En defensa del neoliberalismo

Socialismo: El fracaso que triunfa ( Parte 1 )

Ricardo E. Calvo MD PhD

Mucho se ha escrito acerca del socialismo. El socialismo es una de las ideas más populares que se hayan propuesto.

Como socialismo se ha considerado el control centralizado de poseer o disponer de los medios de producción por organismos estatales. En el Siglo XXI algunos autores han extendido la idea del socialismo a comprender todo sistema de agresión institucional al libre ejercicio de la función empresarial.

Es difícil dar con una creencia que haya moldeado tan profundamente el pensamiento político y económico mundial en el siglo XX. Basta considerar que la religión musulmana contó en un momento con un 20% de la humanidad y al cristianismo le llevó unos 300 años evangelizar al 10% del mundo mientras que en solo 150 años el socialismo (y sus variantes) era parte de la vida de un 60% de los habitantes del globo.

Para muchos que lidian con ideas y pensamientos políticos el socialismo sigue constituyendo una idea atractiva, romántica y hasta cierto punto seductora.
El socialismo promete a las masas el cielo en la tierra, poder navegar por el mar de la felicidad sin dejar de humillar a aquellos que han sobresalido por sus cualidades, inteligencia y trabajo fructífero.

A pesar de los repetidos fracasos históricos logrados por la doctrina socialista estos no dejan de ser un incentivo convincente para su rechazo total por parte de los pueblos sobre todo en América Latina, Africa y Asia aun después del ejemplo sufrido por Europa Oriental durante varias décadas y visto claramente hace ya unos 19 años.
Debemos indagar si el fracaso económico, político y social del socialismo se ha manifestado solamente en las regiones, sociedades y/o países donde se ha impuesto por la fuerza y bajo la hegemonía del Estado generalmente dirigida por partidos políticos únicos.

Por lo tanto, nos planteamos el siguiente interrogante: ¿Han existido ocasiones cuando y donde el socialismo se convirtió en el sistema por el que se gobernaron VOLUNTARIAMENTE cierto número de personas o comunidades?

Al ser positiva la respuesta, abordaremos ciertos aspectos de estas experiencias históricas e indagaremos cuáles fueron las raíces de tales experimentos sociales, sus desenvolvimientos y sus recuentos con el fin de observar en el “laboratorio humano espontaneo” la prognosis que conlleva todo sistema socialista.

Desde finales del siglo XVII hasta casi nuestros días podemos enumerar cuatro ocasiones en que el socialismo voluntario surge, se desarrolla y se auto desploma por la libre decisión de los participes sin ninguna intervención directa o forzosa por parte del Estado.

Colonizadores americanos del “Mayflower”

Comencemos nuestro recuento con el viaje de los colonizadores de Nueva Inglaterra (Plymouth) llegados procedentes de los Países Bajos en 1620. Estos habían logrado obtener el apoyo y prestamos de inversionistas ingleses para financiar el inicio de una colonia en el nuevo continente.

Los acreedores del financiamiento insistieron que al establecerse en el Nuevo Mundo todas las riquezas que lograran fuesen producidas y disfrutadas como comunidad para el beneficio de ellos y de los colonizadores.

Esta conformidad fue expresada en el pacto firmado todavía abordo de la nave “Mayflower” que los había traído a las costas de la futura Nueva Inglaterra el 21 de diciembre de 1620, antes de echar pie en tierra.

Gran parte de la epopeya de los primeros tiempos de estos colonizadores ha quedado plasmada en el libro “En la Plantación Plymouth” escrito por el segundo gobernador de la colonia William Bradford.

Los primeros inviernos fueron inclementes y las cosechas de 1621 y 1622 fueron pobres y solo sirvieron para satisfacer las necesidades alimenticias más básicas por pocos periodos de tiempo.

Durante estos dos primeros años los colonizadores habían estado organizados bajo el sistema comunitario en el cual “todos los beneficios obtenidos por trueque, pesca, agricultura, etc., debían ser considerados como bienes comunes y cada miembro podía disponer de ese fondo común para satisfacer sus necesidades material” de acuerdo a los relatos de W. Bradford.

Bradford también nos describe en su libro que durante los años 1621 y 1622 “los hombres jóvenes que podían hacer frente a las tareas más arduas se quejaban que el fruto de sus labores eran concedidos y distribuidos entre las esposas y e hijos de otros de más edad y de menor capacidad laborar”.

Y continua: “los individuos reciben las mismas raciones de comida sin relación a su nivel de producción y a ningún residente se le permite que cultive sus propios alimentos” añadiendo que el “sistema imperante durante 1621 y 1622 daba origen a confusión y malestar retardando las posibilidades de emplear debidamente los recursos que hubieran beneficiado a cada uno de los miembros”.

En su libro el gobernador llega a comentar que: “el sistema económico imperante era una maldición” dentro del cual “hasta los miembros más comedidos de la colonia llegaron a sentir falta de respeto por los demás y en general permeaba una atmosfera de injusticia y de esclavitud”.

En más detalle Bradford reporta que “los colonizadores dedicaban más tiempo a robar comida…” (“resolver” en el argot popular dentro de la Cuba actual) “…que a cultivar la tierra”, lo que provocó que los colonizadores se sintieran descontentos y con animosidad entre ellos mismos.

Hay que puntualizar que el malestar descrito por Bradford se debía a los pagos que había que enviar a los inversionistas ingleses en Londres, sino a las desigualdades en los beneficios con que eran retribuidos por sus esfuerzos los miembros de la colonia incipiente.

Pero algo sorprendente sucedió en 1623. A partir de ese año las cosechas fueron esplendidas y es la razón por lo que los colonizadores celebraron la nueva buena y dieron gracias por sus logros el 9 de Agosto de ese año instituyendo informalmente el Día de Dar Gracias que todavía se conmemora en los Estados Unidos a finales de noviembre.

¿Qué medida fue adoptada por la comunidad que logró transformar radicalmente la situación material de la colonia de una año para otro?

Permitamos que Bradford nos conteste estas indagaciones con las siguientes palabras:
“Empezamos a pensar y considerar cómo podríamos obtener una cosecha mayor y no tener que languidecer en la miseria…después de un debate largo y extenso los miembros de la comunidad decidieron que cada familia y/o persona acordaría cuánto cosechar de una manera independiente y a cada familia se le adjudicó una parcela de tierra proporcional al número que la constituía”.

Bradford continua su explicación: “esta medida tuvo un éxito magnifico y convirtió a cada miembro de la colonia en una fuerza productora y en 1623 se obtuvo mucho más grano que el que se había obtenido anteriormente librándose el gobernador de grandes problemas”.

Y añade: “las mujeres acudieron voluntariamente a ocuparse de sus tierras y llevaban con ellas a sus pequeños quienes antes, bajo el sistema comunitario, alegaban que no poseían las fuerzas o destrezas para tales tareas y el obligarlas entonces hubiera sido interpretado como tiránico y opresivo”.
“Ahora la cosecha ha terminado (1623) y en vez de hambre Dios nos ha otorgado abundancia…y en lo que se refiere a grandes necesidades o hambre no ha existido desde ese día”.

El milagro que había transformado a esta colonia totalmente aislada en las costas que hoy son parte del estado de Massachusetts sin participación alguna en un comercio globalizante no es otro que la institución de la propiedad privada y demuestra que la estructura socialista sin la intervención y la hegemonía opresiva del Estado es rechazada voluntariamente y remplazada por aquella donde cada ser humano es libre de buscar y encontrar la realización de sus sueños y ambiciones.

Robert Owen y la “Nueva Armonía”

Pasemos en la historia al año 1800 y hagamos un pequeño recuento de la empresa acometida por el Sr. Robert Owen en el estado de Indiana de los Estados Unidos.
Después de la Revolución Francesa hubo un periodo de recogimiento por parte de las fuerzas socialistas durante la hegemonía del Imperio Napoleónico en Europa y surge de nuevo el esfuerzo que esta vez lo lleva a cabo un industrial escocés de nombre Robert Owen.

Robert Owen

Owen nació en Gales (Gran Bretaña) en el año 1771 y comenzó a trabajar desde temprana edad en los hilares ingleses y más tarde se convirtió en gerente de uno de los más importantes de su época en Manchester (1794). En 1800 se traslado a New Lanark (Escocia) donde adquirió e impulso el desarrollo de sus propias fabricas de tejidos.

Con el fin de dar a conocer sus ideales Robert Owen se aventuró en 1816 a pedirle personalmente al Parlamento Inglés que las condiciones existentes en las fabricas fuesen modificadas y propuso la fundación de “Villas de Cooperación” que consistirían en comunidades donde los ciudadanos estarían libres de la competencia, obtendrían auto abastecimiento y sobrepasarían otros males como la ignorancia y la desigualdad económica que siempre habían abatido a los seres humanos. En 1819 el cuerpo legislativo ingles aprobó leyes que contenían algunas de sus ideas laborales.

En 1825 decidió emigrar a los EE.UU. para dedicar todos sus esfuerzos y bienes a fundar una comunidad constituida por miembros totalmente voluntarios en la que se forjaría un “nuevo hombre”.

En la primavera de ese año (1825) Owen ya en los EE.UU. pronunció un discurso en Washington D.C. donde anunció sus planes para “redimir al mundo”. Su audiencia estaba constituía por los miembros del Congreso norteamericano en reunión conjunta, el entonces recién elegido Presidente John Q. Adams, los miembros de la Corte Suprema de los EE.UU. y todos los miembros del gabinete de la nueva administración que comenzaba su mandato.

En este pronunciamiento Owen invitó a todos los que así lo desearan a incorporarse voluntariamente a su acometida de iniciar una nueva comunidad que funcionaria bajo principios “socialistas” en los terrenos que había comprado con sus propios bienes recientemente a una secta comunitaria luterana conocida como los “Rappites” en Indiana y que se llamaría “Nueva Armonía” ubicada en el estado de Indiana, EE.UU.. Owen pudo reunir un grupo de alrededor de 800 miembros que incluía a individuos de gran prestigio en sus profesiones.

Nueva Armonía

Al llegar a Indiana y ya establecido en la nueva comunidad Owen declaró: “He venido a iniciar un nuevo sistema social, a cambiar al existente plagado de ignorancia y avaricia por uno que unirá a sus miembros y reemplazara toda competencia entre ellos. Este nuevo sistema nos llevara a un estado de virtud y felicidad que aunque intentado en el pasado llegara a ser una realidad y será imitado por todas las sociedades y países”.

Anunció de inmediato la Constitución que regiría en “Nueva Armonía”, nombro a un Comité Gobernante Interino y decidió regresar a Inglaterra a ocuparse personalmente de ciertos negocios dejando a su hijo mayor como su representante.

Muchos de los integrantes de la comunidad que habían respondido a su llamado no evidenciaron desde un principio que estarían tan dedicados como Owen a sus ideas sino más bien que habían sido atraídos por la promesa de obtener alimentos y habitaciones gratis. En los pasos iniciales Owen obtuvo la ayuda de W. MacClure, escocés acaudalado residente de Filadelfia, quien contribuyó con sus bienes a financiar el aspecto educacional de la nueva iniciativa social.

Poco después en el periódico de la comunidad llamado “La Gazzete” apareció un reportaje en el que se menciona que las actividades destinadas a la fabricación de productos para consumo interno estaban funcionando muy bien pero solamente “jabón y goma de empaste” se producían en cantidades que sobrepasaban la demanda.

Durante su existencia la nueva comunidad obtenía gratis las medicinas, los alimentos básicos, la educación de 130 niños y entretenimiento que consistía de conciertos ofrecidos sin costo 2 veces por semana.

En mayo de ese año se produjo un cisma dentro de la comunidad y dos nuevos grupos se establecieron fuera del perímetro de la misma con la ayuda de su antiguo socio MacClure, quien se había desviado de los objetivos iniciales asignados al mismo como encargado de la administración educativa de la comunidad hasta entonces.

Estos grupos abandonaron a Owen debido a varias razones, entre ellas las restricciones en cuanto procurar e ingerir bebidas alcohólicas, la intransigencia de Owen de permitirles decidir la forma de las construcciones donde se albergaban y al aislamiento de los niños de la vida familiar dentro del régimen imperante de guarderías.

A pesar de estos acontecimientos y coincidiendo con la fecha del 4 de julio de 1826, Owen dio a conocer su “Declaración de Independencia Mental” expresando: “Les digo que el hombre hasta este momento ha sido un esclavo de una trinidad malvada que ha infligido grandes daños mentales y físicos a toda la raza humana. Me refiero en concreto a la propiedad privada, a la existencia de la religión y la institución del matrimonio”.

Estas palabras no fueron bien acogidas por los comunitarios y ya para esa fecha los campos estaban abandonados, la producción agrícola se encontraba en ruinas, las cercas se habían deteriorado considerablemente y la realidad del fracaso se había hecho evidente.

En Agosto de 1826 los miembros que todavía permanecían en la comunidad acordaron despedir a los administradores, reemplazándolos con un triunvirato y en enero de 1827 Owen no tuvo otra alternativa que parcelar las tierras y venderlas.

De inmediato, pequeñas tiendas privadas abrieron sus puertas y el sistema comunitario desapareció. Ese verano Owen regresó a Inglaterra para no retornar jamás a los EE.UU., no sin antes haber declarado que su empresa había sido un éxito.

Para entonces todos sus hijos habían emigrado a los EE.UU. y permanecieron en Indiana llegando a ser figuras de relieve en dicho estado dentro del sistema económico y social de la libre empresa.

Robert Owen había probado que las condiciones sociales benevolentes dentro de las cuales había intentado formar al “nuevo hombre” en la “Nueva Armonía” no producen “buenas personas” aun cuando estas participen voluntariamente sin la presencia de la fuerza estatal y demostró el error de intentar cambiar la verdadera naturaleza del ser humano.

Se le adjudica a Owen el uso formal de la palabra “socialismo” para designar a esa doctrina, que tapizada por una gama variada de adjetivos, todavía conquista la mente de los pueblos al prometerles que bajo su hegemonía obtendrán la segunda realización del paraíso terrenal.

FIN DE LA PRIMERA PARTE....