|
|||
Las protestas en Cuba, todos los huevos en una sola canasta. La idea generalizada y que resulta contagiosa de los denominados líderes de la oposición cubana, de que estamos a punto de deponer al régimen castrista por vía de la insurrección popular como única opción, parece poner todos los huevos en una misma canasta. Muy lamentable y tiste ver a miles de cubanos dentro de Cuba en las manifestaciones con el riesgo y los peligros que eso implica, sin tener una visión real del posible éxito de su esfuerzo. El sacar del poder por la fuerza a un régimen totalitario no es una tarea fácil. Pero además, si no se tienen estrategias claras y novedosas que se estén implementando, el fracaso está asegurado. De momento, lo que se observa es el mismo patrón de las marchas y protestas realizadas en los últimos años en Venezuela y Nicaragua, que culminaron en un rotundo fracaso. Lo primero que se tiene que hacer es acogerse a la nueva metodología de las protestas públicas desarrollada por el Centro de Estudios para la Democracia Proactiva y lo otro es acelerar el proceso de institucionalización de la oposición con representación y legitimidad de origen, algo que viene realizando el proyecto de los Municipios de Oposición en Cuba sin la mayor cooperación del resto de la oposición, tanto interna como externa. Un régimen político de cualquier tipo no se puede derrocar, sin antes tener la capacidad y los mecanismos para formar un gobierno alternativo. La supuesta creación de un gobierno de transición en Cuba adolece de todo sentido común. Lo peor es que la mayoría de los connotados líderes de la oposición se sienten con el derecho a presidirlo. Todas estas ambigüedades son el mejor caldo de cultivo para que el régimen comience una apertura y que no se puede evitar. Y lo peor, sin tener con quien negociar las más mínimas condiciones. La lógica vaticina que si no se cambia la percepción de cómo encaminar el proceso político cubano, las protestas no tendrán el éxito que se necesita para mantener esa estrategia de lucha y terminarán desapareciendo por agotamiento. Además, cualquier reforma apaciguaría los ánimos si no se ve clara cualquier otra posibilidad de triunfo. En conclusión, que lo primero que hay que hacer es tener habilitados todos los mecanismos de elegir una nueva representación política para Cuba desde la base y a lo interno del país, para tener reconocimiento nacional e internacional. Todo lo demás viene por añadidura. Miami, 14 de julio 2021
|