En defensa del neoliberalismo

Dólar de Palin, Oro de Zoellick

Una pareja desacostumbrada eleva el debate de la política monetaria

Sería difícil encontrar dos camaradas intelectuales más improbables que Robert Zoellick, el tecnócrata del Banco Mundial, y Sarah Palin, la política populista conservadora. Pero en intervenciones separadas ayer, la pareja estimuló el debate monetario mundial en forma complementaria y oportuna.

La ex gobernadora de Alaska mostró instintos políticos y económicos sanos al arremeter fuertemente contra el último impulso de impresión monetaria de la Reserva Federal. De acuerdo con el texto de señalamientos preparado que entregó al National Review en Internet, Sarah Palin exhibió asimismo un conocimiento sofisticado de política monetaria, mayor que cualquier político republicano de este lado del representante de Wisconsin Paul Ryan.

Enfatizando los riesgos de "cebar la pompa", Sarah Palin se concentró en la relación entre un "dólar débil"-resultado directo de introducir más dólares en el mercado- y el aumento de precios de la gasolina y los alimentos. Ella señaló asimismo la creciente alarma mundial sobre las acciones de la Reserva Federal, que hasta ahora incluye duros comentarios de Alemania, Brasil, China y los más de los países asiáticos, entre muchos otros.

"No queremos un crecimiento económico temporal artificial al precio de una inflación mayor permanente, que disminuirá el valor de nuestros ingresos y ahorros" dijo la ex candidata vicepresidencial republicana. "Queremos un dólar estable combinado con una reforma económica real. Es la única forma que podemos regresar nuestra economía al camino correcto."

Los comentarios de Sarah Palin puede tener el efecto beneficioso de regresar el dólar al centro del debate político norteamericano, aunque no se mencione la plataforma económica republicana. Los reformadores económicos republicanos de los 1970s y 1980s -especialmente Ronald Reagan y Jack Kemp- comprendieron la importancia de una moneda estable para la prosperidad estadounidense.

Por otro lado, el gobierno de Bush no dio indicaciones coherentes. Su sucesión de Secretarios del Tesoro promovió la devaluación del dólar en forma poco distinta de la del actual gobierno, mientras que La Casa Blanca no hacía caso, o aplaudía, a la política benigna de la Reserva Federal, que originó la expansión exagerada del crédito y la pompa de jabón residencial, que condujo al pánico financiero.

Una política monetaria mal dirigida puede arruinar un gobierno, de forma tan completa como impuestos más altos y regulaciones destructivas, y la nueva mayoría congresional en la Cámara, y especialmente su nuevo presidente republicano, necesitan estar alertas ante esos peligros. Sarah Palin está muy adelantada a sus posibles contrincantes presidenciales en este punto político, y muestra talento al poner un asunto técnico en lenguaje que el norteamericano común puede entender.

Lo que nos trae a Zoellick que, al mencionar la palabra "oro" junto a la ortodoxia keynesiana del Financial Times, sobrepasó inclusive a Sarah Palin en la audacia que ésta mostró ayer. Es lo mismo que mencionar el nombre "Palin" en el salón de la facultad de Princeton.

Zoellick, que trabajó en la Secretaría del Tesoro en los 1980s bajo James Baker, presentó una agenda de un nuevo régimen monetario mundial para reducir el caos actual, y estimular el crecimiento: "Este nuevo sistema probablemente necesite involucrar el dólar, el euro, el yen, la libra y un renminbi, que avancen hacia la internacionalización y después hacia una cuenta abierta de capital", escribió, como eco de lo que hemos estado diciendo por algún tiempo.

Y he aquí el comienzo de Zoellick para una moneda sana: "El sistema debe también considerar usar el oro como un punto de referencia de las expectativas del mercado en cuanto a inflación, depresión y valores futuros de la moneda. Aunque algunos libros de texto puedan ver el oro como moneda antigua, los mercados lo usan hoy como un valor monetario alternativo." Esta última observación de Zoellick no será noticia para los inversionistas que han negociado el oro hasta $1,400.00 la onza, su más alto nivel en términos reales desde los 1970s, como un valladar contra el riesgo de inflación futura.

Actualmente, otro gran problema de la economía mundiales el frecuente y brusco oscilar de las tasas de cambio, especialmente entre el euro y el dólar. Eso altera el comercio y el flujo de inversiones y conduce a asignaciones erróneas de capital y a tensiones comerciales. Otro problema relacionado con lo anterior es el deseo del gobierno Obama y del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, de devaluar el dólar para estimular las exportaciones, como forma de compensar el fallo del estímulo a los gastos.

Tan reciente como esta semana, en India, Obama dijo "No podemos continuar situaciones donde algunos países mantienen excedentes comerciales masivos, otros tienen déficits masivos y nunca hay un ajuste monetario conducente a un patrón de crecimiento más balanceado."

Si esto no es un alegato hacia un dólar más débil a fin de equilibrar el flujo comercial, ¿entonces que es? El mundo sabe que la Reserva Federal puede siempre ganar, a corto plazo, una competencia monetaria tal, pues puede suplir una impresión ilimitada de dólares. Pero los riesgos de una guerra monetaria e inestabilidad económica son enormes.

En formas distintas, Sarah Palin y Zoellick están ofreciendo un camino político mejor: Una política monetaria más cuidadosa en Estados Unidos, y más liderazgo en el exterior, como metas de una mayor colaboración monetaria y tasas de cambio menos volátiles. Si Obama está buscando consejo más allá de Zoellick en esto, pudiera consultar a Paul Volcker o a Robert Mundell, laureado Nobel. Es terrible echar al cesto la oportunidad de una reforma monetaria.

 

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