Adolfo Rivero
Ver también "Aclaración
sobre el término neoliberalismo"
El liberalismo es la ideología de
la libertad. Para los liberales, la libertad es el valor supremo,
entendiendo libertad como la ausencia de coerción. Si nadie me
impide hacer algo, soy libre. La libertad, sin embargo, no es la
ausencia de leyes, como piensan algunos. En efecto, si yo deseo algo
que otros también quieren, ¿cómo impedir que nuestras libertades no
entren en conflicto y conduzcan a la violencia? La respuesta está en
el estado de derecho, en el imperio de la ley. La ley plantea las
reglas del juego. Si todos estamos obligados a cumplirlas, somos
libres (ver La
Evolución del Estado de Derecho, Hayek). La ausencia de leyes
sólo conduciría al imperio de la fuerza y viviríamos bajo la tiranía
de los más fuertes.
En el terreno político, por
consiguiente, el liberalismo está a favor del gobierno que más
libertades le garantice a cada individuo, y que menos restricciones
le imponga a sus actividades. Los liberales desconfían del gobierno
y quieren restringir su poder sobre los ciudadanos. En definitiva,
la historia de la humanidad ha sido la historia del poder aplastante
del gobierno sobre el individuo, empezando con las monarquías
asirias y los faraones egipcios hasta las monarquías absolutas que
dominaron todo el mundo (con excepción de Inglaterra) hasta la
Revolución Francesa. Las ideas esenciales del liberalismo fueron
elaboradas por John Locke (1632-1704), Montesquieu (1689-1755),
David Hume (1711-1776), Adam Smith (1723-1790) y John Stuart Mill
(1806-1873), entre otros.
Debemos recordar que las monarquías
absolutas y la existencia de una aristocracia hereditaria eran la
norma en toda Europa (con excepción de Inglaterra) hasta el mismo
siglo XIX. La única república que existía en el mundo occidental era
Estados Unidos, heredero de las tradiciones británicas. América
Latina, sin embargo, tenía una herencia muy distinta, la del
absolutismo español con sus gobiernos despóticos y su corrupción
institucionalizada (ver
La
tradición estatista de América Latina, Craig Roberts).
Lenta y trabajosamente, sin
embargo, las ideas liberales se fueron imponiendo en todo el mundo
occidental. La palabra "liberal" se utilizó por primera vez en
España, a principios del siglo XIX, para denotar simpatía por una
monarquía constitucional, con una constitución parecida a la
inglesa. El poder del gobierno sobre los individuos es lo viejo. Lo
radicalmente nuevo es el respeto a las libertades individuales
(también llamados "derechos humanos"). Es por eso que el socialismo
y el comunismo son profundamente reaccionarios y por lo que, desde
hace 200 años, la lucha política fundamental se desarrolla entre los
liberales y sus enemigos (ver
Conflicto de
Visiones, Sowell).
En el terreno económico, la
libertad es la ausencia de coerción gubernamental para la
producción, distribución y consumo de bienes y servicios más allá de
lo indispensable para mantener la libertad misma. Durante toda la
historia, el gobierno ha impuesto infinitas restricciones y
regulaciones sobre la actividad económica de los individuos (ver
La herencia
del mercantilismo español, Rangel). Lo nuevo es la eliminación
de esas restricciones. Pero eso es, justamente, lo que libera las
energías creadoras de la gente. Los países más libres económicamente
son los más ricos. Los más regulados, como Corea del Norte o Cuba
están entre los más pobres (ver
Indice de la
libertad económica)
A fines del siglo XIX, las ideas
del liberalismo dominban en todo el mundo occidental. El
liberalismo, sin embargo, se vio prácticamente marginalizado durante
la mayor parte del siglo XX. Eso se debió, en gran medida, a la
desilusión con el capitalismo provocada por la I Guerra Mundial y
luego por la Gran Depresión de los años 30 (ver
Una historia
económica del siglo XX, Wannisky). Todo el mundo creía que el
capitalismo estaba en sus últimos estertores y que la economía
planificada (a diferencia del libre juego del mercado) y la
propiedad estatal (a diferencia de la propiedad privada) eran el
camino a seguir (ver
El Camino de la
Servidumbre, Hayek ). La Unión Soviética representaba "el futuro
luminoso de la humanidad." En Estados Unidos, Franklin Roosevelt, un
socialdemócrata, se apoderó del nombre de "liberalismo" (Estados
Unidos es el único país del mundo donde los socialistas se llaman
"liberales.").
Aunque estas políticas socialistas
aceleraron la adopción de medidas de protección social que el
capitalismo hubiera adoptado de todas formas, su proliferacion
eventualmente condujo a un grave estancamiento económico en Estados
Unidos, Inglaterra y demás países occidentales (ver
Los Puestos de
Mando, Yerguin). Fueron los gobiernos de Margaret Thatcher, en
Gran Bretaña, y Ronald Reagan en Estados Unidoslos que dieron un
brusco viraje, recuperaron las viejas ideas liberales y las
aplicaron con un éxito espectacular. (ver
Como Reagan ganó
la Guerra Fría, De Souza). Desde principio de los años 80, el
liberalismo volvió a considerarse como la única forma adecuada de
gobernar. Era el nuevo liberalismo, el neoliberalismo. El modelo
socialista se ha ido abandonando lentamente en todas partes,
trasladando ahora el centro de su lucha al terreno cultural (ver
La Guerra
Cultural en Estados Unidos, Rivero). El principal teórico
liberal del siglo XX ha sido F.A.Hayek. Ludwig von Mises también ha
jugado un papel de excepcional importancia. (ver
Introducción al liberalismo, Mises)