Bandas criminales expanden el robo de combustible
de Pemex
Por Anthony Harrup y David Luhnow
Tomado del
The Wall Street Journal Americas
CIUDAD DE MÉXICO—Grupos delictivos mexicanos virtualmente han tomado
el control del sistema de oleoductos del monopolio petrolero estatal
de México, robando crecientes cantidades de combustible y
consiguiendo una importante fuente de nuevos ingresos en su lucha
contra otras bandas y el gobierno mexicano, según la compañía
petrolera.
El problema no es nuevo, pero se está expandiendo rápidamente. Con
despliegue de conocimiento técnico que puede malograr sistemas
electrónicos de vigilancia, el aumento en los robos de combustible
se produce en momentos en que el gobierno lucha por contener un
incremento en la violencia vinculada con el crimen organizado, que
ha expandido las operaciones de narcotráfico tradicional al
secuestro, la extorsión y mafias de protección.
Ya han muerto más de 40.000 personas en México desde diciembre de
2006 en hechos de violencia vinculados con las drogas, la mayoría
entre carteles rivales que buscan expandir su territorio, según
cálculos del gobierno y de diarios.
La cantidad total de combustible, que incluye crudo, gasolina,
diésel, y gas licuado de petróleo, tomado durante los primeros
cuatro meses del año es ligeramente mayor que la cantidad total
robada durante todo el año pasado, dijo esta semana el director
general de Petróleos Mexicanos, Juan José Suárez Coppel.
Durante los primeros cuatro meses de este año, estos grupos robaron
una cantidad total que se calcula en US$250 millones de combustible
a precios de mercado, dijo Suárez Coppel. Ello equivale a casi un
millón de barriles de combustible, según Pemex, como se conoce la
empresa. México depende de las ventas de petróleo para cerca de un
tercio de sus ingresos.
Pemex dice en su sitio de Internet que el incremento en las
sustracciones clandestinas y en "el volumen estimado de robo
observados, se debe a que los sistemas de ductos están tomados
prácticamente por bandas del crimen organizado, asociadas a grupos
fuertemente armados".
A menos que Pemex pueda moderar el volumen de lo sustraído
ilegalmente, estos grupos delictivos podrán ganar alrededor de
US$750 millones en combustible robado este año. Pemex tuvo US$353
millones en ganancias durante el primer trimestre de 2011.
La sospecha de los robos ha recaído mayormente en Los Zetas, una
violenta banda que ha emprendido otras clases de crimen organizado y
ha expandido su control territorial a lo largo de franjas de la
costa oriental del Golfo de México, sitio de buena parte de las
operaciones de Pemex.
El presidente Felipe Calderón a comienzos de esta semana exhortó a
los legisladores mexicanos a aprobar leyes más severas contra el
robo de combustible, dando a las autoridades mayores poderes de
procesamiento al concentrarse a la vez en los compradores de
combustible robado. Éstos podrían ser gasolineras o fábricas que
usan diésel o fuel oil, dijo Suárez Coppel.
Las bandas usan el combustible robado o lo venden a otras compañías,
a veces al otro lado de la frontera, en Estados Unidos.
Hace algunas semanas, Pemex demandó a nueve compañías petroleras y
de oleoductos —siete de ellas en el estado de Texas, EE.UU.— por la
compra de combustible robado.
Conforme el gobierno intensifica su vigilancia, los ladrones han
aumentado su actividad y sofisticación. Pemex detecta sustracciones
de sus oleoductos a través de la reducción en la presión, aun cuando
localizar el sitio exacto puede tomar días o semanas. En algunos
sectores, los equipos de inspección tienen que ser acompañados por
el ejército, dijo el ejecutivo de Pemex.
Pero en algunos casos las pandillas están volviéndose más
sofisticadas, en algunos casos inyectando agua en el oleoducto para
evitar una caída en la presión.
Según expertos, Pemex también tiene parte de la culpa. En su calidad
de monopolio, la compañía durante mucho tiempo ha carecido de una
cultura de mantenimiento y cuidado de sus plantas, incluso
oleoductos, dice George Grayson, profesor de College of William and
Mary, en EE.UU., que ha escrito de forma amplia sobre Pemex y las
bandas mexicanas del narcotráfico.
Pemex también durante mucho tiempo ha tolerado el robo por parte de
trabajadores sindicados, señala Grayson, sugiriendo que algunos de
ellos probablemente conspiran con bandas delictivas para robar
combustible. "Me sorprendería si no hubiera cierta complicidad de
miembros del sindicato de Pemex", dice Grayson.
Un portavoz del sindicato de Pemex dijo que la organización no tenía
comentarios para hacer.
Pemex produjo 2,57 millones de barriles diarios de crudo en los
primeros cuatro meses de este año, de los cuales exportó 1,2
millones.
Pemex también ha tenido que lidiar con secuestros de sus
trabajadores, en su mayor parte en la cuenca gasífera de Burgos en
el noreste de México, dijo Suárez Coppel. Señaló que han sido
secuestrados más de 20 trabajadores de Pemex, si bien no todos en el
trabajo o necesariamente en vinculación con su oficio. Ninguna de
las instalaciones de la compañía ha sido tomada por bandas
criminales, agregó.
Las pandillas, armadas con armas de grueso calibre, secuestraron
camiones de Pemex y sustrajeron combustible directamente de los
oleoductos que atraviesan el país, según Pemex. Las bandas incluso
han construido túneles y sus propios oleoductos para facilitar los
robos.
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