Grave error económico del gobierno de Obama
Wall Street Jornal
Un millón
de millones es aproximadamente el monto de
ingresos que las compañías
norteamericanas tienen en sus operaciones
extranjeras, y que pudieran repatriar a
Estados Unidos. Ese dinero, a su vez,
pudiera ser invertido en empleos
estadounidenses, bienes de capital,
investigación
y desarrollo, y más.
Pero para las compañías
estadounidenses esa repatriación
implica una penalidad sustancial - un
impuesto federal de hasta un 35%. Esto
significa que las compañías
norteamericanas pueden, usar sus ganancias
extranjeras para invertirlas en cualquier país
del mundo, sin consecuencias sustanciales,
excepto en Estados Unidos.
El tratamiento que da el gobierno
estadounidense a las ganancias foráneas
se encuentra en marcado contraste a las prácticas
impositivas de casi todas las economías
desarrolladas, incluyendo Alemania, Japón,
el Reino Unido, Francia, España,
Italia, Rusia, Australia y Canadá, para
nombrar sólo
unas pocas. Las compañías
con oficina central en cualquiera de esos países
pueden repatriar las ganancias foráneas
a sus países
de origen con una tasa impositiva de 0% a 2%
. Es así porque
esos países
comprenden que impedirle a sus economías
la entrada de capital extranjero está decididamente
en contra de sus intereses nacionales.
Muchos comentaristas han señalado
los balances con gran proporción
de dinero en efectivo, que aparecen en los
libros de corporaciones estadounidenses,
como evidencia de que la economía
está aún
estancada porque las compañías
no están
gastando. Ese análisis
olvida lo principal: Los balances de mucho
dinero en efectivo permanecen en los libros
de las grandes corporaciones estadounidenses
porque esas compañías
no pueden gastar en Estados Unidos su dinero
en efectivo sin incurrir en
responsabilidades fiscales prohibitivas.
Especialmente con las tasas de bonos
corporativos descendiendo por debajo de un
4%, es difícil
imaginar una corporación
responsable repatriando ganancias foráneas
con una tasa impositiva federal y estatal
combinada aproximándose
a un 40%.
Si el Presidente y el Congreso permitieran a
las compañías
repatriar ganancias extranjeras a una tasa
de interés
baja, digamos un 5%, pudieran crear un fondo
de estímulo
privado de hasta un millón
de millones. Pudieran también
elevar hasta 50 mil millones la recaudación
de impuestos federales. La cantidad de
dinero corporativo que inundaría
el país
pudiera ser mayor que todo el paquete de estímulo
federal, y pudiera ser usado para crear
empleos, invertir en investigaciones,
construir plantas, comprar equipos, y otros
usos. Pudiera también proveer la estabilidad
necesaria a los mercados de valores, ya que
las compañías
ampliarían
su actividad en fusiones y adquisiciones, y
pagarían
dividendos, o comprarían
sus propias acciones. Y cuando suben los
mercados, aumenta la confianza, y los
negocios y consumidores comienzan a gastar.
De no hacerlo, la economía
no recibiría
ese dinero
Tomado del Wall Street Jornal