|
|||
Venezuela: El costo político vs valor estratégico “Opinar puede cualquiera, lo importante es que su opinión sea tomada en cuentas”
Enfrentar un régimen autoritario de izquierda en el poder, como el venezolano, y en tránsito a un régimen totalitario es bastante complejo. Más cuando se intenta con las herramientas democráticas, que se fundamenta en una oposición heterogénea de libre albedrío. Sin embargo, los regímenes totalitarios cuentan con una unidad ideológica militante y partidista por naturaleza y una dirección hegemónica. Y por añadidura, un aparato de inteligencia que se apoya en grupos de analistas psico-sociales que tienen todo el tiempo y los recursos para diseñar las mejores estrategias para neutralizar las acciones de sus adversarios políticos. La propuesta para celebrar elecciones de gobernadores en Venezuela es un caso de este tipo de estrategia. Ya que el poder desde el Gobierno permite imponer la realidad política a su antojo. La oposición tratará de contrarrestar esta maniobra inscribiéndose para participar, lo que va a provocar la separación de ciertos actores políticos, pero esa ruptura, estratégicamente podría ser muy positiva, ya que obligaría al régimen a enfrentar múltiples escenarios, desde la contienda electoral hasta la ingobernabilidad democrática, si otros grupos como Vente Venezuela y Bravo Pueblo consiguen mantener el poder de convocatoria para realizar las manifestaciones y actividades de confrontación en las calles. De lo contrario el costo político será muy alto ante el valor estratégico. Esta decisión pondría al régimen en una seria disyuntiva. De lo contrario tendría las manos libres para realizar unas elecciones a corto plazo, que ganaría por unanimidad. Los elegidos como gobernadores, serían los nuevos funcionarios del Poder Popular, tipo Cuba, dentro de la nueva estructura que impondrá la Asamblea Nacional Constituyente. Pero no hay que perder de vista, que cuando el régimen se ha decidido realizar este tipo de evento electoral, ya tiene previsto como hacerse ganar todas las gobernaciones o por lo menos la mayoría. De lo contrario no se arriesgaría en realizar unas elecciones, que solo le proporciona un pequeño viso de democracia para la imagen internacional. La ANC en Venezuela tiene como objetivo transformar la estructura del Estado en su condición actual. Por tanto, es una ingenuidad política basarse en las definiciones constitucionales de 1999, que serán modificadas por decretos y se ejecutarán acciones durante su proceso constituyente, que nada importan ya a la hora del sometimiento a un referendo final. Al desaparecer le estructura política actual, ya no existiría la Asamblea Nacional, el Ministerio Público actual, ni las funciones actuales de los partidos políticos. Sin embargo, todos los foros radiales y televisivos parecen no haberse dado cuenta del poder transformador de la ANC. Si fueran a mantenerse esas condiciones actuales, no se hubiesen enfrascado en realizar un evento tan importante como este: la constituyente. Las elecciones regionales y no tienen ninguna importancia en estos momentos para el régimen, pero su convocatoria la están utilizando como un elemento disociativo para la oposición, y que le está funcionando. Alguien plantea que lo importante es enfocarse en las presidenciales, lo cual es cierto, pero para esa fecha ya debe haber concluido la constituyente y definido el nuevo sistema electoral. Lo que si no se puede subestimar es el poder de la Constituyente. No importa que no sea legítima de origen, cuenta con el poder de la Fuerza Armada y los órganos policiales para que sus decisiones sean vinculantes y haya que someterse a su voluntad. No les quedan muchas opciones a la oposición, y si le población por diferentes razones se desmoviliza, las fuerzas totalitarias se le irán por encima a las fuerzas democráticas, que por su propia naturaleza son mucho más débiles que las fuerzas represivas. Agosto, 8 de 2017
|