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Mexico: La fe de los buenos y los malos No caben dudas, que los mexicanos son religiosos por naturaleza. La asimilación de la fe cristina es superior a muchos países, de igual procedencia colonial española. Las razones pueden ser muchas, pero ese no es el tema. Lo importante es cómo se manifiesta y se aplica por cada uno de los ciudadanos. Cuando se ven las inmensas peregrinaciones y los gestos solidarios de los conciudadanos, apoyándolos, dándoles alimentos, del que muchas veces escasean, agua y hasta cobijas, uno llega a la conclusión que hay todo un pueblo noble de sentimientos humanos, detrás de toda esa barbarie que se ha convertido en una ola de crímenes y violencia. Una compatriota aquí en Ixtapaluca, me comentaba al ver esas marchas gigantezcas de peregrinos y la colaboración de la gente, que hay más mexicanos buenos que malos. Sin embargo tienen algo en común: la fe religiosa. Algo que resulta contradictorio, pero en la práctica, los más connotados delincuentes, piden a la Virgen de Guadalupe y otras deidades religiosas que los protejan e impidan ser capturados por la justicia o ante sus adversarios delincuenciales.
Uno de los altos líderes del cartel de los ZETAS lleva la Virgen de
Guadalupe tatuada en la espalda desde el cuello hasta más abajo de
la cintura. Y dice tener fe en ella, que sabe que no permitirá que
le suceda nada malo. Tal es la fe en las bandidos, que han creado su
propio santo: Malverde.
Malverde es conocido como "El Bandido Generoso" o "El Ángel de los
Pobres"; También como "El Santo de los Narcos". O sea, una especie
de Robín Hood. Y
a
todo esto se la suma la idolatría por la Santa Muerte.
Si los mexicanos buenos se dedicaran a hacer
una guerra de control social y denuncia contra los malos, tendrían
una gran posibilidad de vencerlos, ya que por la fuerza son
superiores, pero estructuralmente son minorías. Este fenómeno cultural se ha venido explotando, incluso comercialmente por años. Las canciones, desde Juan Carrasqueado, la historia de Pancho Villa y los actuales narcocorridos son pruebas manifiestas de la sublimación del delito. Y ahora para reforzar, las telenovelas, aunque dicen que son un reflejo de la realidad, potencian el conflicto social y los hacen ver como algo natural, que hay que lidiar y vivir con él. Las transculturización de México hacia los Estados Unidos tiene que disparar las alarmas, porque no solo viene el folclor de los trajes rancheros, los mariachis, los tacos y las tortillas. También viene con ellos esa cultura de muerte y esa fe ambivalente, a la que no escapan los mexicanos buenos ni malos. México: 10 de diciembre del 2011
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