En defensa del neoliberalismo

El Estado de Bienestar no traerá bienestar, sino más pobreza

El resultado de subsidiar a individuos porque son pobres es más pobreza. Si se subsidia al desempleado habrá más desempleo. Financiar a las madres solteras producirá más niños sin padre (…) Al obligar a los dueños de propiedades y a los productores a subsidiar a los políticos, sus partidos y a la burocracia, habrá menos creación de riqueza, menos productividad y más parásitos.

Hans Hermann Hoppe


Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis
(la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico [OCDE], el Banco Mundial [BM], el Banco Interamericano de Desarrollo [BID] y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEAPAL]), han dado su apoyo a nuestra clase política en su confabulación para subir impuestos, a fin de financiar la implantación en México del “Estado de bienestar”.

Para ellos no es problema querer llevar a México por la senda del desastre que ahora viven Grecia y España, entre otros países. Pero en lo que no reparan es en que México ni siquiera se llegará a implantar el “Estado de bienestar”, aunque el experimento destruirá nuestra economía.

Para comprender el alcance de esto, cabe comenzar por preguntarse: ¿por qué hasta antes del siglo XIX nadie había tenido una idea tan“genial” como el Estado de bienestar y, sobre todo, por qué no se puso en práctica el esquema de que el Estado se encargue de todos los pobres de nosotros “de la cuna a la tumba”?

Y la respuesta es: porque simplemente no era viable, porque las condiciones de miseria generalizada no lo permitían. O para decirlo más gráficamente: no existía la gallina de los huevos de oro a la cual esquilmar.

Entre el año 1 de la era cristiana hasta el año 1700, el PIB de lo que hoy conocemos como Europa creció apenas 11 veces, es decir a un ritmo de 0.3% por año. Pero si introduce la variable de la población resulta que en 17 siglos el PIB per cápita ni siquiera se duplicó (pasó de 599 dólares –de 1990- en el año 1 a 1,028 dólares en el año 1700).[1]

Pero para para el año 1850 el PIB per cápita de Europa ya era de 1,652 dólares y en 1870 de 2,080 dólares. Es decir en 170 años la economía había crecido lo que no se pudo en 17 siglos. El PIB per cápita escaló a 3,687 en 1913 y es hoy de 22,246 dólares. Es decir en tres siglos el PIB per cápita aumentó 21 veces más que en 17 siglos.

¿A qué se debe este crecimiento prodigioso de la riqueza? Al capitalismo, a este sistema económico basado en libre intercambio de mercancías y la generación incesante de riqueza y bienestar. El capital, de donde viene el término de este sistema económico, no es mera riqueza, sino aquella que permite generar riqueza adicional.

Para que el capitalismo pueda existir se precisa que haya respeto a la propiedad privada y libertad económica. Sólo las naciones que permiten al capitalismo desplegar su potencial son las que puede trascender la pobreza y alcanzar al desarrollo.

Lo que tienen en común todas las naciones hoy consideradas desarrolladas es que, cuando menos al inicio de la implantación de este sistema, respetaron básicamente aquellas condiciones. Lo que todos esos países hicieron en esta etapa inicial fue no ahogar a la naciente gallina de los huevos de oro con regulaciones, expropiaciones y altos impuestos.

Durante siglo y medio (1770-1913) los países europeos favorecieron la cimentación del capitalismo con bajos impuestos, como se aprecia en la tabla.
 

 

Late 19th Century about 1870

1913

1920

1937

1960

1980

1990

1996

2008

Austria

10.5

17

14.7

20.6

35.7

48.1

38.6

51.6

42.8

Belgium

 

13.8

22.1

21.8

30.3

57.8

54.3

52.9

43.9

France

12.6

17

27.6

29

34.6

46.1

49.8

55

43.5

Germany

10

14.8

25

34.1

32.4

47.9

45.1

49.1

36.5

Italy

13.7

17.1

30.1

31.1

30.1

42.1

53.4

52.7

43

Netherlands

9.1

9

13.5

19

33.7

55.8

54.1

49.3

39.3

Norway

5.9

9.3

16

11.8

29.9

43.8

54.9

49.2

42.1

Swedenc

5.7

10.4

10.9

16.5

31

60.1

59.1

64.2

46.4

Switzerland

16.5

14

17

24.1

17.2

32.8

33.5

39.4

28.1

United Kingdom

9.4

12.7

26.2

30

32.2

43

39.9

43

35.8

Average

10.36

13.04

20.79

24.45

30.14

46.45

48.73

50.24

39.34

Fuentes: Tanzi, Vito; A Lower Tax Future? The Economic Role of the State in the 21st Century; 2004 y OCDE para 2008

Hacia 1870 la carga fiscal apenas representaba el 10% del PIB en Europa (y algo parecido ocurría en las otras naciones hoy desarrolladas). Cuarenta y tres años después la carga fiscal apenas había subido al 13% e incluso tras la Primera Guerra Mundial llegaba a 21%.

Si en esta etapa inicial del capitalismo la carga fiscal hubiera sido como la de ahora, ya sea para financiar el “Estado de bienestar” o lo que fuera, el capitalismo no habría terminado de nacer, habría sido abortado.

Europa sería entonces tan miserable como el Tercer Mundo. Y suponer eso no es especulación: por un lado, ningún país alcanzó el desarrollo con altos impuestos; por otro lado, el lento crecimiento de Europa en las últimas décadas y su crisis actual son resultado de la combinación de la enorme carga fiscal, el “Estado de bienestar” y las regulaciones que crecen sin cesar, todo lo cual obstaculiza la formación de capital y por ende el aumento de la riqueza y el bienestar.

 Pero incluso ni el “Estado de bienestar” ni las cargas fiscales abrumadoras se dieron de golpe, sino en un largo proceso, en el cual como en la metáfora de la rana en la olla, el aumento gradual de la temperatura (la carga fiscal) del agua (el capital) no incomodó al batracio (la gente) hasta que hoy toma conciencia que ha sido hervido vivo.

Por eso, además de inmoral resulta tan absurda la pretensión de nuestros politicastros, sus kapos y los Cuatros Jinetes del Apocalipsis que los apoyan, de querer implantar por decreto –de ser posible este mismo año-el “Estado de bienestar” y sus consabidas y brutales cargas fiscales. Simplemente no hay riqueza suficiente para sostener este modelo atroz y el intentar implantarlo sólo destruirá la economía de México, con lo que habrá mucho más miseria. Para decirlo gráficamente: la rana arrojada al sartén ardiente, saldrá disparada.

Y predecir que si la clase parásita se sale con la suya la economía será hecha trizas tampoco es especulación ¡Eso ya lo hemos vivido!

Cabe retomar el gráfico ya expuesto en Resistencia Fiscal No. 4, en el que se ilustra en forma muy concisa la correlación entre la carga fiscal y el crecimiento de la economía.

 

Evolución de la economía de México (variación % del PIB) y del gasto público como porcentaje del PIB [1939-2012]

 El mayor crecimiento sostenido de la economía de México (aumento anual del 6% en promedio) se produjo con una carga fiscal inferior al 15% como proporción del PIB y el desempeño mediocre se da cuando se rebasa ese porcentaje. Pero el peor crecimiento se dio en los ochenta cuando el gasto público representó hasta 43% del PIB. Se dirá que la carga fiscal no era de ese tamaño ¿Sí?, ¿entonces cómo se financió ese gasto? Ciertamente no se hizo con impuestos formales, pero sí con el impuesto más pernicioso: la inflación. Mediante dinero sin valor el Estado despojó a todos. Esto hizo caer el poder adquisitivo, paralizó la economía y aumentó la pobreza.

Ahora la clase parásita quiere hacer lo mismo, pero no a través del impuesto-inflación sino de los impuestos formales ¡Pero el resultado será el mismo! ¿No es una locura?

 

[1] Maddison, Angus; en: http://archipielagolibertad.org/upload/files/003.php0017 Maddison - Historical Statistics of the World Economy 1-2008 AD.xls


El Estado de Bienestar no traerá bienestar, sino más pobreza (PDF)