Preámbulo para
Obama
Adolfo Rivero
El Partido Demócrata piensa
barrer en las próximas elecciones. De aquí que todas las malas
noticias para el pueblo americano sean buenas noticias para los
demócratas. Es increíble como una prensa mayoritariamente socialista
(''liberal'' en términos americanos) consigue ignorar o minimizar la
importancia del triunfo de nuestras fuerzas armadas en Irak. No es
una afirmación gratuita. Yo les pregunto a mis lectores: hemos
estado librando dos guerras desde hace años y, sin embargo, ¿cuántas
historias sobre el heroísmo de nuestros soldados han visto en los
medios de comunicación? ¿Ninguna? ¿Cómo es posible? ¿Por qué se
oculta la capacidad que tiene nuestra sociedad de producir héroes?
Esto merece reflexión.
Tradicionalmente, la sociedad americana ha exaltado los valores del
individuo. En High Noon, el sheriff es un héroe porque
se queda solo, pero cumple con su deber. Es por esto que la sociedad
americana ha sido histórica y visceralmente hostil al socialismo. En
la visión socialista, marxista, del mundo, el individuo no es nada.
La sociedad está dividida en clases, una de las cuales es
explotadora y otra es explotada. Todos los problemas sociales se
derivan de esta realidad. Si se pudiera eliminar a los explotadores,
todos trabajarían para sí y la nueva sociedad sería rica y feliz.
Dentro de esta concepción, es lamentable que un hombre pobre
construya una empresa y se haga rico. Y es lamentable porque su
ejemplo oculta la realidad de la explotación de clase y crea la
ilusión de que todo el mundo puede hacerlo. La historia ha
demostrado la falsedad de esta seductora teoría.
Muchas sociedades han confiscado las propiedades de sus sectores más
acaudalados, la cubana entre ellas. Sólo han conseguido su radical y
catastrófico empobrecimiento. Los ricos, los poseedores, no son el
enemigo. Esto no significa, de ninguna manera, que no sean
codiciosos y no necesiten estar bajo el férreo control de la ley,
como todos nosotros. Pero ese control debe de ser mínimo y no
estorbar el libre desarrollo de la creatividad individual. Cuando
deje de premiarse la iniciativa y el sacrificio individual se estará
condenando la sociedad a la mediocridad y a la pobreza.
En la sociedad americana, siempre ha habido sentimientos
anticapitalistas. Este ha sido el fundamento tradicional del
antiamericanismo. El problema, para la izquierda, es que esa
hostilidad antisistema sólo ha sido fuerte entre los intelectuales.
El proletariado americano nunca ha sido antisistema, todo lo
contrario, fue un verdadero baluarte del anticomunismo durante la
guerra fría. Sin embargo, no puede menospreciarse la importancia de
una intelectualidad hostil al sistema. Desde la época de la guerra
de Vietnam la izquierda ha logrado controlar las carreras de
humanidades en las universidades. Esto significa, entre otras cosas,
que periodistas, historiadores y maestros han recibido una formación
esencialmente marxista, en la que EEUU siempre es el culpable. Es un
tema enorme al que sólo puedo referirme marginalmente. Esta
formación marxista de la intelectualidad explica su radical falta de
patriotismo. Le resulta imposible solidarizarse con la primera
potencia capitalista del mundo. La izquierda americana prefiere
verse como parte de una ''humanidad'' abstracta que trasciende las
fronteras nacionales y sus supuestamente ''estrechos'' patriotismos.
Ciertamente quiere lo mejor para el país, infortunadamente, lo mejor
para ellos es el socialismo. Los revolucionarios cubanos también
querían lo mejor para el país. Y lo que consiguieron fue entronizar
a Fidel Castro.
Uno se pregunta, ¿cómo puede enfrentar esta visión del mundo los
violentos afanes imperiales de Rusia, China o Irán, especialmente
cuando ningún país de Europa occidental está dispuesto a
enfrentarlos? ¿Cómo puede la ideología del antiamericanismo
enfrentar la alianza militar entre Venezuela, Nicaragua y Rusia? El
pueblo americano siempre ha rechazado a los ideólogos del
antiamericanismo. Fue por eso que Richard Nixon aplastó a George
McGovern en 1972. Desgraciadamente, el escándalo de Watergate le
permitió a un Congreso controlado por los demócratas cortar
radicalmente toda ayuda al gobierno de Vietnam del Sur, permitiendo
el triunfo de Vietnam del Norte. Esto perjudicó enormemente la causa
de la libertad y la democracia en el mundo entero. También llevó a
la elección de Jimmy Carter, que compartía, en lo fundamental, la
visión de unos Estados Unidos agresores y guerreristas. Esto lo hizo
oponerse al sha de Irán, permitiendo la toma del poder del ayatolá
Jomeini, representante de los sectores más reaccionarios y agresivos
del fundamentalismo islámico. Todavía estamos lidiando con las
consecuencias. La elección de Ronald Reagan y su decisión de
incrementar al máximo la carrera armamentista, a contrapelo de la
voluntad de la intelectualidad americana, fue lo que condujo al
histórico triunfo de EEUU en la guerra fría.
Toda la izquierda radical de EEUU se alberga en el Partido Demócrata.
La experiencia muestra que inclusive demócratas centristas tienen
que apaciguar al ala izquierda del partido porque ésta suministra un
gran número de los delegados y activistas durante las primarias.
Barack Obama representa esa ala izquierda. No es un hombre del
centro, carece del más mínimo historial bipartidista. ¿Qué
colaboración ha tenido con los republicanos para conseguir alguna
legislación importante? Prácticamente ninguna. McCain, por su parte,
sí tiene un historial de colaboración con los demócratas. Obama es
un hombre de la izquierda radical, como puede comprobarlo cualquiera
que se tome el trabajo de investigar cómo ha votado en el último año.
Gran parte del entusiasmo que ha generado no se deriva de que sea
negro, sino de que es un activista de la izquierda radical. Hecho
este preámbulo, empezaremos a analizar sus posiciones políticas en
futuras columnas.
Septiembre,
2008 |
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