La estafa de la perforación
Adolfo Rivero Caro
Estados Unidos padece de una grave y
reconocida dependencia del petróleo
extranjero, frecuentemente en manos de
furiosos enemigos como, digamos, Irán y
Venezuela. Sin embargo, Estados Unidos posee
enormes reservas petroleras que tiene
prohibido explotar. Es curioso que todo el
mundo acepte como un hecho el enorme poder
de las grandes empresas petroleras y que, al
mismo tiempo, muy pocos reconozcan que los
ecologistas las han derrotado y han impedido
la explotación de las inmensas reservas
americanas. Obviamente, esos cabilderos son
enormemente poderosos y defienden negocios
multimillonarios. Me parece tema para
reflexionar e invito a mis lectores a que
investiguen por sí mismos.
Hace pocos días, el presidente Obama llamó a
ampliar la perforación en busca de petróleo
y gas en el Este del Golfo de México y, en
el Atlántico, en la plataforma continental
desde Delaware hasta el centro de la
Florida. Quizás por lo inesperado, el
anuncio ha resultado sumamente popular,
aunque su ejecución dependa de estudios que
van a demorar años. El plan del gobierno
contempla solicitar perforar en áreas hasta
ahora prohibidas debido a actividades
militares. Uno se pregunta, ¿tanto espacio y
afectar operaciones militares? ¿No lo sabía
el gobierno?
No importa que esta concesión no permita perforar en el Pacífico, rico en petróleo, o en la igualmente rica bahía de Bristol en Alaska. No importa que muchos consideren que las áreas permitidas ni siquiera van a cubrir los subsidios a las llamadas industrias verdes. Cuba está contratando grandes empresas extranjeras, incluyendo chinas, para investigar los depósitos petroleros en los mismos márgenes de sus aguas territoriales, colindantes a las de Estados Unidos. No creo que a Obama le interese nada de esto. A mi juicio, estas últimas concesiones están dirigidas a conseguir algo. ¿Conseguir qué?
Obama es un militante. Hasta ahora, su política ha sido la de aumentar artificialmente el precio del petróleo. Hasta ahora, ha estado cabildeando a favor de imponer topes en las emisiones industriales de carbono, el gran objetivo estratégico de los ecologistas. Esto significaría, por supuesto, una aplastante carga para esas empresas, claves en la economía nacional. Uno tiene que preguntarse: ¿Por qué estas últimas medidas? ¿Acaso ha cambiado de política? No lo creo. Tenemos que recordar que el Presidente fue a la Cumbre Internacional de Cambio Climático en Copenhague y que allí prometió cabildear por un acuerdo sobre las emisiones de carbono.
Cuando el Presidente no ha estado trabajando para hacer más costoso el petróleo, ha estado haciendo llover dinero de los contribuyentes sobre las empresas de energías renovables, con la esperanza de conseguir algún resultado. Yo, por supuesto, no estoy en contra de estimular las fuentes de energía renovable, lo que me parece absurdo es la terca insistencia en no explotar nuestros enormes recursos petroleros. Teniendo en consideración todo eso, no creo que este último anuncio tenga que ver con bajar el precio de la gasolina. A mi juicio, esto no es más que una maniobra, una concesión que ayude a republicanos vacilantes como el senador Lindsey Graham (republicano por Carolina del Sur) y a demócratas en estados petroleros como Mary Landrieu (demócrata por Luisiana) para que apoyen la nueva gran ofensiva de Obama, la limitación de las emisiones de carbono.
Su victoria en la campaña sobre la salud
pública, forzada, unipartidista y contraria
a la voluntad de la mayoría del pueblo
americano, lo ha convencido de que puede
hacer lo que quiera con este Congreso
demócrata. Y no se va a detener. Todo lo
contrario. Va a tratar de empujar toda su
agenda, como sea, antes de que las
elecciones de noviembre puedan cambiar la
composición del Congreso. Es por eso que
estoy esperando una gran ofensiva para
reducir las emisiones de carbono, y por lo
que considero que estas últimas concesiones
a la búsqueda de petróleo sólo son una
maniobra para conseguirlo. Ojalá me
equivoque pero, de no ser así, no debería
sorprender a mis lectores. Recuérdenlo.\
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