En defensa del neoliberalismo

La ofensiva posible
Adolfo Rivero Caro

Yoani Sánchez tiene que sentirse legítimamente orgullosa de que el presidente Barack Obama haya respondido cordialmente a sus preguntas. Esto, sin duda alguna, la ayuda y la protege. Lamento, sin embargo, que haya hecho pasar a un segundo plano que agentes de la Seguridad del Estado la hayan maltratado físicamente. ¿Detener, arrestar? Por injustificadas que sean, son medidas que uno espera de la dictadura. Pero ¿golpear a Yoani? 

¿Qué dirán Moratinos y Zapatero ante la brutal paliza? ¿Seguirán considerando que la dictadura castrista se está “flexibilizando”? ¿Considerarán acaso un “progreso” y un “avance” que no la hayan matado? No nos extrañaría. Quizás hasta utilicen ese argumento para pedir que la Unión Europea reciba con los brazos abiertos a esa dictadura sangrienta e irredimible. Deben de estar lamentando el último y devastador informe de Human Rights Watch. La España de los socialistas y de Zapatero ha tenido una actitud bochornosa. Es cierto que la España de Azar y del Partido Popular ha tenido una actitud radicalmente diferente. Pero es poco consuelo. Los españoles han preferido a Zapatero.

Yoani, afortunadamente, no tiene vocación de víctima. En la peor de las situaciones posibles, ha dicho estar cansada de ser perseguida y que ahora es ella la que persigue a sus represores. Ha decidido fotografiar y mostrarle al mundo el rostro (y toda la información posible) de los soldados de la represión En efecto, todo el mundo conoce a los jefes, Ramiro Valdés o Colomé Ibarra (Furry)  pero nadie conoce a los encargados del trabajo sucio, cotidiano. ¿Es que esos hombres y mujeres no son responsables porque cumplan órdenes?  Obviamente que sí. ¡Hagamos conocidos entonces sus rostros y si es posible sus nombres en el mundo entero! Tenemos que confrontarlos con lo que va a ser una responsabilidad histórica. Y ciertamente histórica porque sus hijos y sus nietos van a saber que sus padres y sus abuelos fueron los represores de una tiranía odiada y despreciada.  Es una iniciativa brillante que no debe de ser opacada por una entrevista, importante para Yoani, pero realmente intrascendente para la oposición a la dictadura, en Cuba y en toda América Latina.

La lucha contra el totalitarismo no puede copiar la lucha de la oposición en sociedades l democráticas. Es una lucha radicalmente distinta y que tiene que encontrar formas radicalmente nuevas. Es posible poner a la oposición a la ofensiva. Sólo se trata de buscar la forma. Por ejemplo, nadie, nunca, le ha robado más a sus pueblos que los gobiernos de izquierda y, sin embargo, nadie los denuncia por eso. Hay una santa indignación ante los robos de Batista, Somoza, Trujillo o cualquier dictador de derecha pero se acepta como natural que los Castro sean multimillonarios y tengan enormes propiedades en todo el mundo, y lo mismo puede decirse de los Daniel Ortega en Nicaragua y tantos otros casos. ¿Cómo explicar que nadie denuncie esos robos? ¿Estoy equivocado? ¿ Qué piensan mis lectores?

Quizás sea porque las supuestas “nacionalizaciones”, al dejar grandes bienes sin propietarios privados, los dejan sin protección ante un gobierno depredador. En un gobierno de derecha es relativamente sencillo robar dinero pero más problemático robar propiedades. El dinero es impersonal pero las propiedades siempre son de alguien. En un gobierno de izquierda, sin embargo, donde la propiedad privada siempre está bajo ataque, la línea divisoria entre la propiedad del estado y la propiedad de los dirigentes estatales es borrosa. Robarle al estado no parece ser robarle a nadie. Y eso facilita robar a una escala inimaginable en gobiernos de derecha.

Todo ese afán de nacionalizar, toda esa hostilidad contra la propiedad privada y contra las inversiones extranjeras, no es más que una colosal estafa. Al “nacionalizar” inmensas propiedades, al dejarlas sin dueños privados, esas propiedades quedan bajo el total y absoluto control del estado. Ahora bien, ese “estado”  no es ninguna abstracción, no es más que un grupo de individuos que han capturado el poder político de país, y que ahora puede hacer con esas propiedades lo que le parezca. Esto está sucediendo cada vez más en América Latina. La oposición democrática tiene que denunciar ese saqueo del patrimonio nacional.

No sólo eso. Uno se pregunta, ¿quién  encabeza la lucha por los problemas concretos de la población en nuestros países? En Nicaragua, el único partido político que tiene representantes en la base, en todo el país, es el Frente Sandinista. Ningún partido de oposición los tiene. Increíble pero cierto. ¿Cómo aspirar a ganarles en esas condiciones? Imposible si no cambian radicalmente de política.

Venezuela, por su parte, ha tenido una increíble bonanza económica. ¿Se ha aprovechado acaso para mejorar la infraestructura del país? Sabemos que no. Pero ¿quién ha estado, en la base, exigiendo la reparación de carreteras, de alcantarillados o la reconstrucción de la red eléctrica? Que respondan mis lectores. La oposición se desvincula de la población a su propio riesgo.

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