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Editorial: Venezuela para los venezolanos La confirmación por el propio Hugo Chávez de que padece de cáncer y su alocución que deja entrever la gran magnitud de la enfermedad, complica el escenario político latinoamericano. El chavismo como fuerza política no tiene posibilidades de triunfar en las elecciones del 2012 sin Chávez. Tampoco Chávez tendrá, producto de su enfermedad, la capacidad física para enfrascarse en una campaña electoral. Todo el movimiento bolivariano y el proyecto del Socialismo del Siglo XXI sufrirán las consecuencias de la ausencia de Hugo Chávez. Sin el liderazgo y los dólares de Venezuela, el proceso electoral y la reelección de Daniel Ortega corren peligro. Bolivia y Ecuador a corto plazo sentirán el impacto de la desestabilización política de Venezuela y en el Perú, sin el dinero venezolano a Ollanta Humala le será imposible conseguir el clientelismo político necesario para cambiar la Constitución en los primeros dos años de gobierno y buscar la reelección indefinida. Aunque el Partido de los Trabajadores de Brasil siga apoyando a Humala, no tendrá la capacidad económica para sostener la subvención que otorgaba Venezuela. Todos los países que se benefician del ALBA tendrán serios problemas. Incluso, aquellos que se encontraban en proyección como Honduras les será casi imposible seguir con sus proyectos. Cuba que venía realizando un proceso de apertura gradual apoyada por la inyección económica de Venezuela, tendrá que rediseñar su estrategia y adelantar los planes, con una grave implicación política. Si Venezuela desaparece como santuario económico, político y estratégico de todos los movimientos antisociales de América Latina, hasta el tráfico de drogas y sus carteles se podrían ver afectados. México sería uno de los más beneficiados, porque los cuerpos de inteligencia norteamericanos, como la DEA, volverían a operar en la región y frenarían un poco el narcotráfico, responsable en gran parte de la violencia en ese país. Además, muchos presidentes como Juan Manuel Santos de Colombia no se sentirán tan temerosos e intimidados por las presiones de Hugo Chávez y redefinirían mejor su política posición ante la mancomunidad de naciones del hemisferio. No obstante, el impacto en la región será tan grande que el “eje del mal” y la izquierda latinoamericana, no se quedarán de brazos cruzados. El costo político y todo lo alcanzado en la región no se pueden perder, más cuando los Estados Unidos han perdido toda su influencia en Latinoamérica. Como estos regímenes - por definición - son unipersonales, buscarán potenciar un nuevo líder en Venezuela, arropado con la bandera de Chávez. A Chávez lo convertirán en héroe nacional y el guía espiritual de la revolución bolivariana. La enfermedad de Hugo Chávez ya dejó de ser un misterio. Ya muchos venezolanos se habían pronunciado en los medios, alegando que eso podía ser una jugada política de Chávez al estilo de Fidel Castro. Y no es para menos, ya que ese truco le fue muy bien a Castro para burlarse de sus enemigos políticos y crear una imagen ante su pueblo de vitalidad eterna. Y en cierto sentido, su existencia se ha prolongado tanto como se ha prolongado la tragedia cubana.
La similitud del proceso cubano se ha convertido en algo tan similar
al venezolano, que hasta la enfermedad de sus gobernantes se parecen
y el manejo como un secreto de Estado se estaba convirtiendo en algo
común en los dos casos,
pero en política todas las circunstancias no son iguales.
Venezuela tiene características especiales, muy diferentes a las de
Cuba, todo está en saberlas identificar. Ahora mismo en Venezuela hay amotinamientos en las prisiones y una gran conmoción familiar. Aquí la oposición pudiera llamar a un dialogo, encabezado por uno de sus líderes, donde participen los representantes de los reclusos amotinados, una Comisión de familiares, representantes de la Iglesia y una propuesta de algún Diputado a la Asamblea Nacional, encargado de canalizar sus demandas. Es la hora, que de la oposición salga un líder carismático, con espíritu nacionalista, reclamando que Venezuela sea para los venezolanos, dando cifras de los ingresos por el petróleo y como eso se podría convertir en cifras de nuevas viviendas, de nuevos hospitales, de cárceles con los recursos indispensables y para programas sociales, capaces de confrontar la violencia que sufre el país. A Venezuela le urge un líder con un discurso preciso, llamando a una movilización nacional, respaldada por el movimiento estudiantil, porque en el país se ha producido un vacío de poder. Ese líder sacaría ventaja tanto al posible candidato chavista, cómo definiría al candidato de la primaria de la oposición. Ante este escenario Chávez tendría que regresarse urgente y su salud no le permitiría salir a las calles a defender su supuesta revolución bolivariana. Es una oportunidad que la oposición venezolana no puede desaprovechar, dejarla pasar sería irresponsable y podría tener consecuencias que lamentar. No se puede confiar en la incapacidad de los que acompañan a Chávez en el poder, ya que en Venezuela rige un sistema de control social ampliamente probado. No es un simple gobierno que se puede cambiar fácilmente. Una experiencia similar se vivió en Angola con la muerte repentina por cáncer de Antonio Agostinho Neto en 1979 y aunque se pensaba que su sucesor sería Lucio Lara, contra todos los pronósticos se designó al frente del Gobierno angolano a José Eduardo dos Santos, de 37 años de edad, quien todavía se mantiene en el poder. Otra experiencia de mediocridad manifiesta es el caso de Bolivia, y Evo Morales se mantiene en el poder sin mayores dificultades. No se olviden de todo esto, y comiencen una agresiva campaña política, siempre recalcando que Venezuela es para los venezolanos.
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