la mayoría
de “analistas políticos del conflicto” en Colombia. Para conocer
qué clase de ideología defiende y aplica las FARC, dejemos que
sean los mismos integrantes del grupo terrorista e insignes
miembros del Partido Comunista Colombiano quienes respondan.
(Las palabras resaltadas en las citas son de mi autoría)
En el libro Las
vidas de Pedro Antonio Marín de
Arturo Alape cuenta como el Partido Comunista Colombiano se
contactó con quien será el jefe histórico de las FARC (Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia) el brazo armado del Partido
Comunista. Corría el año de 1953 y “de Bogotá, el central del partido
comunista envío a
dos de sus cuadros políticos al Sur del Tolima, Martín Camargo
responsable de los asuntos campesinos y Pedro Vásquez ligado al
trabajo de la juventud comunista… los dos llegaron al
Davis…”(Alape, p. 198) y prosigue “En el Davis, en la clausura
del curso político, Martín Camargo y Pedro Vásquez le
propusieron a Pedro Antonio Marín: ‘Hola,
por qué vos no te ponés el nombre de Manuel Marulanda Vélez y te
bautizamos aquí mismo en la escuela
de cuadros del partido; la
escuela marxista leninista te
deja ese nombre como una cuestión de estímulo, para que lleves
el nombre del dirigente obrero asesinado y lo lleves bien en
alto’… Se pararon los estudiantes y los profesores y me dieron
un fuerte abrazo. ¡Felicitaciones Manuel Marulanda Vélez! Así me
bautizaron políticamente Manuel Marulanda Vélez.” (Alape, p.
210-211).
Gilberto Viera, el secretario histórico del Partido Comunista
Colombiano, declara a Martha Harnecker: “los
guerrilleros de las FARC en
ningún momento ocultan su filiación comunista” (p. 77). Luis
Alberto Morantes Jaimes alias ‘Jacobo Arenas’, cofundador de las
FARC y miembro del Partido Comunista, orgullosamente confirma en
su libro que en las FARC: “somos revolucionarios integrales, marxistas
irreductibles, leninistas sin tacha, anti-imperialistas y
anti-capitalistas” (Arenas, p. 117) En las tres declaraciones
resalta dos aspectos: primero: las FARC son el retoño
indiscutible del Partido Comunista Colombiano. Ocuparme de este
aspecto desbordaría las pretensiones de este escrito,
recomiendo, para tal efecto, la lectura esclarecedora de Las
Farc, el fracaso de un terrorismo de Eduardo Mackenzie.
Segundo: nos dicen sin ambages que ideología profesan los
terroristas: el marxismo leninismo.
No obstante, alguien objetará: sí, estas declaraciones acerca de
su filiación marxista leninista eran en los inicios de las FARC
y hasta mediados de los años 80 del siglo pasado; además, al
utilizar el terrorismo han
abandonado el marxismo leninismo o se han desviado de sus
pretensiones políticas traicionando el marxismo leninismo. Esta
objeción contiene tres partes: sus declaraciones tienen un
límite en el tiempo; la utilización del terrorismo comienza a
mediados de los ochenta; y por efecto de ello, “traicionan” el
marxismo leninismo. De la primera parte, insisto, dejemos que
sus propios miembros quienes refuten esta objeción. Tomemos a
Ricardo González alias ‘Rodrigo Granda’. En una entrevista
publicada en la web Español Islam Times, a la pregunta ¿Cómo te
vinculas a la lucha revolucionaria en Colombia? Granda responde: “ingreso
entonces por el año 1972 o 1973 a las filas del Partido
Comunista. Más tarde, a medida que fui adquiriendo conocimiento
del marxismo leninismo… comencé a mirar con mucha simpatía la
cuestión del movimiento insurgente y me
llamó poderosamente la atención que las FARC se reclamaban
marxistas-leninistas. Entonces,
con la militancia política a nivel del Partido Comunista y la
cuestión de cierta identidad programática entre estas
organizaciones, presionado por situaciones muy complicadas,
ingreso a la guerrilla para proteger mi vida.”. (Vid http://www.islamtimes.org/vdcd.j0o2yt0fxml6y.html ).
Y la crema chantilly viene con la siguiente pregunta ¿Por qué la
ideología marxista leninista de las FARC te llamó la atención?:
“Porque yo comencé a leer de dónde procedían los males en la
sociedad, cómo era ésta situación de la lucha de clases, qué
papel jugaban los Estados y a preguntarme por qué en nuestro
país, siendo tan rico, la mayoría de los campesinos, de los
obreros, de los estudiantes vivían en la miseria… uno
dentro de la cuestión del marxismo va viendo que realmente la
cuestión social se mueve por la lucha de clases, que hay una
clase explotadora que manipula… Uno va llegando, en el análisis,
a la conclusión que sin derribar ese Estado es imposible crear
una nueva sociedad. Y el socialismo significa, digamos, salto de
calidad en la cuestión de carácter social y eso no se hace con
reformas solamente. Eso se hace destruyendo
todo un régimen que ha creado la burguesía para su dominación de
clase. Si uno se pone a hacer retoques sociales, obviamente
que en cualquier país del mundo lo dejan hacer política
libremente. Pero si una persona comienza a tener realmente
conciencia de que ese Estado hecho por la burguesía hay que
destruirlo…”.
Esta entrevista la concede ‘Granda’ en… 2009. Y es evidente como
persiste la ideología marxista con todo su vocabulario
revolucionario. La manera de las FARC de construir la “Nueva”
Colombia es el socialismo, ojalá del siglo XXI, y la lucha de
clases. Nada de reformas o
de “hacer retoques sociales” sólo destruyendo el Estado “hecho
por la burguesía”, es decir, en palabras de Karl Marx, arrasando
con el orden existente. ‘Granda’ jamás somete a crítica, -como
tampoco lo ha hecho ‘Cano’, ‘Iván Márquez’ o estando en vida
‘Raúl Reyes’- esta ideología; sin más, prosigue con la
entrevista todo bajo la lupa de la lucha de clases. Además, es
pertinente destacar en las respuestas de ‘Granda’, otra vez, el
connubio Partido Comunista-FARC.
La mayoría de “analistas”, insisto, no tienen en cuenta la unión
Partido Comunista FARC, ni la ideología que profesan, dejando de
lado tan fundamentales datos. Por fortuna, existen unos poco que
si tienen en cuenta ello. Ahora ¿Por qué los “analistas” dejan
de lado la ideología de las FARC? Tomarla en cuenta ayuda mucho
a la hora de hacer un juicio de por qué los diversos procesos de
paz se han malogrado, del por qué los procesos de paz son
utilizados por los terroristas como una
estrategia para hacer la guerra y no la paz, y del por qué el
marxismo leninismo es incompatible con el Estado de derecho
Acerca de las dos restantes parte de la objeción da por hecho
que el marxismo o el marxismo leninismo rechazan el terror
y la violencia, y que las acciones criminales y/o terroristas de
las FARC, contrarias al marxismo leninismo, según esta objeción,
son algo reciente. Nada más alejado de la realidad fáctica.
Acerca de la actividad criminal de las FARC desde sus inicios
ver el libro de Eduardo Mackenzie.
BIBLIOGRAFÍA
Alape, Arturo. Las
vidas de Pedro Antonio Marín, Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo.
Planeta, Colombia, 1989
Arenas, Jacobo. Cese
el fuego: una historia política de las Farc. Oveja
negra, Bogotá, 1985
Harnecker, Martha. Combinación
de todas las formas de lucha. Ediciones suramericana,
Bogotá, 1988
Mackenzie, Eduardo. Las
FARC fracaso de un terrorismo. Debate, Bogotá, 2007
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