La orgía del gasto público local (II)
Unión Nacional de Contribuyentes "Atlas"
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El aumento de otros conceptos de gasto también responde a esa lógica de la subasta del voto, pero además a la corrupción: a mayor poder político de los gobernantes mayor es su corrupción.
Mientras que los egresos para subsidios de los gobiernos estatales crecieron en 103%, los destinados a adquisición de inmuebles y obra pública aumentaron en 182% y 56%, respectivamente. Estos rubros han sido tradicionalmente negocios sucios de los políticos: u obtienen sustanciosas comisiones o de plano se llevan la parte del león cuando las inmobiliarias y constructoras son suyas.
En estos años destacan los casos de disparo del gasto en obra pública de Tamaulipas y Coahuila. En el primer estado el gasto aumentó en un 544% (a pesos corrientes) entre 2001 y 2009; en el segundo en un 1,782% entre 2000 y 2010. Las investigaciones de la PGR han revelado que en Tamaulipas no sólo los gobernantes se beneficiaron con la obra pública, sino además los grupos criminales con los que se asociaron. Respecto a Coahuila, no será una sorpresa que algún día se descubra algo parecido.
El resultado del disparo del despilfarro ha sido el aumento de la deuda pública, como se aprecia en la tabla. En Coahuila en sólo 6 años la deuda como porcentaje del PIB estatal aumentó ¡5,811%! ¿Qué tanto es el 8% del PIB de Coahuila? Pues en California cuando hace 12 años la deuda llegó a 14% del PIB sonaron las alarmas, con todo que en el país vecino el gasto público es principalmente local.
En efecto, la competencia democrática no es otra cosa que una subasta populista: quien ofrece (y da) más, logra el voto ciudadano. Por eso el rubro de subsidios creció en promedio 110%, un tercio más que la suma de todos los gastos. Pero en algunos estados, principalmente gobernados por el PRI o la izquierda, el aumento es exorbitante: Yucatán (733%), Chiapas (546%), Coahuila (398%), México (250%), Nuevo León (248%) y Michoacán (233%). Estos subsidios son la verdadera compra del voto, no las pequeñas dádivas que sanciona la ley electoral.
Previsiblemente a mayor competencia política, más se sangrará a la minoría que más riqueza genera, al Atlas que sostiene al país y al fisco.
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