ADOLFO RIVERO CARO
Mi última
columna del año es una buena ocasión para recapitular y tratar de
poner la situación internacional en perspectiva. Con este objetivo,
invito a mis lectores a comparar nuestra situación actual con la de
hace un año. Hace un año, Estados Unidos y sus aliados parecían
estar perdiendo la guerra en Irak. Que nadie se equivoque, este es
el evento fundamental de nuestra época. Un Irak próspero y
democrático sería un ejemplo prácticamente irresistible para todo el
Medio Oriente, una zona clave en el panorama geopolítico mundial.
Sería un cambio tan revolucionario como lo fueron una Alemania, un
Japón o una Corea del sur democráticos hace medio siglo. Es bueno
recordar que, en su tiempo, estos cambios también fueron vistos como
utópicos e inalcanzables. Se consiguieron todos ellos, sin embargo,
gracias a la sangre y el sacrificio de Estados Unidos.
En Irak, el presidente Bush cambió de política, cambió de
dirigentes militares y, hoy por hoy, todo el mundo está de acuerdo
en que se ha producido un viraje. Estamos ganando la guerra. No hay
nada decidido, pero el progreso es indiscutible. Lamentablemente, en
nuestro país existía una tradición de solidaridad nacional en
política exterior que ya no existe. Los republicanos apoyaron
incondicionalmente a Roosevelt, Kennedy y Lyndon Johnson. En la
actualidad, sin embargo, los demócratas parecen desear la derrota de
Estados Unidos en Irak. La prensa liberal americana no exalta ni
comenta el heroísmo de nuestros soldados, pero magnifica
jubilosamente cualquier error. Quizás nada lo ejemplifique mejor que
una famosa noticia de este año, en la que se comentaba, en tono
plañidero y fúnebre, que el éxito de de la nueva política militar en
Irak y la dramática reducción en las bajas, había provocado... ¡un
aumento del desempleo entre los enterradores! Increíble pero cierto.
Se presenta la intercepción de sospechosas llamadas a países que
son centros del terrorismo internacional como si fueran groseras
violaciones a la libertad individual y un esfuerzo para establecer
una dictadura totalitaria. En una época en que nuestros enemigos
filman y distribuyen por todo el mundo la decapitación de un
periodista secuestrado y donde todos los días hacen estallar bombas
en mercados populares, matando a ancianos, mujeres y niños
inocentes, lo que acapara la atención de la prensa liberal americana
son las supuestas ''torturas'' en la Base Naval de Guantánamo y la
''`crueldad'' con que se interroga a los terroristas para tratar de
extraerles información sobre próximos y sangrientos ataques.
¿Por qué hacen esto? ¿Porque se supone que eso desprestigie al
gobierno de Bush? ¿Porque eso beneficiaría las posibilidades
demócratas de conquistar la presidencia en el 2008? ¿Es eso
patriótico? Que mis lectores saquen sus propias conclusiones. Los
comunistas también se consideraban patriotas al trabajar por el
colapso de las sociedades capitalistas en las que vivían. A mi
juicio, una de las razones de la decadencia de la gran prensa
liberal americana está en su adopción y defensa de causas
profundamente antinacionales.
En América Latina, el factor fundamental sigue siendo Venezuela.
La coyuntura petrolera le ha permitido a Hugo Chávez gastar cientos
de millones de dólares comprando influencia internacional. Que nadie
menospreie esas inversiones. Gracias a ellas, ha podido convertir el
gobierno argentino en cliente suyo. El patético Departamento de
Estado americano, cuya vasta burocracia es casi totalmente
izquierdista (''liberal''), se lamenta amargamente de que la
investigación de algunos fiscales haya ``arruinado'' sus esfuerzos
por establecer buena relación con el nuevo gobierno de los Kirchner.
Por favor. Ese gobierno siempre ha estado llenos de antiguos
terroristas irredentos. Es profundamente afín al castrismo y, por
consiguiente, a Hugo Chávez. Disfruta de cierta popularidad porque
ha logrado reactivar la economía argentina. Cómo no. Todos mis
lectores conocen de empresas que podrían recuperarse y prosperar si
sólo se les permitiera cancelar sus deudas y olvidarse de ellas. El
gobierno argentino se ha recuperado mediante el sencillo expediente
de no pagarles a sus acreedores y, por consiguiente, de arruinar a
miles de pequeños inversionistas. Ese ''milagro'' lo hace
cualquiera.
En definitiva, lo importante es, a pesar de que el barril de
petróleo está a casi $100, que Chávez ha perdido influencia y, a mi
juicio, irreversiblemente. Las elecciones para alcaldes y
gobernadores del 2008 serán la gran oportunidad para que surjan
nuevos líderes de la oposición venezolana.
Un paso de
avance en América Latina ha sido la aprobación del tratado de libre
comercio con Perú. Esto garantiza la continuidad y crecimiento de su
desarrollo económico. Perú es el más esperanzador de los países
latinoamericanos. Por otra parte, la situación más alarmante está en
Colombia. Es el gobierno que más admiro en el continente. Es el que
está derrotando militarmente a las FARC. De aquí que sea el el más
odiado por la izquierda. Chávez está invirtiendo decenas de millones
de dólares para controlarlo y garantizar que, junto con Venezuela,
sea el gran santuario internacional del narcotráfico. Sin embargo,
increíblemente, el Partido Demócrata, uno de los dos grandes
partidos americanos, bloquea el acceso de Colombia al libre comercio
con EEUU y la gran prensa liberal americana dedica todos sus
recursos a socavar el gobierno de Uribe.
Los cubanos exiliados descubrimos esta amarga realidad desde hace
tiempo y es por eso que votamos como lo hacemos. Ahora les toca
comprobarlo a nuestros amigos venezolanos en el exilio. Hubiera
querido comentar sobre la lucha de los liberales americanos por
descristianizar las Pascuas y eliminar el tradicional saludo de
¡Felices Pascuas! (Merry Christmas!), pero no tengo
espacio.
De cualquier forma, ¡feliz 2008 para todos! ¡Va a ser un año
bueno para nosotros!
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