Ni en la pelota
Adolfo Rivero Caro
Pese a una modesta reanimación de la Bolsa, creo que la política de
este gobierno va a prolongar innecesariamente la recesión. Subir los
impuestos a los empresarios puede ayudar a una rápida recuperación
económica. Obama es un hombre de izquierda, esencialmente
antiempresarial. Hasta ahora, ha conseguido ocultarlo más o menos
exitosamente pero, con el tiempo, esto se irá haciendo cada vez más
claro. Para mí, sin embargo, es todavía más preocupante su política
exterior.
Corea del Norte ha roto todos sus acuerdos con Corea del Sur, se ha
declarado en pie de guerra y piensa ensayar un poderoso misil en las
próximas semanas. Esto, sumado a su programa de armas nucleares, ha
creado una grave y súbita tensión en esa parte del mundo. Irán
rechazó de manera insolente la sugerencia americana de
conversaciones, está acelerando su programa de armas nucleares y
también piensa ensayar un poderoso misil dentro de poco. Ambos
países han ignorado las inefectivas declaraciones de Hillary Clinton,
la nueva secretaria de Estado.
Clinton, sin embargo, ha comprometido cientos de millones en ayuda
para la reconstrucción de Gaza, sabiendo perfectamente que esos
fondos van a ir a parar directamente a manos de Hamas, una
organización terrorista comprometida con la destrucción de Israel.
Clinton ha querido acercarse a Siria, pretendiendo ignorar su
inexorable hostilidad contra el Estado judío. Por otra parte, pese a
la agresividad de Hamas y de Hezbolá y el profundo disgusto de
Israel, Clinton está exigiendo la rápida creación de un Estado
palestino, para la que no existen ni las más mínimas condiciones.
Rusia, por su parte, piensa establecer bases militares en Venezuela
y Cuba. Y está haciendo maniobras militares en el Caribe, algo que
no se atrevió a hacer ni en el apogeo de la Guerra Fría.
Paradójicamente, Irak es uno de los pocos lugares donde los
acontecimientos se están desarrollando de una manera alentadora.
Es una situación preocupante. En América Latina, la izquierda está
avanzando. En el caso de Cuba, por ejemplo, hablan como si EEUU
tuviera un resentimiento inexplicable con el gobierno de los Castro,
originado, quizás, en que éste haya expropiado algunas empresas
americanas. Olvidan que desde los primeros momentos y antes de
ninguna expropiación, el gobierno americano había criticado
ásperamente los fusilamientos sumarios, sin juicios que merecieran
ese nombre. La izquierda siempre ha ignorado los crímenes de la
dictadura castrista, nunca se ha preocupado por sus presos
políticos, por todos los que están sufriendo años de cárcel por
haber defendido pacíficamente el respeto a los derechos humanos.
Muchos dirigentes políticos, de América Latina y del mundo entero,
no comprenden la esencia del régimen cubano. No comprenden que la
apertura de una embajada cubana es la apertura oficial de un centro
de espionaje y subversión. Consideran democrático y progresista
establecer relaciones con Cuba, ignorando que es un gobierno
abiertamente hostil a la democracia y a la libre empresa, y que lo
están ayudando a que extienda su influencia. Es probable que en esto
juegue un papel importante el miedo a un gobierno estrechamente
vinculado con todas las organizaciones subversivas y terroristas del
mundo. De cualquier forma es una actitud miope, irresponsable y
suicida.
Muchos no comprenden la famosa ''solidaridad'' de Cuba con los demás
países de América Latina y del mundo. Cuando se produce cualquier
desastre natural en cualquiera de nuestros países, Cuba ofrece,
inmediatamente, una ayuda extraordinariamente generosa. Es un gesto
que, automáticamente, genera simpatía. Nadie se pregunta: ¿por qué
otros países no hacen lo mismo? ¿Es que acaso los mexicanos, los
brasileños, los chilenos, o los mismos americanos, no son tan
solidarios como los cubanos? Por supuesto que sí. La diferencia está
en que todos los países tienen recursos limitados y todos tienen
urgentes problemas nacionales que resolver. Salvo casos
excepcionales, dedicar parte de sus escasos recursos a una ayuda
internacional provocaría una reacción popular negativa.
¿Usted estaría de acuerdo en que, sin consultarlo, alguien tomara
$1,000 de su cuenta bancaria para ayudar a la Madre Teresa? Por
supuesto que no. No es que usted no simpatice con el trabajo de la
Madre Teresa. Es que los problemas del mundo son literalmente
infinitos y usted tiene sus propias y legítimas prioridades. Y
ayudar a los pobres de Calcuta no está entre ellas. El gobierno
cubano puede hacerlo porque la opinión del pueblo le es indiferente.
En Cuba no hay elecciones democráticas que lo puedan sacar del
poder. Lo que le interesa es conseguir influencia internacional. Que
su política haya empobrecido terriblemente al pueblo cubano nunca le
ha preocupado. Siempre le ha quedado dinero para que la nomenklatura
viva bien y para sobornar intelectuales y formadores de opinión, en
Cuba, en América Latina y en el resto del mundo.
Es penoso que tantos dirigentes latinoamericanos no lo comprendan.
Que Mauricio Funes, el nuevo presidente de El Salvador, corra a
establecer relaciones con Cuba es comprensible. Le hacen falta los
cubanos para tratar de echar abajo la misma democracia que lo ha
llevado al poder, empezando por la inevitable ''reforma'' de la
Constitución. Pero que lo hagan gobernantes democráticos es
irresponsable. Es establecer relaciones con una gavilla de asesinos.
Dirigida, por cierto, por un megalómano senil que pretende dirigir
hasta al equipo de béisbol de su país. No es de extrañar que lo
hayan eliminado sin penas ni glorias. En esas condiciones, ya Cuba
no puede ganar ni en la pelota.
Marzo,
2009 |
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