En defensa del neoliberalismo

Los aliados de las FARC

Adolfo Rivero Caro

La captura de la computadora personal de ''Raúl Reyes'', el segundo hombre de las FARC, es una pesadilla política para Hugo Chávez y su clientela izquierdista. Estamos hablando, por supuesto, de Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega. Cristina Kirchner es distinta, ella no milita, es una simple simpatizante. Que estos personajes estén íntimamente vinculados con las FARC, una organización internacionalmente reconocida como terrorista, debía de ser su sentencia de muerte política. Ellos son los que le ofrecen protección y, de ser necesario, ayuda económica a esta gavilla de asesinos, secuestradores y narcotraficantes. En estas condiciones, es evidente que ningún gobierno colombiano podrá acabar nunca con las FARC. Por derrotadas que hayan sido sus tropas siempre van a poder saltar a Ecuador o Venezuela para reponerse y volver a penetrar en Colombia. Increíblemente, Chávez le ha dado $300 millones a las FARC. Y la ayuda de Ecuador, aunque más bien pasiva, no se queda muy atrás.

''Hemos detectado 11 campamentos en suelo ecuatoriano'', dice una fuente de la inteligencia colombiana. ''Ocho grandes, con talleres, polvorines y pistas de entrenamiento en la zona del río San Miguel, y tres más pequeños por el río Putumayo''. Las ocho bases permanentes (Rancherías, San José, el Arenal, la Isla --donde Raúl Reyes vivió dos años--, el Limón, la Escalera, Farfán y Puerto Mestanza) jalonan la frontera norte de Ecuador de este a oeste.

Desde esa retaguardia, Colombia ha sufrido 39 ataques de las FARC desde 2004. Uno de ellos causó la muerte de 22 soldados en la localidad de Teteyé. ''Hemos entregado 16 informes a la Comisión Binacional para Asuntos Fronterizos, y ocho más a la cancillería ecuatoriana, sobre la presencia de las FARC en su suelo'', dice un alto funcionario colombiano. Quito simplemente no responde.

A petición de Colombia, una comisión de expertos de la INTERPOL está examinando las computadoras de Raúl Reyes para confirmar la veracidad de su contenido. Esto pudiera dejar oficialmente confirmada la vinculación de los gobiernos de Hugo Chávez y Rafael Correa con una organización terrorista. Para el gobierno de Chávez principalmente, esto pudiera significar que Venezuela sea incluida en la lista de países promotores del terrorismo. Sería un desastre para el país.

Desde hace tiempo, Colombia ha estado en la vanguardia de la lucha contra el terrorismo en América Latina. Estados Unidos tiene en Colombia su principal aliado en el hemisferio. En estas condiciones, es evidente que debería tener relaciones económicas privilegiadas con ese país. Sin embargo, precisamente porque Colombia es el principal aliado de Estados Unidos en el hemisferio, todos los izquierdistas y antiamericanos del mundo detestan al gobierno de Uribe. Y nadie lo detesta con más violencia que Chávez.

Desgraciadamente, en Estados Unidos, los izquierdistas y antiamericanos están conquistando un papel cada vez más importante dentro del Partido Demócrata. Los latinos que simpatizan con ese partido deberían reflexionar sobre el hecho de que el Partido Demócrata se ha vuelto abiertamente proteccionista y que esto es desastroso para todos los países de América Latina y del tercer mundo. Nuestros países no necesitan ''ayuda externa'', sino libre comercio.

El Partido Demócrata tiene esta actitud porque responde a los intereses de los sindicatos americanos, y estos son enemigos feroces del libre comercio. Según ellos, implican una competencia con trabajadores extranjeros baratos y, por consiguiente, a más o menos largo plazo, un aumento del desempleo en EEUU. Eso, por supuesto, no es cierto, pero estamos en un año de elecciones. No importa la importancia de los intereses estratégicos de Estados Unidos en Colombia, los demócratas no van a querer irritar al movimiento sindical. Tanto Barack Obama como Hillary Clinton han tenido que criticar el NAFTA.

No todos los demócratas tienen la misma posición. Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara, lo sabe y, bajo presión de los representantes izquierdistas, no ha permitido que el tema se lleve a votación en la Cámara. Sabe que pudieran perder.

Estos son los mismos demócratas que fustigan al presidente Bush por menospreciar la importancia del ''poder suave'' y de la diplomacia y de recurrir con demasiada rapidez al uso de la fuerza. Chávez está apoyando activamente al terrorismo y, respaldado por su inmensa riqueza petrolera, amenaza con provocar confrontaciones militares en el continente. Lo hemos visto en las últimas semanas. Ante este peligro real, nada sería más consecuente que reforzar el uso del ''poder suave'' y apoyar el tratado de libre comercio con Colombia.

Los tratados unen a Estados Unidos con los países latinoamericanos en una red de relaciones comerciales. Más de 8,000 compañías americanas exportan actualmente a Colombia y casi 85% de las mismas son empresas pequeñas y medias. Colombia es el mayor mercado sudamericano para los productos agrícolas americanos y el pacto sólo incrementaría esta vinculación. Al oponerse al tratado de libre comercio con Colombia, los demócratas se están comportando como enemigos políticos de Uribe y como amigos de Chávez. Todos los latinoamericanos deben prestarle atención a este fenómeno y reflexionar sobre las implicaciones que tiene para nuestros países.

Marzo, 2008

 

 

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