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Editorial: México y López Obrador
El tiempo ha pasado y se hace obligatorio un análisis de las
próximas elecciones en México. “Tanto el PRD como el PRI han
impedido la modernización y el progreso de México. En la glacial
lentitud del crecimiento mexicano, la derecha corrupta,
proteccionista y antiamericana ha jugado un papel tan importante
como la izquierda corrupta, proteccionista y antiamericana”. Así lo
definía nuestro inolvidable Rivero Caro en una de sus sabias
columnas. El pensamiento latinoamericano daba la impresión que alcanzaba la racionalidad política. Sin embargo, la idolología de la izquierda descansa, pero no duerme. Una nueva ofensiva ideológica invade el continente. Los candidatos de la izquierda volvieron a imponerse. En Brasil Dilma Rousseff elegida recientemente como presidenta, no es más que la representación pública de Luiz Inácio Lula da Silva y en Perú, el hasta ahora llamado nacionalista Ollanta Humala se hace de la presidencia. En Venezuela y Nicaragua todo indica que se mantendrá la formula Chávez-Ortega, mientras Cuba propone una apertura, con la intención de perpetuar una nueva nomenclatura en el poder.
Sin embargo, el teatro de operaciones no está completo, si no se
incluyen los Estados Unidos. Hay que entender que los Estados Unidos
representan la fortaleza de la cultura occidental y el paradigma de
la Economía de Mercado. El capitalismo económico es la fuerza de su
ideología. Esa es la que tienen en la mira los representantes del
antiamericanismo internacional y doméstico. Y por eso es
determinante que la presidencia norteamericana,
en el próximo período,
pase a manos de un auténtico norteamericano. Alguien que se preocupe
por mantener los valores que han hecho de este país una gran nación.
Y no es que López Obrador, sea el ''mesías tropical'', como lo llama Enrique Krauze, sino que detrás de él hay toda una maquinaria de inteligencia, la misma que llevó a la presidencia a Evo Morales entre otros y recientemente a Ollanta Humala. Y no es por obra de la casualidad, sino que se preparan las condiciones. Felipe Calderón ha puesto su antiamericanismo enfermizo por encima de los verdaderos intereses de México y ha impedido la colaboración y participación de las autoridades norteamericanas en la lucha directa contra el narcotráfico y sus derivaciones. No es que la izquierda sea mayoritaria en México, sino que los errores de una derecha paleolítica hacen posible que la población busque nuevos horizontes. Los mexicanos, tal vez muchos no se identifiquen con una corriente ideológica determinada, pero en estos momentos la gran mayoría aboga por una política de seguridad nacional más efectiva, y aunque Juan Manuel López Obrador no sea la solución, si parece ser la alternativa, y la está aprovechando muy bien.
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