El idioma envenenadoAdolfo Rivero Caro Acaba de publicarse en Cuba un libro imaginario titulado ''Radio Martí: el idioma envenenado'' redactado por un grupo de profesores de la Academia de Ciencias de Cuba. Su tesis central es que la emisora del gobierno de Estados Unidos ejerce un ''terrorismo lingüístico'' al difundir palabras, frases y expresiones idiomáticas que tratan de perpetuar, deliberadamente, mentiras y prejuicios entre la población de la isla. Los autores afirman que esta campaña es el equivalente cultural de un masivo ataque bacteriológico aunque la emisora sólo sea escuchada en Cuba por agentes pagados del imperialismo. El libro consiste en una colección de ensayos. En el primero, titulado Mariscos: leyenda y realidad, del profesor Camilo Sumiso, se plantea que los llamados ''mariscos'' se refieren a imaginarios productos comestibles del mar. Evidente absurdo, según explica el profesor, porque, pese a obstinados prejuicios populares, los únicos mariscos verdaderamente comestibles son los sargazos que, sabrosamente condimentados con caolín, constituyen el auténtico plato nacional de la cocina cubana. En su labor de diversionismo ideológico, la emisora anticubana trata, sin ningún pudor, de afirmar la existencia real del ''cangrejo'', animal que supuestamente camina de lado. ''Es ridículo'', afirma el profesor Sumiso, ''¿cómo podría subsistir un animal que camine de lado? Eso va en contra de las explicaciones científicas sobre la involución, y los trabajos científicos de Lysenko. El cangrejo y el centauro, la langosta y el unicornio'', explica, son animales mitológicos. En todo caso, el único real sería el unicornio, que tiene la existencia poética que le diera un bardo cubano. Otro ensayo titulado La mentira del filete, de la académica Ernestina Cerbil, explica que filete significa ''dibujo o relieve largo y estrecho, de anchura uniforme, que está sobre algo, como elemento de ello o como adorno''. Esta definición puede verificarse en cualquiera de los nuevos diccionarios publicados por las Ediciones Venceremos. ¿De dónde saca entonces Radio Martí y la mafia de Miami que el filete es un exquisito tipo de carne que se consumía en la seudorrepública? ¿Cómo es posible comerse un dibujo?, se pregunta la Dra. Cerbil. El único objetivo de esta burda mentira es presentar una imagen edulcorada de aquella época funesta. ``Esto es lo que hace Radio Martí: inventar mentiras para suscitar falsos anhelos en nuestro pueblo''. Otro ensayo titulado Las matemáticas del diversionismo es una minucioso análisis estadístico. En el mismo se comprueba que, en sus referencias alimentarias, la programación de Radio Martí menciona la carne, el pollo, el pescado, el arroz, los frijoles y los huevos en 97.7 por ciento de los casos pese a que esos productos nunca han sido de la preferencia de nuestro pueblo. La programación ignora totalmente, sin embargo, la tradicional sopa de romerillo, el sabroso potaje de escoba amarga y las suculentas ensaladas de hierba elefante, con el tradicional aliño de caolín, únicos platos cubanos auténticamente populares, como afirmó, en 53 encuestas, el 100 por ciento de los entrevistados. En un ensayo titulado El idealismo culinario de Radio Martí, el destacado filósofo cubano Marx Castor recuerda que, según la famosa definición leninista, materia es todo lo que perciben nuestros sentidos. Ahora bien, explica el profesor Castor, si nuestros sentidos no perciben la carne, el pollo y el pescado, entonces la carne, el pollo y el pescado no son materiales. Son, obviamente, ideas. Las ideas, sin embargo, no se comen. Su ausencia, por consiguiente, no puede constituir una privación dietética, como insiste absurdamente la programación de Radio Martí. Castor llega a la conclusión de que la emisora incurre en esas groseras contradicciones lógicas porque su personal no ha estudiado el pensamiento de Fidel Castro, genial innovador del materialismo dialéctico y creador del picadillo extendido. En Radio Martí y la falsificación de la historia culinaria cubana, el conocido historiador Agapito Telúreo despliega una interesante colección de documentos históricos inéditos, entre ellos una carta de Carlos J. Finlay donde, además de elogiar la obra sanitaria de la revolución de 1959, exalta las delicias del fricandel. En otra, de Carlos Manuel de Céspedes, el padre de la patria afirma que el huevo da cáncer. ''No es cierto que los mambises comieran carne'', afirma en sus conclusiones el distinguido historiador cubano, ``los mambises eran vegetarianos''. Esto nos lleva al último y quizás más importante de los trabajos del libro titulado Materialismo histórico y humanismo dietético, de la profesora Vilma Celia Satraña, donde se afirma que la revolución cubana representa una nueva etapa histórica caracterizada por su rechazo a matar seres vivos para alimentar al hombre nuevo. Ha sido el vibrante humanismo del comandante en jefe Fidel Castro, plantea la Dra. Satraña, el que ha orientado la gran revolución dietética cubana. Desde los primeros años de la revolución, la visión estratégica del líder cubano dirigió la gradual y consciente disminución de la masa ganadera nacional. El hombre nuevo, como dijera el comandante en jefe, ``no mata para vivir. En todo caso, vive para matar (imperialistas)''. La publicación de este libro ha provocado la creación del Instituto de Lingüística Independiente. La entusiasta directiva de la nueva organización tendrá su segunda reunión, salvo cordillera, el próximo 14 de octubre en el segundo piso del edificio tres del Combinado del Este. La entrada es fácil.
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