Júbilo
prematuro
Adolfo Rivero Caro
Me parece que los antiamericanos
de todo el mundo están festejando prematuramente. Desde los Castro
hasta la teocracia iraní, desde Chávez hasta Hamas, todos dan por
descontado el triunfo de Barack Hussein Obama. ¿Por qué se alegran
tanto de esa hipotética victoria? Curiosamente, ha sido Joe Biden,
el candidato a la vicepresidencia de Obama, el que mejor lo ha
explicado. Según Biden, Estados Unidos tiene que prepararse porque,
de ganar Obama, en los primeros seis meses de su gobierno se
producirá una crisis ''generada internacionalmente'' con el único
objetivo de probarlo. ''Recuerden mis palabras'', afirmó
ominosamente, ''Se lo garantizo, va a pasar''. Uno se tiene que
preguntar: ¿por qué habría de suceder eso si no es porque Obama es
percibido como débil, cobarde y vacilante? Y, amigos míos, nada más
natural. De haber sido por él, Estados Unidos se hubiera retirado,
derrotado, de la guerra de Irak. Sí, de esa guerra de Irak de la que
la prensa liberal no quiere hablar porque la estamos ganando gracias
al reforzamiento militar que McCain defendió antes que nadie. Obama
es percibido así porque cuando la agresión rusa contra Georgia,
McCain condenó tajantemente a Rusia mientras que Obama se limitó a
pedirle moderación a ambas partes, estableciendo una equivalencia
moral entre la gran potencia agresora y el pequeño país agredido. ¿Cierto
o falso? ¿Y éste es el hombre que nuestro pueblo va a querer como
comandante en jefe? No es casual que nuestros soldados y sus
familias prefieran abrumadoramente a McCain.
Obama es el hombre que se quiere reunir sin condiciones previas con
los enemigos jurados de Estados Unidos, insinuando que todos los
gobiernos americanos anteriores, junto con los de la Unión Europea,
han sido obtusos y recalcitrantes en su trato con ellos. ¿Será
porque los europeos nunca han querido buscar ningún tipo de
negociación o arreglo con Irán? ¿O con el régimen cubano? ¿Así que
los culpables somos nosotros? ¿Somos los americanos y los europeos
los que tenemos que cambiar de actitud ante Fidel Castro, Chávez,
Ahmadineyad y los terroristas islámicos que nos atacaron el 11 de
septiembre? No es de extrañar que nuestros enemigos lo quieran de
presidente.
Nuestros electores están naturalmente resentidos por la crisis
económica. Esta genera una lógica hostilidad ante el gobierno. Sin
embargo, es importante que los electores recuerden que son los
demócratas los que han controlado el Congreso desde el 2007. No es
una coincidencia que, tras seis años de gran expansión bajo Bush, el
control demócrata del Congreso en el 2007 haya coincidido con la
actual crisis económica. Mis lectores recordarán que esto empezó con
la crisis de la vivienda. El origen de la misma estuvo en la
increíble proliferación de las hipotecas de alto riesgo (subprime)
estimulada por Freddie Mac y Fannie Mae. Ahora bien, ¿qué puede
explicar esa desmedida, y aparentemente absurda, proliferación de
hipotecas de alto riesgo? Muy sencillo. Fue una política federal,
populista, de obligar a los bancos a darles préstamos a personas sin
solvencia económica porque, como la mayoría eran negros americanos y
latinos, negarles préstamos era una prueba de discriminación racial.
No fue el ejecutivo republicano sino el Congreso demócrata el
responsable de esta política. John McCain percibió el problema y
pidió una mayor regulación de Freddie Mac y Fannie Mae. Pero el
Congreso demócrata, encabezado por Barney Frank, Harry Reid y Barack
Obama, lo impidió, acusándolo de enemigo de los negros y los latinos.
¿Quién era el campeón de Freddie Mac y Fannie Mae? ¿A quién le
dieron más dinero para su campaña política? No es misterio. Fue a
Barack Obama. Mis lectores pueden comprobarlo. John McCain, un
pésimo comunicador, fue el que se enfrentó a la dirección de su
propio partido y a la mayoría del Senado en defensa de lo que era
justo. Eso es ser realmente independiente.
¿Qué pueden esperar los latinoamericanos de un gobierno Obama? Su
presidencia significaría la definitiva entronización del
proteccionismo como política nacional. El Congreso demócrata ha
bloqueado el tratado de libre comercio con Colombia pese a todos los
esfuerzos del presidente Bush. Detrás de ese bloqueo ha habido una
franca hostilidad política. ¿Qué explica si no sus feroces e
injustas críticas contra un gobierno como el de Uribe? Mis lectores
recordarán que hace pocas semanas, la presidenta de la Cámara, Nancy
Pelosi, se fotografió con la senadora colombiana Piedad Córdoba,
agente de Hugo Chávez, sonriente y vestida de rojo como ella (el
color de Chávez). Pelosi podrá ser cualquier cosa menos
políticamente cándida. Fue una clara toma de partido. El
proteccionismo de los años 30 sólo consiguió prolongar la depresión.
Una presidencia Obama va a hacer lo mismo, y va a conseguir los
mismos resultados.
Yno sólo se trata de intereses económicos. Junto con un Congreso
demócrata, sería darle un control prácticamente absoluto del
gobierno a los enemigos de nuestros valores. ¿No es la extrema
izquierda demócrata la que quiere cambiar la definición misma de
matrimonio? ¿No son los demócratas los abogados de la lucha de
clases? ¿No son los que proclaman abiertamente que su interés
fundamental no es incrementar la riqueza del país, sino
redistribuirla? ¿Cuándo ha conseguido esa política mejorar el nivel
de vida de los pobres?
Obama es un hombre que durante toda su vida ha estado vinculado a
personajes de la extrema izquierda. Podrá gastarse millones en
anuncios, presentándose como un sonriente amigo de los latinos; en
realidad, sólo ha sido amigo de nuestros verdugos. Podrá engañar a
algunos, pero no va a engañar a la mayoría. Y lo veremos.
Octubre,
2008 |
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