Cuba: El 11 de julio, 2021
El 11 de Julio del 2021 es el evento político de
mayor repercusión interna y externa en Cuba desde el 1 de enero de
1959. El sistema de control político y social de forma sistémica y
totalitaria ha evitado de manera preventiva que se produzcan
acciones masivas. También las medidas ejemplarizantes, incluida la
pena de muerte por cuestiones políticas ha sido parte del mecanismo
del miedo o terror inducido.
El sistema no permite ningún mecanismo de compulsión social o
estructura organizativa. Toda gestión o reclamo debe hacerse de
forma individual y como régimen totalitario, todo afecta al
individuo en sus decisiones, ya sea directa o indirectamente,
incluso fuera de su territorialidad de gobierno.
La represión sistémica te alcanza donde quiera que estés y su
extiende a familiares, amigos o a todo el que te brinde cualquier
apoyo. Son muy perseguidores de los que ellos llaman: “la
logística”.
Como todo está diseñado bajo un sistema, aunque algo se salga de
control en un momento dado, como lo sucedido el 11 de julio, se
aplican las medidas de ajuste y se corrige el problema, como los
arrestos y excarcelaciones selectivas, la presión psicológica sobre
las familias, la expulsión laboral y los encarcelamientos
domiciliarios, con lo que se logra un gran impacto en la comunidad y
se evita la saturación de los centros de detención. Aquí también se
aprovecha para darle un gran protagonismo a los líderes de la
oposición controlada o falsa oposición, que bajo la modalidad de
desaparecidos, gozan de las mejores atenciones en los centros
especiales, denominados “casas de visita”.
Un análisis pormenorizado del sistema de control de las masas en los
regímenes totalitarios te pone de manifiesto, el por qué los pueblos
se someten a tantas arbitrariedades de una forma tan dócil, y es
porque se llega al auto control y auto represión del individuo por
su propia voluntad.
La represión desmedida y la carencia de tácticas efectivas contra la
violencia del régimen han paralizado la inquietud social en Cuba.
Esa forma de sometimiento social como cultura totalitaria ha sido
muy efectiva. Ya Cuba lleva 62 años y más sometida a ese mecanismo
de esclavitud sistémica, Corea del Norte por igual camino, y
Venezuela lleva ya un tiempo considerable.
Ya como hemos dicho, las medidas ejemplarizante forman parte de este
gran sistema de control, ya que va desde una detención aparatosa,
con un uso excesivo de fuerza hasta la pena de muerte, como
mecanismo de disuasión. También los arrestos de forma individual y a
destiempo de los hechos son muy efectivos, porque además de cambiar
el escenario, implica en la mayoría de los casos la presencia de sus
familiares y hasta los vecinos.
La indefinición que va desde la falta de respaldo legal hasta la
desprotección social, ya que va desde pérdida del sustento familiar
hasta el decomiso de sus bienes personales, familiares hasta para su
labor, en muchos casos.
La dependencia del Estado de todas las actividades hace al individuo
un rehén político. Así su modo de supervivencia y el de su familia
está supeditado al régimen. Por tanto, cuando rompe políticamente
con el sistema te quedas en total desamparo. En un sistema
totalitario la poca sociedad civil independiente y los de la
propiedad no estatal no pueden apoyar o financiar actividades no
afines al régimen, por su limitación económica y por la represión
política.
En este contexto y ante la imposibilidad de lograr revertir la
situación con una movilización social como la de este 11 de julio se
produce un repliegue indefinido de la acción. Son cientos de
familias que se encuentran en este limbo de desamparo, con
familiares presos, con arrestos domiciliarios, enfermos y sin
recursos económicos ni medicamentos. Lo sucedido el 11 de julio fue
una situación inédita, compulsiva, emotiva y de histeria colectiva
que no meditó las
consecuencias, ya bajo la calma, las consecuencias y los resultados
han producido esta parálisis emocional.
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