Adolfo Rivero Caro Según Lord Keynes, es una ingenuidad pensar que los hombres se guían por sus intereses. Esos tipos prácticos que menosprecian las ideas, decía, suelen ser esclavos de las ideas de algún economista muerto desde hace un siglo. Los hombres se guían por sus ideas. Me refiero, por supuesto, a diarios como The New York Times, The Washington Post, The San Francisco Chronicle, The Boston Globe y a otros de cuyo nombre no quiero acordarme; a las agencias de noticias que los alimentan: Reuters, EFE, AP, AFP; a las revistas semanales como Time, Newweek y US News and World Report; y a la prensa televisiva, es decir, a todos los canales de noticias menos el popular y odiado Fox. ¿No está claro entonces que sobra la oferta para el público de izquierda y falta para el de derecha? Claro que sí, y eso nos demuestra que Keynes tenía razón. Esa prensa se guía por su ideología y no por sus intereses. Esta es una de las razones que explican la enorme proliferación de los blogs, las páginas de opinión en internet. La mayoría es de derecha. ¿Cómo podría ser de otra forma? ¿Por qué ir a la internet para leer lo mismo que dice el New York Times, la revista Time o CNN? La realidad es que la abrumadora mayoría de los periodistas son de izquierda, lógicos productos de universidades cuyos claustros sólo admiten profesores ''progresistas''. Afortunadamente, un buen periodista no tiene que pasar por ninguna universidad. Los que salen de ellas, sin embargo, parecen clones. Es ridículo que esta prensa liberal siempre esté hablando de la diversidad. Por favor, ¿por qué no se atreven a decirnos cuántos de sus periodistas votan demócrata y se consideran liberales? ¿90%? ¿85%? ¿Y a eso ustedes lo llaman ''diversidad''? Y no nos digan que eso no influye en la forma en que reportan las noticias porque lo estamos viendo todos los días. ¿No se han fijado ustedes que cuando se está reportando alguna noticia suelen decirnos algo por el estilo de: ''Según el profesor de ciencias políticas de la Universidad de Bacteria, Dakota del Norte, Iyassufez Hipokrito, `el presidente Bush está llevando el país al abismo. Los árabes están muy resentidos con EEUU: no quieren que les impongamos la libertad'.'' Un momento. Vengan acá, ¿quiénes son estos profesores? ¿Quién los conoce? ¿De dónde salieron esas organizaciones que ustedes citan? ¿Por qué tiene el lector que considerarlos como autoridades? ¿No es obvio que el periodista simplemente está actuando como un ventrílocuo? La objetividad de la gran prensa liberal es un mito. Las últimas elecciones lo confirmaron. Toda esa prensa se embarcó en un desesperado esfuerzo por hacer triunfar a John Kerry. Esta prensa socialista (que únicamente en EEUU se denomina ''liberal'') demuestra constantemente su obtusa falta de patriotismo. Quiere que perdamos la guerra en Irak. Y está tratando de socavar deliberadamente el apoyo popular a la misma. Sueñan con otro Vietnam y con otra derrota americana. Las buenas noticias para el pueblo americano son malas para el Partido Demócrata. Los liberales americanos han puesto sus intereses partidistas sobre los intereses de la nación. Nuestros soldados en Irak se sienten frustrados por la forma en que la prensa liberal reporta la guerra: una guerra extraña, sin héroes, sin logros y sin simpatizantes en el pueblo iraquí. Es evidente que para los demócratas sería un desastre que fuera a culminar con la estabilización democrática de Irak. Confían en que las elecciones del domingo 30 van a ser un desastre. Menosprecian al pueblo iraquí. La prensa liberal no es más que el brazo ideológico de un Partido Demócrata cada vez más reaccionario, como lo demuestra su estólida oposición a cualquier reforma inteligente (¿no combatieron ferozmente las reformas educacionales de Jeb Bush para ahora tener que reconocer su extraordinario éxito?) o la forma infame y racista con que han atacado a Condoleezza Rice. Los liberales americanos se han convertido en una verdadera quintacolumna de la reacción interna y del enemigo exterior. No extraña que estén arrastrando al Partido Demócrata a la marginación y la irrelevancia.
|
|