Primarias y expectativas
Adolfo Rivero Caro
Las primarias del pasado martes invitan a la reflexión. En primer lugar hay que tener cuidado con las generalizaciones. Son muchos los factores que juegan un papel, siempre cambiante, en cada elección. Pretender hacer proyecciones sobre las elecciones de noviembre basándose en las primarias no sólo es absurdo sino, mucho peor, sumamente torpe. Absurdo porque faltan casi seis meses para las mismas y en ese tiempo pueden pasar muchas cosas. Y torpe, muy torpe, porque los republicanos que se están jactando de una victoria abrumadora en noviembre sólo están promoviendo expectativas tanto inalcanzables como desmovilizadoras. Históricamente, en las elecciones de medio término el partido que está en el gobierno pierde un promedio de 24 escaños. Cualquier otro resultado es insólito. En lo único que tienen que estar pensando los republicanos es cómo conseguir el máximo de efectividad contra un adversario que está en el poder y que luchará ferozmente por mantenerlo.
La primaria de Pensilvania vio la celebrada derrota del senador Arlen Specter, un redomado oportunista que recuerda a Charlie Crist y que, al igual que éste, se cambió de partido y prácticamente estafó el dinero de los republicanos que financiaron sus campañas. Specter apoyó la desastrosa reforma demócrata de la salud pública y fue prácticamente gracias a su voto que el Senado pudo aprobar la medida. Obama le quedó muy agradecido y se comprometió a apoyar enérgicamente su reelección. Hemos visto los resultados. Tras casi treinta años en el Senado, Specter fue derrotado por Joe Sestak y su carrera política ha terminado. Enhorabuena. El candidato republico para el Senado será Pat Toomey.
En otra primaria de Pensilvania, la del distrito 12, los demócratas mantuvieron el escaño del desaparecido John Murtha. Es un distrito donde los demócratas inscritos superan a los republicanos por 137,000 electores, 62% a 29%, el veterano asesor de Murtha, Mark Critz, derrotó al republicano Tim Burns. Sin duda fue un factor que aunque la primaria demócrata era muy discutida y atrajo muchos de sus electores, la primaria republicana no tenía discusión y movilizó relativamente pocos de los suyos. Es importante observar, además, que la campaña de Critz fue eminentemente conservadora, defendiendo el derecho a las armas, oponiéndose al aborto y, criticando duramente la reforma de la salud de Obama. Uno se pregunta cuantos demócratas van a hacer campaña en noviembre con esas posiciones y oponiéndose también al cap and trade, los impuestos sobre el carbono para frenar el supuesto calentamiento global. Algo que, por supuesto, enterraría cualquier perspectiva de recuperación económica.
En Arkansas se esperaba que la senadora Blanche Lincoln, que también apoyó la reforma de la salud pública, barriera en la primaria. No fue así. Sólo consiguió un apretado triunfo contra el vice gobernador Bill Alter con el que ahora tendrá que enfrentar una elección de desempate el 11 de junio. Y lo más probable es que pierda. El candidato republicano será John Boozman.
En la primaria republicana de Kentucky, Rand Paul ganó la nominación republicana derrotando al secretario de Estado Trey Grayson por 24 puntos de ventaja. Paul no contaba con el respaldo del partido pero era el candidato de los activistas del té. Paul concentró su campaña en criticar el déficit y los irresponsables gastos del gobierno de Obama.
Y no es para menos. Ante la caída del euro, Paul Volcker, antiguo presidente de la Reserva Federal bajo Reagan y actual asesor económico de Obama, dijo que la situación de Europa demostraba el peligro que significaba para Estados Unidos “pedir prestado de manera incontrolada.’’ “Poco ha sucedido que tranquilice mis preocupaciones sobre los problemas “peligrosos e intratables’’ que se están desarrollando en Estados Unidos. “Intratables’’ no sólo porque son complicados sino porque no parece haber voluntad o capacidad para hacer algo sobre ellos,’’ dijo durante una cena en el Instituto Stanford para Investigaciones Económicas. "No me parece que en Estado Unidos compartamos el mismo sentido de urgencia que hay en países como Irlanda. Tenemos serios problemas y, entre ellos, como sostener esos crecientes programas de derechos y privilegios (entitlements)’’.
En efecto, el gobierno de Obama está pronosticando un déficit anual record de $1.6 billones (millones de millones). Se pronostica que el déficit llegará a los $10 billones en 10 años, con un pago de intereses sobre la deuda que se va cuadruplicar, llegando más de $900,000 millones anuales.
Es esta política irresponsable que está llevando el país a la bancarrota lo que moviliza a los activistas del té. Y lo que está haciendo reconsiderar a los antiguos partidarios de Obama. También ha llevado a que congresistas republicanos tengan que oponerse a medidas que pueden ser útiles y populares pero de un costo insostenible. El único que pide prestado sin preocuparse porque haya que pagar es el gobierno federal y, muy particularmente el gobierno actual. La gente olvida que los programas hay que pagarlos. O se reduce drásticamente la burocracia federal, que bajo este gobierno sólo hace crecer, o habrá que subir drásticamente lo impuestos, justamente lo que le espera a la clase media americana.