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Los precios de la gasolina no deben
sorprendernos
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Charles Krauthammer
Nada puede compararse al espectáculo del corre corre de los políticos
durante un aumento del precio de la gasolina. Y esto ha llegado hasta
la Casa Blanca. El presidente Bush ha ordenado a los Departamentos de
Energía y Justicia que investiguen posibles intentos de manipular el
precio de la gasolina.
Que vergüenza.
Precisamente hace 10 años, (Abril 29, 1996) en lo que los precios de la
gasolina llegaban a un chocante $1.27 por galón, el presidente Clinton
le ordenó a los departamentos de Energía y Justicia que investigaran
posibles intentos de manipular el precio de la gasolina. En mi columna
de aquella semana, propuse una descabellada razón: "La demanda ha subido
y la oferta ha bajado.'' Le propuse a la secretaria de Energía Hazel
O'Leary y a la secretaria de Justicia Janet Reno una apuesta de $100
(nunca vacilo en jugar al seguro) que sus millonarias investigaciones
solo iban a confirmar mi suposición.
Nadie quiso apostar. Ni siquiera a los miembros del gabinete les gusta
botar el dinero (de ellos). Por supuesto, meses más tarde, esas
inútiles investigaciones descontaron que los precios hubieran sido
manipulados y atribuyeron el aumento de la gasolina al aumento de la
demanda y la disminución de la oferta.
Hoy, cada vez que un ayatola iraní abre la boca y habla de sus armas
nucleares, el temor a una crisis del abastecimiento del petróleo en el
Golfo Pérsico vuelve a hacer saltar el precio del crudo. Los precios
del petróleo crudo por si mismos representan alrededor de $1.70 de lo
que usted paga por un galón en la gasolinera. Así que 10 años más tarde,
quiero volver a apostar. Hhe aquí lo que los investigadores de Bush van
a encontrar:
(1) La demanda ha subido.
China ha superado a Japón como el consumidor número 2 del mundo. China
y la India - entre los dos tienen 8 veces la población de EEUU - se
están industrializando y devorando enormes cantidades de energía.
La demanda americana ha subido porque hemos estado viviendo en un
paraíso de tontos desde mediados de los años 80. Hasta entonces, desde
los problemas petroleros de 1973, los americanos habían cambiado de
carros, equipos electrodomésticos y hábitos y habían conseguido una
asombrosa conservación de energía. En poco más de una década rebajamos
en 30 por ciento el uso de energía por dólar del PNB. Los precios del
petróleo se colapsaron a unos $10 el barril.
Luego vino la amnesia. Los índices de millas por galón desaparecieron de
los anuncios de la TV y nos convertimos en "un país de un millón de
Walter Mittys manejando a 75 mph en lujosas camionetas deportivas
Bushwhack-Safari, enormes consumidoras de gasolina, en un país cuya
producción de petróleo había bajado 32 por ciento en 25 años pero que no
estaba dispuesto a perforar por petróleo en el Refugio Nacional Artico
por temor a perturbar los hábitos de apareamiento del caribú"
Yo escribí eso durante la cacería de manipuladores de los precios del
año 96. Nada ha cambiado. Excepto que, desde entonces, la producción de
petróleo crudo de EEUU ha bajado un 12.3 por ciento adicional. Lo que
nos lleva a:
(2) La oferta ha bajado.
Empecemos con las disrupciones del abastecimiento en Nigeria,
disminución de la producción en Irak y la continua pérdida de 5 por
ciento de nuestra capacidad nacional de refinamiento debido a los daños
de Katrina y Rita. Súmele el daño que hacen las estúpidas nuevas
regulaciones. La ley de energía del año pasado forzó aumentos
arbitrarios en el uso de las mezclas de etanol. Esto excedía tanto la
actual producción de etanol que está ocasionando escasez de gasolina y,
por consiguiente, enormes aumentos en los precios.
¿Por qué no importamos el etanol que nos falta? Brasil hace una gran
cantidad y lo vende muy barato. Respuesta: La culpa es de Iowa. Iowa
cultiva maíz (materia prima del etanol) y escoge presidentes. Así que
ahora tenemos una tarifa ridículamente alta de 54-centavos a la
importación de etanol y, como es lógico, escasez de etanol.
Otra genial regulación requiere mezclas específicas ("boutique'') de
gasolina para diferentes ciudades en dependencia de su calidad de aire.
Gran idea. Pero introduce debilitantes rigidez en el sistema de
abastecimiento de la gasolina. Si hay escasez en Los Ángeles, no se le
puede traer de Denver. Eso significa escasez y más aumentos de los
precios.
Yo no me hagan hablar del abastecimiento de petróleo que pudiéramos y
debiéramos tener. El petróleo del Artico y de la Plataforma Continental
Externa, que los políticos matan año tras año, ya nos hubieran
suministrado una almohada de producción totalmente segura en época de
mercados apretados.
George Shultz dijo una vez "En esta ciudad nada se resuelve nunca." Pero
hasta el mismo Shultz, que lo ha visto todo, tendrá que maravillarse del
carácter totalmente predecible de Washington cuando se disparan los
precios de la gasolina.
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Tomado del Washington Post.
Traducido por AR
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