VIGENCIA DE ANTIGUA POLÉMICA ENTRE HAYEK Y KEYNES
El economista Richard Ebeling recientemente desenterró dos artículos
de The
Times of London de octubre de 1932, los cuales se pueden
consultar en su versión original en KEYNES HAYEK 1932
Cambridge LSE. En ellos se proponen diferentes políticas
para enfrentar el colapso económico en Inglaterra. En el primero de
ellos, Keynes, Pigou y otros economistas abogan por el aumento del
gasto público. Debido a la actualidad de esta polémica,neliberalismo.com se
apresura a publicar la traducción de un resumen de la respuesta de
Friedrich Hayek y otros economistas a la propuesta mencionada.
(…) En cuanto a gastar o invertir nuestra posición difiere de la de
los firmantes (Pigou, Keynes y otros) publicada en vuestra edición
del lunes. Ellos parecen sostener que en cuanto a las perspectivas
de la renovación es indiferente si el dinero se gasta en el consumo
o en inversiones auténticas. Nosotros, por el contrario, creemos
que una de las dificultades principales del mundo de hoy es la falta
de inversiones, es decir, la depresión de las industrias que
aumentan el capital, etcétera, en vez de las industrias que fabrican
directamente para el consumo. De ahí que consideremos
particularmente deseable la renovación de las inversiones. Sin
embargo, los firmantes de la carta mencionada menosprecian la compra
de los valores existentes basándose en que no existen garantías de
que el dinero se dedique a inversiones reales. No podemos respaldar
este punto de vista. En las condiciones modernas, los mercados de
valores son parte indispensable del mecanismo de las inversiones. Un
aumento en el valor de los viejos valores es el preludio
indispensable de la colocación de emisiones nuevas. No cuestionamos
la existencia de un retraso entre la renovación de los valores
viejos y la renovación en otros sectores. Pero debemos contemplar
como casi un desastre si de lo dicho el público infiere que la
compra de valores existentes y la colocación de depósitos en la
creación de sociedades, etcétera, son actualmente contrarias al
interés público o que la venta de valores o la extracción de tales
depósitos ayudaría a la próxima recuperación. Es sumamente
peligroso decir algo que pueda seguir debilitando el hábito del
ahorro privado.
(…) Opinamos que muchos de los problemas actuales del mundo se deben
a la imprudente política de gastos y endeudamiento de las
autoridades públicas. No deseamos que esas prácticas se renueven. En
el mejor de los casos, hipotecan los presupuestos futuros y tienden
a elevar el tipo de interés, un proceso particularmente indeseable
en esta situación, cuando se admite la necesidad urgente de
restablecer la oferta de capital a la industria privada. La
depresión de sobra ha mostrado que la existencia de una deuda
pública en gran escala impone fricciones y obstáculos que son mucho
mayores que las fricciones y obstáculos que la existencia de una
deuda privada impone. De ahí que no estemos de acuerdo con los
firmantes de la carta en cuanto a que este es el momento de de crear
nuevas instalaciones de natación municipales, etcétera, simplemente
porque la gente “siente el deseo” de esos servicios.
Si el Gobierno desea ayudar a la reactivación, la forma adecuada de
proceder no consiste en regresar a los viejos hábitos de gastos
abundantes, sino en abolir las restricciones al comercio y al
movimiento libre de capitales (incluidas las restricciones a nuevas
cuestiones) que en la actualidad impiden incluso el comienzo de la
recuperación. |
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