En defensa del neoliberalismo

Chávez, ¿el gran capo de la cocaína?

                                                                                    Roger F. Noriega

 

Es posible que uno de los principales jefes mundiales de la droga no tarde en contar a fiscales estadounidenses todo lo que sabe sobre funcionarios venezolanos que secundaron sus operaciones de tráfico de cocaína.

El presidente venezolano Hugo Chávez debe estar muy preocupado por el hecho de que un hombre que el presidente Obama catalogó como uno de los más significativos jefes de la droga en el mundo, Walid Makled-García, pudiera contarle pronto a fiscales federales de Estados Unidos todo lo que conoce sobre funcionarios venezolanos de alto nivel que apoyaron sus operaciones de tráfico de narcóticos.

El devastador testimonio de Makled-García se produce poco después de que se obtuvieron pruebas recientes del apoyo de Chávez a grupos terroristas de España, Colombia y el Oriente Medio y de su evidente apoyo ilegal al programa de armas nucleares de Irán.  Lentamente aunque con certeza, Chávez está siendo desenmascarado como el jefe de un régimen criminal.

Según la acusación federal presentada en Nueva York  el jueves el 4 de noviembre, desde el año 2006 hasta agosto del 2010, Makled-García conspiró con funcionarios venezolanos para embarcar toneladas de cocaína desde pistas de aviación venezolanas a Centroamérica, México y, en última instancia, Estados Unidos.  El fiscal federal de Manhattan, Preet Bharara, calificó a Makled-García de “jefe de jefes”.  El Departamento de Justicia lo designó “objetivo prioritario” por ser uno de los traficantes de drogas más prolíficos y peligrosos.

Makled-García llegó a ser conocido como uno de los empresarios más acaudalados de Venezuela.  Hace años fue detectado por el radar de las autoridades norteamericanas que combaten el tráfico de drogas cuando se sospechó que utilizaba sus operaciones de negocios familiares en el puerto venezolano de Puerto Cabello y sus estrechos nexos con militares venezolanos y narcotraficantes colombianos para traficar cocaína.  Con la complicidad activa de docenas de funcionarios venezolanos de alto nivel, Makled-García supuestamente dirigió una red de contrabando de drogas utilizando pistas de aviación en territorio venezolano. La familia también es sospechosa de estar involucrada en una docena de asesinatos, incluidos los de un respetado periodista venezolano y un narcotraficante colombiano.

Según la acusación de Estados Unidos, las autoridades colombianas arrestaron a Makled-García el 18 de agosto y en la actualidad están considerando una solicitud de extradición del notorio sospechoso hecha por Estados Unidos.  Mientras tanto, en una entrevista desde la cárcel realizada la semana pasada por la emisora colombiana RCN TV, Makled-García dijo que cuenta con pruebas suficientes de corrupción de alto nivel relacionada con las drogas, entre ellas videos y registros bancarios que permitirían “que Estados Unidos interviniese e invadiera Venezuela, tal como ocurrió con [Manuel Antonio] Noriega en Panamá”.

Les di dinero a 15 generales venezolanos”, dijo el prisionero de 41 años a RCN.  “Si estoy arrestado por un DC-9 repleto de drogas del aeropuerto Simón Bolívar, el general Hugo Carvajal [director de la inteligencia militar de Venezuela,], el general Henry Rangel Silva [jefe de la inteligencia interna],  el general Luis Mota [comandante de la Guardia Nacional] y el general Néstor Reverón [jefe de la oficina contra las drogas] deben ir a la cárcel por esa misma razón”.

En una entrevista del mes pasado con el periódico venezolano El Nacional, Makled-García dijo: “Como prueba de lo que digo tengo talones y números de cuentas en las que he depositado dinero a nombre de esposas, hermanos y hermanas” de “ministros, generales, almirantes, coroneles y cinco diputados de la Asamblea Nacional”.

Michele M. Leonhart, administradora en funciones de la DEA (siglas en inglés  de la institución antidrogas de Estados Unidos), hizo una declaración el pasado jueves  4 en la que puso en claro que espera que Makled-García sea entregado a las autoridades estadounidenses.  “Debido a nuestro estupendo trabajo con nuestros socios en Colombia y otros lugares, Makled-García se encuentra tras las rejas en espera de que lo extraditen a Estados Unidos por los delitos señalados en esta acusación”, dijo.  “Él creó un vasto imperio de tráfico de drogas con dinero mal habido.  Su arresto impactará los suministros mundiales de drogas, y ahora estamos comprometidos a asegurar que enfrente la justicia en Estados Unidos”.

Como era de esperar, Chávez está desesperado por echarle mano a Makled-García.  Le pidió al presidente de Colombia Juan Manuel Santos que enviara al detenido venezolano a su país, donde sin duda habría sido silenciado por la policía y los jueces chavistas.  Es improbable que Santos arriesgue su alianza de larga data con las autoridades norteamericanas enviando a Makled-García a cualquier otro lugar que no sea Estados Unidos.  Además, como signatario de la Convención de la ONU Contra la Tortura, el Gobierno colombiano debe también satisfacer las preocupaciones sobre derechos humanos estableciendo que Makled-García no será torturado en caso de que sea entregado a Venezuela. 

En una entrevista por televisión realizada durante una visita a Cuba, Chávez dijo el lunes que esperaba que Estados Unidos empleara los alegatos de Makled-García “contra Venezuela y su presidente” como pretexto para llevar a Venezuela a la Corte Penal Internacional e incluir a Venezuela entre los países que apoyan el narcotráfico y el terrorismo, como parte del juego del ‘imperio’ destinado a organizar operaciones contra la Revolución Bolivariana”.

Pero los agentes de la ley y los fiscales de Estados Unidos tienen centrado su interés en la red criminal de Venezuela, mientras Makled-García está dispuesto a implicar a ministros importantes y a jefes militares.  Algunos pudieran pensar que la conspiración no va más allá de miembros del círculo íntimo de Chávez.  Pero parece que Chávez sabe más.

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Roger F. Noriega fue embajador de Estados Unidos en la Organización de Estados Americanos desde el 2001 hasta el 2003, y asistente del secretario de Estado desde el 2003 hasta el 2005. 

 

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