En defensa del neoliberalismo

Obama y la inmigración ilegal

Barack Obama ha tomado una decisión muy complicada sobre migración, al someter a revisión más 300 mil casos de inmigrantes ilegales en proceso de deportación. Aunque todo indica que es una medida desesperada por recobrar un poco de popularidad, que ya había descendido al 39 % de aprobación. Sin embargo, desde el punto de vista legal es un engendro jurídico, incompatible con la jurisprudencia norteamericana.

La suspensión de las deportaciones de ilegales, que han cometido otros delitos, además de la entrada ilegal al país no es jurídicamente un gran problema. Lo que sí es un serio problema en un sistema jurídico de derecho comparado, como lo es Estados Unidos es la creación de  cualquier tipo de precedente. Aquí es donde se complica la decisión ejecutiva de Obama: la creación de categorías de prioridad para la deportación y del concepto de no deportables.

Y no solo eso, paralizar las deportaciones y revisar sus casos, sino premiar a los deportanbles con permiso de trabajo y otros beneficios. Eso no sólo es un conflicto jurídico, sino moral. Estas concesiones a los no deportados los pone en ventajas, incluso sobre los que han cometido como único delito, la entrada ilegal al país. Y la caterización de prioridades o de no deportables los pone en capacidad de alcanzar el estatus de una forma muy fácil, ya que sólo con embarazarse las mujeres calificarían, y los padres de las criaturas, en los próximos nueve meses también estarán calificados. O sea, que esto puede desembocar en una serio conflicto demográfico para los Estados Unidos.

Si manejar sin Licencia de Conducción es un acto de bajo perfil, por lo que no califica para la deportación, los inmigrantes ilegales ya no necesitan Licencia de Conducir y menos, cohibirse de hacerlo, pues la única penalidad que tenían era el riego de una posible deportación. Es bueno aclarar que la policía americana no tiene facultad para indagar sobre la situación migratoria del infractor de cualquier tipo de contravención. Por esa razón, la mayoría de las veces los delitos cometidos por personas ilegales, quedan impunes y ni siquiera sus víctimas son compensadas económicamente, pues carecen de seguros o se personería jurídica.

Con esta decisión Obama le está dando un reconocimiento oficial a la inmigración ilegal y estimula el flujo migratorio hacia los Estados Unidos. Mientras que el presidente de México, Felipe Calderón culpa de todos los males a Estados Unidos, y no reconoce que las autoridades mexicanas tienen también gran responsabilidad por la inmigración ilegal que enfrenta la Unión Americana.

La inmigración ilegal es un complemento de la violencia en México. Muchos son los factores que se derivan de ella: el lucro por extorsión, contrabando humano, secuestro, trafico de drogas, armas, vehículos, etc. Hay que tener en cuenta que el control de la frontera del lado mexicano está bajo el control de los narcotraficantes y que se ha convertido en una zona de tolerancia,  donde el desierto y sus alrededores son su santuario para las bandas del crimen organizado. Aquí se refugian y desarrollan toda su logística, mientras los sicarios ejecutan sus órdenes en las ciudades.

La inmigración ilegal es un tema de seguridad nacional de los Estados Unidos. No se puede utilizar para fines meramente electoreros, porque las consecuencias pueden ser desastrosas. Además, como estrategia de campaña puede ser muy peligrosa, pues aunque los hispanos son bastante vocingleros, los anglosajones son mayoría y el nacionalismo americano, aunque muy discreto, en momentos de crisis sale a flote.

La última acción de violencia en México  puede ser una clarinada y hacer cambiar el enfoque sobre el problema y el Gobierno mexicano  tome las medidas correctas No obstante es lamentable que ante una tragedia como este ataque terrorista al casino Royale en Monterrey, que dejó al menos un saldo de 53 personas muertas y lesiones a más de 10, el presidente Felipe Calderón no sea capaz de reconocer la incapacidad de las autoridades mexicanas para enfrentar la violencia que padece ese país y culpe y pase la responsabilidad al vecino del norte.

Sin embargo, no pone el dedo en la llaga: la porosidad de la frontera, la migración ilegal y los verdaderos propósitos de los capos del narcotráfico. México es un Estado fallido, sobrepasado por la corrupción forzosa y la violencia, donde según Leopoldo Escobar:los capos han ido descubriendo que su capacidad de violencia no tiene porque limitarse a mantener el control del mercado clandestino de drogas y que pueden obtener rentas criminales más allá de su giro criminal tradicional. En otras palabras: el botín ya no es la renta que resulta de la adicción y su prohibición, el botín es el país entero”.

Y aquí es donde Obama y los Cuerpos de Inteligencia norteamericanos tienen que poner su enfoque. Si no toman en serio el fenómeno de la inmigración ilegal, el fenómeno mexicano en breve puede extenderse a este país, aunque ya se han producido algunas réplicas en los Estados Unidos. Y lo más peligroso es que los enemigos naturales de Estados Unidos, como al-Qaeda y otros de igual calaña, utilicen esta condición, para fines terroristas de mayor impacto.

Ahora, retomando el tema de las deportaciones, esto hay que analizarlo profundamente, porque la deportación de personas con antecedentes penales que son proclives a delinquir, son de interés para los carteles de las drogas. Sus conocimientos y habilidades dentro de la sociedad norteamericana, incluso muchos dominan el inglés, son condicionales excepcionales para captarlos y ponerlos a sus servicios. Si a esto le agregamos su inestabilidad económica al llegar a sus países de origen, su experiencia en el recorrido, una logística para su llegada a los Estados Unidos y la vinculación previa de algunos de ellos al negocio de las drogas, es fácil deducir que muchos de los deportados podrían estarse incorporado o ya trabajan para los carteles del crimen organizado.

En conclusión, que la iniciativa de Barck Obama,  puede convertirse en un boomerang. Muchos dudan que pueda implementarse, más allá de la suspensión temporal de las deportaciones, lo que irritará a los votantes hispanos.  La contradicción legal será el peor enemigo de esta decisión, que complica aún más la situación migratoria de los Estados Unidos.

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