En defensa del neoliberalismo
 

                    

    

             La guerra del fin del mundo  
 

 

 

ADOLFO RIVERO CARO

Hay una sola guerra mundial contra el terrorismo aunque tenga muchos frentes. Ahí está para demostrarlo la estentórea alianza entre el venezolano Hugo Chávez y Mahmud Ahmadinejad, el demencial presidente de Irán. Este iluminado se considera embajador plenipotenciario de Alá y portavoz personal de Mahoma. Niega la realidad histórica del holocausto, proclama su voluntad de aniquilar físicamente el estado de Israel y ha gastado miles de millones de dólares en desarrollar un plan para equiparse con armas atómicas. Y no ha vacilado en equipar con misiles a una organización terrorista como Hezbolá. ¿Qué no hará mañana cuando consiga armas nucleares?

Los apaciguadores de siempre, sin embargo, se niegan a tomar en serio al líder iraní. Algo parecido sucedió con Hitler. Este publicó Mi lucha en 1925, explicando minuciosamente sus teorías racistas así como su plan para ponerlas en práctica. Muy pocos se espantaron. Por el contrario, los pacifistas concentraron sus ataques contra los que llamaban a armarse para enfrentar la amenaza nazi. Decían que ellos eran la causa de las tensiones. Excusaban a Hitler hablando de los justos resentimientos del pueblo alemán, de los injusticias del Tratado de Versalles, de cómo Hitler había acabado con el desempleo, de las magníficas carreteras que había construido y de su enorme popularidad. Todo el mundo consideró normal que Alemania tuviera el honor de ser la sede de los Juegos Olímpicos de 1936. Inclusive tras el inicio de la guerra, pese a que algunas noticias se filtraban trabajosamente a Occidente, nadie creía en la matanza de los judíos. Se pensaba que era grosera propaganda antinazi. La realidad del holocausto sólo vino a ser conocida cuando los ejércitos aliados llegaron a los campos de concentración alemanes. Hoy, en Europa y el Medio Oriente, el antisemitismo es más popular y virulento que nunca. Pero, aunque el mundo lo vea con indiferencia, los judíos no van a permitir otro holocausto.

Es muy peligroso que Irán haya salido fortalecido de la última guerra del Líbano. Hezbolá, una organización terrorista sostenida por los iraníes, ha resistido exitosamente el asalto del ejército israelí. Es cierto que entre las condiciones del cese al fuego está que hay que desbandar a Hezbolá, pero eso es lo que decía la resolución 1559 de Naciones Unidas y ha resultado un papel mojado. Es bueno recordar que el Líbano había una Fuerza Provisional de la ONU de 2,000 soldados encabezada, obviamente, por un general francés. Nunca oímos hablar de ella mientras Hezbolá convertía en una fortaleza el sur del Líbano, pero nos dicen que ahora todo va a cambiar. Van a reforzar la FPNUL. Va a tener más militares franceses. Además de soldados españoles, pacifistas suecos y monjes budistas. El mensaje es claro: Hezbolá no se va a desarmar y nadie va a intentar hacerlo. El indefenso gobierno libanés sólo le ha pedido que no muestre públicamente sus armas. Eso es todo. Esta organización terrorista se ha hecho enormemente popular en el mundo árabe. Si a esto le sumamos que dispone de los milllonarios recursos del petróleo iraní, el famoso ''cese el fuego'' sólo va a significar nuevas ofensivas contra Israel y una guerra más cruenta dentro de algún tiempo. Quizás más pronto de lo que nadie se imagina.

En varias ocasiones, Ahmadinejad ha dicho que le dará su respuesta final a Estados Unidos sobre sus planes nucleares el 22 de agosto. Recientemente, Bernard Lewis, uno de los principales expertos en esa parte del mundo, llamaba la atención sobre esa fecha. En el calendario islámico, es el día 27 del mes de Rajab del año 1427. Es la noche en que muchos musulmanes conmemoran el viaje que Mahoma hizo a Jerusalén y luego al cielo en Burak, un caballo alado. Esta pudiera considerarse una fecha apropiada para el final apocalíptico de Israel y quizás del mundo. Los libros de texto escolares iraniés mencionan la siguiente cita del ayatolá Jomeini: ''...Si los infieles quieren estar contra nuestra religión, nosotros estaremos en contra de todo su mundo y no cesaremos hasta su aniquilación. O seremos libres o conseguiremos esa mayor libertad que es el martirio. O conseguimos la victoria del islam en todo el mundo o conseguiremos la vida eterna y el martirio. En ambos casos venceremos''. En la perspectiva del fin del mundo, perder una guerra atómica no es particularmente lamentable. El mundo se va a acabar de todas formas.

Hay que reconocer que estas especulaciones no son muy tranquilizadoras. Por mi parte, estoy seguro de que el mundo no se va a acabar el próximo martes. Pero también estoy seguro de que, por sí o por no, la botella de Johnny Walker que tengo en casa no va a llegar a ese día.

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