En defensa del neoliberalismo

La batalla de Colombia

Adolfo Rivero Caro

El Tribunal Constitucional de Colombia se ha manifestado en contra de una tercera reelección del presidente Alvaro Uribe. A muchos admiradores del presidente colombiano nos ha alegrado la noticia. Siempre hemos pensado que hubiera sido negativo un tercer intento de reelección. ¿Con qué moral podíamos entonces criticar el deseo de los Chávez, los Evo Morales, los Ortega, los Correa y tantos otros de imitar a los Castro y pretender eternizarse en el poder? Uribe puede jugar un papel muy importante en el escenario internacional y en Colombia ciertamente hay otros candidatos, de suficiente envergadura, como para sustituirlo exitosamente.

A mi juicio, los dos países con mayores perspectivas de crecimiento y desarrollo en América Latina son Colombia y Perú. En Colombia, Uribe ha golpeado duramente a las FARC y a los paramilitares. También ha luchado vigorosamente contra el narcotráfico. Para esto último ha aprovechando, con toda razón, la ayuda de Estados Unidos, pese a las absurdas e hipócritas protestas de los simpatizantes de Fidel Castro, que gobiernan en América Latina. En Colombia, el desempleo ha disminuido y la calidad de vida ha mejorado considerablemente. La economía, sin embargo, depende excesivamente de las exportaciones de petróleo, café y flores naturales.

Un tratado de libre comercio con Estados Unidos, que hubiera alentado la diversificación y el crecimiento económico, está paralizado en el Congreso de EE.UU. desde 2008. Es increíble. ¿Cómo puede ser posible, tratándose del principal aliado de Estados Unidos en el continente? Precisamente por eso. No hay que olvidar que la izquierda de Estados Unidos es tan antiamericana, tan hostil a los valores y principios fundamentales de este país, como la del resto del mundo. Por otra parte, los demócratas dependen en gran medida de la mafia sindical americana y ésta, no quiere ninguna competencia con los trabajadores colombianos.

Colombia es una de las economías más estables de América Latina y sigue avanzando en el camino de la libertad económica, clave de su desarrollo. Actualmente, según el Indice de la Libertad Económica, es el 12 de los 29 países de la región y el 58 entre 179 naciones. En Colombia, la libertad económica se ve obstaculizada por una persistente debilidad institucional. El imperio de la ley (rule of law) sigue siendo problemático. Pese a una nominal apertura a las inversiones extranjeras, las regulaciones son excesivamente complejas e inciertas. La corrupción judicial socava la transparencia legal y la eficiencia. Por otra parte, aunque la propiedad estatal está limitada a unas pocas empresas, los gastos púbicos son altos debido a grandes transferencias a empresas regionales propiedad del estado. En el terreno económico, Colombia tiene que avanzar mucho para poder alcanzar ritmos de crecimiento parecidos al de los tigres asiáticos. Perú, con un crecimiento del 8 por ciento desde hace cinco años, todavía la aventaja considerablemente.

¿Cuál sería el  mejor candidato para mantener las conquistas de Uribe e impulsar mucho más vigorosamente la economía del país? Hasta ahora, el más popular es Juan Manuel Santos, economista y administrador de empresas con postgrado en las Escuelas de Economía de Harvard y Londres. Como ministro de Comercio le correspondió negociar el ingreso de Colombia en la Organización Mundial del Comercio. Mucho más importante, sin embargo, es que en 2008, como Ministro de Defensa de Uribe, ayudó a organizar el famoso rescate de 15 secuestrados de la FARC, incluyendo a Ingrid Betancourt. También fue el organizador del no menos famoso ataque contra un campamento de las FARC cómodamente refugiado en Ecuador, muy cerca de la frontera, y en el que murió Raúl Reyes, el segundo al mando de la organización guerrillera.

A nadie, empezando por el gobierno de Correa, pareció importarle que uno de los grupos de terroristas y narcotraficantes más importantes del hemisferio y del mundo violara las fronteras de Ecuador y campeara por su respeto en ese país. Lo que encontraban absolutamente inadmisible es que el Ejército colombiano cruzara la frontera unos pocos kilómetros para aniquilar al grupo guerrillero que estaba persiguiendo. Uno se pregunta, ¿acaso las FARC no son tan enemigas de Ecuador como de Colombia? ¿Cómo es posible que en vez de felicitar al Gobierno colombiano, Correa rompiera relaciones con Colombia? Correa manipuló groseramente el nacionalismo ecuatoriano para ponerlo al servicio de los enemigos de Colombia, empezando por Hugo Chávez. Muchos ecuatorianos cayeron en esa trampa. Nunca se puede olvidar que el principal enemigo de la izquierda hemisférica es Colombia y que ésta, mantiene una perpetua campaña contra su gobierno, como lo sabe cualquiera que lea la prensa liberal de EE. UU.

Santos es un hombre profundamente temido por la izquierda. Hugo Chávez ya ha invertido muchos millones de dólares en Colombia y antes del 30 de mayo va a invertir muchos más. Que nadie piense que los graves problemas económicos que tiene en Venezuela van a impedirlo. A Chávez no le importan los problemas del pueblo venezolano. Nada más importante para él, que controlar Colombia y, sobre todo, impedir que Santos llegue al poder. En América Latina, estas elecciones en Colombia son la batalla política más importante del 2010. Confiamos en los colombianos.

 

 

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