Y es que si las víctimas tienen memoria, su indignación y renuencia pueden ser mayores – por un efecto de acumulación- y, por ende, resulta más difícil esquilmarlas. Por eso la memoria es parte indispensable de la resistencia.

Tan los políticos le apuestan a la desmemoria, que hoy el presidente nacional del PRI, César Camacho pretende justificar el nuevo atraco fiscal en ciernes con las siguientes palabras: "Tenemos en el centro de la atención a los mexicanos, subrayadamente a quienes tienen ." menos, a quienes les urge una más equitativa distribución de la renta nacional

Para justificar el atraco fiscal Camacho utiliza los mismos argumentos que usó Felipe Calderón para su asalto fiscal, en dos fases (2007 y 2009). La reforma fiscal de Calderón tenía el encantador nombre de ¡! Reforma Hacendaria por los que Menos Tienen

Los pobres son la coartada de los policastros para cada nuevo zarpazo contra el bolsillo de los contribuyentes. Pero la coartada es falsa La redistribución de la riqueza que los políticos promueven siempre es… en su favor.

Toda redistribución de la riqueza (el uso de la coacción para quitarle a unos y darles a otros lo despojado) es un robo. Aun el caso de que el redistribuidor no se quede con la parte del león y la riqueza se redistribuya de ricos a pobres deja, la redistribución no deja de ser robo. Pero aun así es útil para los propósitos de la Resistencia Fiscal, demostrar la hipocresía y doblez de los políticos cuando usan la excusa de la pobreza para robarnos más.

De modo que en uso del ejercicio de la memoria, ahora que los jefes de la clase parásita maquinan un nuevo atraco fiscal en nombre de los pobres, debemos interpelarlos con la pregunta obvia: y ¿en dónde quedó el botín del anterior atraco?

Con Felipe Calderón hubo una reforma fiscal en dos etapas. En la primera (2007) se crearon el IETU (Impuesto Empresarial Tasa Única) y el IDE (Impuesto a los Depósitos en Efectivo). Pero como al ex presidente y a los demás politicastros esto no les pareció suficiente, en 2009 perpetraron un nuevo atraco: el incremento en un punto porcentual a la tasa del ISR (Impuesto Sobre la Renta), que pasó de 29% a 30%; el aumento de la tasa del IVA (Impuesto al Valor Agregado) de 15% a 16% (en la frontera pasó de 10% a 11%) y un impuesto especial a telecomunicaciones.

Ahora analicemos si el botín obtenido en dos atracos consecutivos de veras se usó para beneficio de los pobres o si por el contrario: el que parte y reparte se llevó la mejor parte.

A continuación presentamos los resultados de un ejercicio analítico simple, a partir de los datos oficiales sobre ingreso y gasto público federales de los años 2007 a 2011 (los datos de 2012 son aún insuficientes para el propósito). Y en este caso no vamos a poner en duda los tramposos números del gobierno. Tampoco vamos a recalcular las cifras por efecto de depreciación del poder adquisitivo de la moneda debido al incremento del índice de precios (cálculo que para el caso tampoco sería necesario y al prescindir del mismo la exposición gana en claridad).

Pues según estos números, entre 2007 y 2011 los ingresos del gobierno federal habrían crecido en casi 33% al pasar de 1.71 billones de pesos a 2.27 billones. Es de destacar que entre 2008 y 2009 la economía sufrió una contracción y entre 2007 y 2011 el PIB nominal creció en 27.5%. La diferencia entre el aumento de los ingresos fiscales y la variación del PIB, significó un incremento neto de la carga fiscal, es decir: más dinero en el bolsillo del Estado y menos en el de usted, contribuyente.

Como para parte de su discurso mentiroso, la clase política dice que de los ingresos del Estado sólo un parte corresponde a "tributos", cuando que la verdad y dado que el Estado no produce nada y sólo se apropia de riqueza ajena, todo ingreso público no es otra cosa que impuestos. Pero bueno, en los mendaces términos de los políticos los ingresos tributarios se subdividen en petroleros y no petroleros. Son los segundos en los que concentramos la atención, pues en ellos se tendría que observar el efecto de las reformas fiscales de 2007 y 2009.

Pues bien, los ingresos tributarios no petroleros crecieron 29% entre 2007 y 2011 al pasar de 1.003 a 1.294 billones de pesos. En los años que van de 2008 a 2011, el gobierno obtuvo 667,904 millones de pesos adicionales, cifra que resulta de restar de los ingresos de cada año una cifra idéntica a la de 2007. Este aumento de los ingresos es producto de la recuperación de la economía tras la crisis 2008-2009, el aumento de contribuyentes, el endurecimiento del terrorismo fiscal y sobre todo del aludido incremento impositivo.

Pero ¿cómo se repartió el botín? En la siguiente tabla se presenta la evolución de los ingresos tributarios no petroleros y de las erogaciones, con énfasis en dos rubros: el Programa Oportunidades de "combate" a la pobreza y los servicios personales.

Ciertamente los ingresos tributarios no petroleros no son los únicos ingresos (aunque sí los que más se modificaron producto de las reformas de 2007 y 2009), ni estos ingresos están exclusivamente destinados a financiar los dos rubros que elegimos del gasto. Pero si consideráramos todos los ingresos, ello no alteraría la esencia de lo que este ejercicio ilustra. Y ¿qué es lo que el ejercicio ilustra? Que el aumento de los ingresos del Estado mexicano no sirvió para mejorar los ingresos de las personas más pobres, sino los de la burocracia.

El programa Oportunidades es el principal instrumento mediante el cual el gobierno dice combatir a la pobreza (en realidad la cultiva) y tiene –supuestamente- 25 millones de beneficiarios. El rubro de servicios personales no es otra cosa que los sueldos de los poco más de 900 mil burócratas federales y las prebendas (sobre todo de alta burocracia), que van desde los seguros privados de gastos médicos y los vehículos (blindados o no) que se les asignan, hasta el pago de sus servicios de telefonía celular, gasolina, comidas, sueldos de sus muchos "ayudantes" y guaruras, viáticos y una larga etcétera de privilegios.

Mientras que el monto de Oportunidades creció en un 61% entre 2007 y 2011, los servicios personales lo hicieron en 65%. Es decir, el botín del atraco fiscal 2007-2009 tuvo como propósito y resultado central beneficiar a la burocracia y en particular a la alta burocracia.

Pero, puede objetarse, como quiera que sea el incremento del gasto Oportunidades no puede desdeñarse. Pues no puede desdeñarse pero es mucho menos significativo de lo que aparenta, si se considera la proporción de las erogaciones de ese programa y de los servicios personales representaban en 2007 en comparación con 2011.

En 2007 el gasto en Oportunidades representaba el 3.67% de los ingresos tributarios no petroleros y para 2011 no había crecido ni un punto porcentual: representó el 4.57%. En cambio, el rubro de servicios personales que en 2007 representaba el 33.85% de los ingresos tributarios no petroleros para 2011 ya había ganado en su participación casi 10 puntos porcentuales: 43.31% ¡De esto se trató la "Reforma Hacendaria por los que Menos Tienen"!

Ahora bien, lo que denominamos como rubro de "resto del gasto" y que en 2007 representó el 62.47% de ingresos tributarios no petroleros y en 2011 el 51.12%, ¿es caso el famoso "retorno"?, ¿lo que los políticos devuelven a los contribuyentes en la forma de servicios públicos? y ¿no es acaso esto algo bueno o cuando menos "de lo perdido, lo que aparezca"?

En modo alguno es algo beneficioso para los contribuyentes y por cuatro razones:

1. Desde el punto de vista moral es inaceptable despojar de sus ingresos a las personas, aunque luego se les "devuelvan" (incluso bajo el supuesto fantástico de que lo devuelto es idéntico a lo despojado).

2. El sentido de quitarnos para luego devolvernos o "compensarnos" no es otro que el hacer de los contribuyentes limosneros de su propio dinero.

3. El uso que los particulares hacen de su dinero siempre es más eficiente que el uso que cualquier burócrata pueda darle, tanto desde el punto de vista de los intereses del dueño de un ingreso como el de las demás personas, que se ven beneficiadas con la utilización que él hace de lo que le pertenece.

4. Este rubro en realidad no es sino otra fuente de enriquecimiento –con el esfuerzo ajeno- de los políticos. La obra pública suele otorgarse a contratistas gracias a sobornos o "comisiones" o bien a empresas que en realidad son propiedad de políticos a través de prestanombres. Los diversos servicios contratados y los bienes adquiridos se hacen normalmente con sobreprecio, para aumentar la "comisión" para los gobernantes o las ganancias de sus empresas proveedoras operadas con prestanombres. Y en el peor de los casos, cuando los políticos no obtienen un beneficio económico, mediante el gasto afianzan sus clientelas políticas.

La reforma fiscal que ahora los políticos maquinan no busca otra cosa que las anteriores: que el Estado lo despoje a usted de una mayor parte del producto de su esfuerzo. Eso es lo que ellos quieren.

Y… ¿usted va a permitirlo?